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Inoportunamente, dos provincias argentinas se disputan las instalaciones para la exportación de GNL, que estarían comenzando a realizar recién hacia fines de 2027. Nuestro país requiere de esa energía más que cualquier mercado internacional. Es urgente que los gobernadores implicados reflexionen.

Por Pablo Casals

Primero haremos un racconto veloz respecto del tema para el que no esté al tanto. De todas formas, en el enlace que está AQUÍ, el lector podrá acceder a unas cuantas notas sobre este asunto.

Allá lejos y hace tiempo, a mediados de 2022, el Gobierno Nacional anunciaba la futura puesta en marcha de un mega proyecto de exportaciones para el gas que se obtiene en Vaca Muerta, acordado con el gobierno de Malasia. Su empresa petrolera de bandera y ex subsidiaria de la British Petroleum, Petronas, en conjunto con YPF pondrían en marcha una infraestructura enorme entre gasoductos, plantas y buques de licuefacción de cara a que ese gas salga desde Argentina al mundo transformado en Gas Natural Licuado (GNL).

La boca de expendio en principio estaría ubicada en Bahía Blanca, aunque en ningún momento se descartó una alternativa o bien, dos terminales de exportación. Aparentemente hay mucho gas.

Durante 2023 el proyecto siguió firme, se comenzaron algunas obras complementarias, y se sancionó una ley específica bastante “rosqueada” por cierto. Tal vez recuerden: se otorgaba a Petronas y posibles asociados, múltiples ventajas; tales como quitas o retiro de impuestos y tasas; no pago de regalías por diez años; la no obligación de satisfacer demanda interna si la autoridad nacional así lo requería; entre otras concesiones. Es decir, un Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) más chico y a medida de los brit…. ¡Perdón! De los malayos.

Tal vez recuerden los saltos de indignación que pegaba la oposición del momento; hoy aliada o en funciones de gobierno – Argentina, papá -.

Bueno… Vinieron las elecciones; ganó Milei; volvió el conservadorismo liberal de la década del ’30; y los que eran buenos pasaron a ser malos y viceversa.

Permítame el lector un comentario al margen: el grado de infantilismo desesperante está a flor de piel a diario en nuestro país. “Buenos contra malos”, “cultura de la cancelación”, “heroicos guerreros de redes sociales”… Una joda total de la que comen todos. Indignante…. Sigo…

Con este gobierno, vino el RIGI para todos los que rayen, mientras al campo le están cocinando un RIGA a través del nuevo ministro de Colonización, Federico Sturzenegger.

Un RIGI que nadie pidió, porque las supuestas grandes inversiones que van a venir, ya tenían todo cocinado y leyes específicas creadas para ellos por el gobierno anterior de los Fernández Massa. Uno de ellos, el de Petronas.

Pero, como sentenciara un amigo de esta Redacción: “acá , boludo no es nadie”. ¿Qué se imagina el lector que pidieron las empresas que ya tenían contratos? “Ahora quiero el RIGI”; ¿qué van a decir?

Lógico, el RIGI, otorga mayores ventajas a las empresas extranjeras que las que otorgó cualquiera de los gobiernos anteriores y sin tanto requisito.

De yapa, el presidente de YPF, el Techint boy Horacio Marín, salió por todos lados a decir que sin RIGI no habrá GNL en Argentina; al tiempo que desde sectores como el minero, salieron a repetir el mismo mantra. Un disparate que no tiene nombre, pero que está sucediendo.

Ahora bien… ¿Qué es lo que se sabe en concreto respecto del contrato con Petronas? En realidad se sabe poco; sólo los grandes números. Pero dada la importancia del asunto, ese “poco” se transforma en mucho.

En un principio, YPF y Petronas planearían una primera etapa de inversión de aproximadamente 10.000 millones de dólares; y que daría como resultado hacia 2027 unos 5 millones de toneladas/año de GNL. Pero, tras una década de progresiones y con inversiones de 50.000 millones de dólares, la producción anual podría quintuplicarse (25 millones de tn/año).

Según dicen los expertos del sector, los ejecutivos, los funcionarios, y los inversores internacionales: el megaproyecto de GNL de Vaca Muerta pondría a la Argentina en el grupo de países exportadores de GNL. Hoy nuestro país es importador de ese derivado fundamentalmente en épocas de mayor demanda de energía como el invierno; y según datos oficiales, el país compra alrededor de 35 buques anuales.

Pero, una vez que toda la infraestructura que planea Petronas esté desarrollada, Argentina podría venderle al mundo, más de 450 buques anuales, por valores a los precios de hoy que superan los 20.000 millones de dólares.

¿De dónde sale la pelea entre Buenos Aires y Río Negro? El trasfondo real lo conocen los gobernadores Kicillof y Weretilneck respectivamente. Desde afuera pare un producto del clásico “divide y triunfarás” impulsado por el Ejecutivo Nacional.

La Casa Rosada varias veces hizo mención a que el ducto, la planta y el muelle para GNL se realizarían en la provincia que mejores condiciones ofrezca en materia de beneficios. Luego sumaron la condición de adherir al RIGI, cosa que Río Negro realizó de inmediato y Buenos Aires no estaría dispuesta a hacerlo.

Luego, cada una de las provincias esgrime sus argumentos. Buenos Aires entre otras cosas, argumenta que hasta el momento, el puerto marítimo asociado a Vaca Muerta es Bahía Blanca. Además, el enclave ya posee sobrada infraestructura operativa y logística; y mano de obra calificada a disposición. Es decir: Bahía Blanca, el Polo Petroquímico y su puerto constituyen una zona con “clima hidrocaburífero”. Todo eso es verdad, y se podrían agregar otras tantas.

Por el lado de Río Negro, los principales argumentos se posan en que parte del gas es rionegrino; que las aguas profundas del Golfo San Matías son ideales para un apostadero hidrocarburífero, que además la cuenta con el Puerto de Punta Colorada con instalaciones apropiadas. De hecho, uno de los oleoductos que se están construyendo, tendrá como destino ese enclave portuario cercano a Sierra Grande. Asimismo, manifiestan que es una gran oportunidad que la provincia tiene para sumar infraestructura, dado el histórico relegamiento de la Patagonia en ese sentido. Hay más argumentos para enumerar. Y también, son todos verdad.

Es decir, las dos provincias dicen verdad

Pero hay algo que no discuten, y probablemente no les importe: 7 de cada 10 argentinos tienen dificultades para alimentarse; 6 de cada 10 argentinos en edad de trabajar, o está desocupado, o posee un trabajo precario y mal pago; o bien está registrado pero su ingreso tampoco alcanza.

En las últimas dos semanas se conocieron entre informes oficiales y privados, al menos una docena de estudios que marcan que la industria cae en picada y aumenta en forma muy acelerada el desempleo y la informalidad laboral.

¿Qué se quiere decir con esto? Que en nuestro país falta que se movilice y duplique el sector industrial porque es la actividad que demanda mano de obra constantemente y paga los mejores sueldos. Para ello, además de vender, necesitan producir; por ende, requieren de energía barata y abundante.

Ese gas que quieren licuar no irá a abastecer la industria nacional. Lo hará para las industrias de otros países y será dispensado por los británicos.

Por último y para cerrar.

Me dicen que hay mucho gas en serio ahí. Que incluso desarrollando todos los vectores necesarios, sobraría gas que habría que ventear (quemar). Bueno, entonces cual sería el problema en que ambos puertos mencionados posean la infraestructura para operar, y a la vez lo hicieran complementariamente.

Uno y otro distan a menos de 700 kilómetros de distancia. Pensando con el criterio de desarrollo con equidad, sería la vía correcta. De paso Río Negro incorpora instalaciones y tecnología; y Buenos Aires podría acondicionar lo que tiene.

En fin… Eso de actuar conjuntamente no le interesa a ninguna de las partes. Se ponen al país en la boca, pero a la hora de ejecutarlo, proponen la condición de colonia.

Saluden al GNL que se va.

Fuente: PEN / Gobs. Buenos Aires y Río Negro / Archivo

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