Comienzan a llegar al país caribeño, las fuerzas de seguridad de Kenia para encabezar la “misión de paz” conducida por la ONU y Estados Unidos. Los antecedentes que recuerdan a la MINUSTAH.
Redacción
Días atrás, la Organización Naciones Unidas (ONU) y Estados Unidos anunciaron que comenzarán a construir las instalaciones para albergar a los efectivos de la misión de seguridad keniata, que llegará a Puerto Príncipe – Capital de Haití -, para auxiliar a las fuerzas de seguridad se ese país hermano, en lo que se denomina la “lucha contra las bandas criminales”.
Según reportan las autoridades haitianas, tales bandas dominan gran parte de la Capital y algunas regiones del país. Desde Estados Unidos, comunicaron que los distintos efectivo s que estarán afectados a la misión, comenzarían a llegar ala isla a fines de mayo; y constará de aproximadamente 1.000 agentes de Policía keniatas recibirán apoyo logístico y financiero del Pentágono por un total de 200 millones de dólares en materiales y equipos.
La ONU comunica que tanto Puerto Príncipe y su región metropolitana siguen siendo el epicentro de violencia, ya que en esta zona se concentran ocho de cada diez víctimas. Según la organización, en el primer trimestre de 2024, más de 2.500 personas han muerto o sufrido heridas graves en Haití por incidentes violentos vinculados a grupos armados. Además, se estima que 360.000 personas se han desplazado de sus hogares a causa de la escalada de los últimos meses.
La ONU y Estados Unidos, viene hace varios meses solicitando asistencia para la fuerza multinacional y respuesta humanitaria. En principio, la encabezada por Kenia debería desplegarse rápidamente para ayudar a la policía nacional de Haití a enfrentar a las pandillas.
Dicen también que el objetivo del despliegue inicial es comenzar a brindar ayuda a los haitianos y convencer a los legisladores y donantes estadounidenses para que proporcionen el financiamiento necesario, porque el objetivo es ir desplegando fuerzas en distintas fases según evolucionen los acontecimientos.
Estados Unidos, admitió que si bien hay varios países que ofrecieron personal, el desafío es el financiamiento. La ONU comunicó que el fondo fiduciario para la misión actualmente tenía sólo 18 millones de dólares; y que los mismos habían sido aportados por Canadá, Francia y Estados Unidos. Entre los países que pusieron personal a disposición están Bahamas, Bangladesh, Barbados, Benin, Chad, Jamaica, Kenia y Surinam. El Gobierno de este último, precisó que también se desplegará en Haití con sus fuerzas militares para colaborar con la seguridad de dicho país en el proceso de transición.
Asimismo, todo este despliegue de fuerzas internacional se está desarrollando en el marco de discrepancias en el seno del Consejo Presidencial de Transición haitiano a solo ocho días después de su puesta en marcha. Recordemos que a finales de abril el presidente Ariel Henry, tras la presión internacional y de fuerzas haitianas, renunció a su cargo.
Por otra parte, en Haití, grupos políticos aseguran que la intervención que pretende encabezar Estados Unidos hará más compleja aún la situación del país. Una de las caras más visibles de esos grupos es el politólogo haitiano Jeffers Pierre LaCroix.
Tales consideraciones tienen asidero en un antecedente reciente y concreto para la vida del país hermano. Entre 2004 y 2017, el país estuvo prácticamente intervenido por la denominada Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (MINUSTAH, según se la nombra en ese país). De la misma participaron cerca de 7.000 efectivos militares provenientes de dos decenas de países – entre ellos Argentina -.
Sobre dicha misión pesan diversas acusaciones de violaciones de los derechos humanos que incluyeron la explotación sexual, violaciones, asesinatos arbitrarios y una permanente intervención política sobre un proceso que – paradójicamente – intentaba colaborar en la paz y seguridad de ese país para que su población pueda reorganizarse.
Recordemos, además, que el proceso de pacificación fracasó como tal. Tras la partida de la MINUSTAH, la escalada de violencia no se detuvo en Haití. De hecho, el presidente electo tras aquella transición, Jovenel Moïse, fue asesinado en 2021.
Aunque la actual misión no estará integrada en principio por cascos azules, sino por fuerzas de seguridad internacionales, nada garantiza que los resultados sean similares a los de la oportunidad anterior.
Fuente: ONU / TeleSur / Miami Herald / The Conversation.