Argentina abandonará la denominada “Agenda 2030”. Así lo afirmó la canciller argentina Diana Mondino durante la 79° Asamblea General de las Naciones Unidas, realizada el pasado domingo. El “campo” lo vio como un buen signo, pero para ellos, “mejor que decir es hacer”.
Redacción
La ministra de Relaciones Exteriores y Culto, afirmó el pasado domingo en la Asamblea de la ONU, que nuestro país no se sumará al “Pacto del Futuro”, también denominado “Agenda 2020-2030 “. La canciller señaló en su intervención que muchos de los puntos del acuerdo “son retardatarios de la nueva agenda de Argentina”.
En su discurso en la sede de Nueva York de la ONU, Mondino expresó también que “estos documentos se vienen trabajando desde 2022, con otro gobierno, y el actual gobierno argentino se encontró con negociaciones ya avanzadas”. Agregó que, ante la situación, la actual gestión propuso acciones constructivas que no siempre fueron tomadas en cuenta y eso nos lleva a disociarnos”.
Mondino alegó asimismo que la Asamblea de ONU es un ámbito para que la comunidad internacional reflexiones constructivamente, y que “Argentina está decidida a trabajar en un marco de libertad para los individuos, que puedan tomar sus decisiones y ser responsables de sus acciones bajo reglas de juego parejas para todos”.
Acto seguido, propuso que el camino a seguir es “es el de la libertad económica”, como vector de resolución para los desafíos de la comunidad internacional; y que “el hambre se acaba garantizando más comercio y no menos”.
Por otra parte, afirmó que el desarrollo propuesto, se logra “profundizando el respeto por las instituciones, fundamentalmente respetando el derecho a la propiedad privada”. Agregó también que “cada Estado, en el ejercicio de su soberanía, tiene derecho a interpretar y perseguir con autonomía, teniendo en cuenta las diferentes realidades, capacidades y niveles de desarrollo de cada uno y respetando sus políticas y prioridades nacionales”.
Desde el sector agropecuario, la decisión del gobierno estaría siendo mirada con buenos ojos, ya que la “Agenda 2030” conlleva regulaciones cuya instrumentación es considerada “inviable a muchas actividades productivas”.
El denominado documento del ‘Pacto del Futuro’, mediante el cual se actualizan los lineamientos de la Agenda 2030, propone intensificar las “acciones para hacer frente al cambio climático”, además de “reconocer la necesidad de lograr reducciones profundas, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero, triplicando la capacidad de generación de las energías renovables a nivel mundial”, así como “abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos de manera justa, ordenada y equitativa”.
El documento también especifica la necesidad de “acelerar y reducir sustancialmente las emisiones no relacionadas con el dióxido de carbono a nivel mundial, incluidas en particular las emisiones de metano para 2030”, lo que representa una amenaza directa al sector ganadero.
También se contempla “destacar aún más la importancia de conservar, proteger y restaurar la naturaleza y los ecosistemas para alcanzar el objetivo de temperatura del ‘Acuerdo de París’, entre otras cosas intensificando los esfuerzos para detener y revertir la deforestación y la degradación forestal para 2030, y otros ecosistemas terrestres y marinos que actúan como sumideros y reservorios de gases de efecto invernadero, y conservando la biodiversidad”.
“Nos preocupa profundamente la rápida degradación ambiental y reconocemos la urgente necesidad de un cambio fundamental en nuestro enfoque para lograr un mundo en el que la humanidad viva en armonía con la naturaleza. Debemos conservar, restaurar y utilizar de manera sostenible los ecosistemas y los recursos naturales de nuestro planeta para apoyar la salud y el bienestar de las generaciones presentes y futuras”, determina el documento.
Fue a partir de esto último que se instrumentaron iniciativas orientadas prohibir, de manera tanto directa como indirecta, actividades productivas en vastas extensiones de tierra, lo que va en contra de una parte importante del sector que determina el andar de la producción agropecuaria en nuestro país.
Según la ONU, el Pacto fue confirmado el fin de semana por 193 países miembros de la ONU. Los otros países que decidieron no plegarse fueron Rusia, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte y Bielorrusia. En el mismo se proponen una serie de 56 acciones para hacer frente a los que se denominan como los “mayores desafíos de época”, entre los que se incluyen reforzar la paz en el mundo, el cambio climático y las amenazas de la inteligencia artificial.
Más allá del tribuneo protagonizado por Mondino, y de haber sido entendido como “buen gesto” por el núcleo duro del sector agropecuario, la clave está en que las consignas emanadas por este tipo de acuerdos internacionales, sirven para excusarse por el pasivo ambiental que han dejado y continuarán dejando las potencias industriales y sus grupos empresarios.
En ese marco, limitan las posibilidades de los países que requieren de varias décadas de gobiernos no cipayos – no es el caso del gobierno argentino -, que pueden gestar y llevar adelante un programa industrial y tecnológico que ponga a sus pueblos en situación de equidad y crezca exponencialmente en los niveles de bienestar general.
Argentina, vendiéndole al mundo, harina, aceite crudo de soja, energía o petróleo no logrará esa escalada. Sólo será el trampolín de un puñado de fortunas. Al que dude del asunto, recomendamos, analice la experiencia de las últimas décadas atravesadas por el pueblo nigeriano.
Fuente: MREyCN / ONU / NAP