El MOU del gas de Vaca Muerta firmado con Brasil, despertó automáticamente la reacción del sector industrial nacional. Es simple, el gobierno vecino postula la necesidad del insumo para potenciar la industria con bajos costos; y justamente, es lo que se reclama desde nuestra PyMEs hace muchos años.
Redacción
La reacción del mediano y pequeño empresario industrial al conocerse los lineamientos generales del Memorándum de Entendimiento (MOU) firmado con Brasil durante el pasado fin de semana, era esperable. Uno de los problemas del sector PyMe es el altísimo costo de la energía y al mismo tiempo la poca disponibilidad del insumo.
No hay un sólo fabricante pequeño y mediano que no recuerde que la paciencia que se les pedía años atrás, sería compensada con creces cuando Vaca Muerta entrase en producción. Se prometía energía abundante y barata, expansión del mercado interno y por ende de la capacidad industrial instalada; e incluso política de exportaciones para las cadenas mejor posicionadas en términos de competitividad respecto del mercado internacional.
Años y gobiernos han pasado y la industria no arranca. Todo lo contrario: retrocede. La gestión Milei por otra parte, anticipó antes de asumir con fuerte impronta que generaría el vaciamiento del sector a partir de la apertura de la importación, el encarecimiento de insumos estratégicos, como la energía y los combustibles.
La “Patria Petrolera” sin embargo está de parabienes. El MOU con Brasil consiste en la exportación para 2030 de 30 millones de metros cúbicos diarios a través de cinco gasoductos. Los argumentos del propio gobierno brasilero fueron que el vínculo comercial con nuestro país, permitiría reindustrializar al gigante continental, bajar significativamente el actual costo energético, generar empleo y favorecer el acceso a gas abundante y barato para su propia población.
Las perspectivas son muy buenas para el pueblo hermano; al tiempo que no son nada prometedoras para nuestro pueblo: el gas con el que Brasil reformará su actual entramado industrial y su nivel de vida medio será argentino. Mientras tanto, nuestra matriz fabril se desploma en caída libre, y la calidad de vida de las familias argentinas cae estrepitosamente semana a semana.
Desde Industriales Pymes Argentinos (IPA), su titular -Daniel Rosato- sostiene que el PyME argentino paga la energía en razón de tres a cuatro veces más que lo que se paga en el exterior. Incluso la propia Unión Industrial Argentina (UIA) manifestó su descontento, ya que el PBI industrial caerá un 10% para fines de año. “Otra pandemia”, pero sin emergencia sanitaria o aislamiento según palabras de alguno de sus miembros.
Rosato, además de reclamar por abaratar los costos considerados “críticos” a nivel local -energía, combustible, fletes, costos laborales, y mayores facilidades para traer insumos importados -, bregan porque al gobierno no se le ocurra terminar con el “cepo cambiario” -dictaminar el libre flujo del dólar-, dado que “quedaríamos a la deriva. Muchos sectores de la industria van a desaparecer y con eso el empleo de calidad”. Recuerda además que las cadenas textil y metalmecánicas ya están “en la lona” desde hace año a esta parte.
Para el sector industrial, “este es el Gobierno de los petroleros, así que harán lo que sea necesario para maximizar sus beneficios”. Lo real es que los “ganadores” están bien delimitados: el Grupo Techint por un lado, dada su participación en la rama hidrocarburífera y sus obras asociadas; más los “potenciales” proveedores del fluido como serían Pan American Energy (PAE) y Pampa Energía.
Un desastre a todas luces que costará varios años de reconstrucción a nivel interno. No hay margen para especulaciones.
Fuente: IPA / UIA / Archivo