Compartimos una entrevista a Miguel Ángel Barrios, realizada por el colega Flavio Colazo para el diario La Nueva Mañana, y que fuera publicada el pasado domingo. En ella se abordan distintos acontecimientos que atraviesan la esfera global, incluyendo la importancia de las elecciones presidenciales en la República Bolivariana de Venezuela. Lógicamente, ya raíz de los acontecimientos posteriores por todos conocidos, la nota cobra mayor relevancia porque fue realizada en las horas previas al acto electoral.
Por Flavio Colazo
Miguel Ángel Barrios* dialogó en exclusiva con LNM acerca del actual tenso panorama americano convulsionado por sucesos como el atentado a Trump -y la declinación de la candidatura de Biden- en EE.UU. y las elecciones presidenciales en Venezuela. También se expresó sobre temas candentes como las guerras en curso -en Ucrania y Palestina-, a la vez que analizó la irrupción de los nuevos actores políticos como Bukele y Milei.
¿Cuál es la trascendencia y relevancia de las elecciones en Venezuela?
-Sin analizar a los candidatos -porque esto no corresponde sino a los venezolanos- quiero señalar que Venezuela representa -y es- la frontera real con la república imperial de los EE.UU., porque el mar Caribe no es neutral, sino que es un mar norteamericano. En ese sentido, Venezuela al ser un país caribeño, sudamericano y latinoamericano –triple condición que lo hace de una peculiaridad geopolítica única- juega un rol decisivo en lo que refiere la política de militarización de la doctrina Monroe; entonces una implosión de Venezuela significaría la orfandad absoluta de la Amazonia, siendo este territorio el centro neurálgico vital de América del Sur. Desde ese punto de vista es importante en sumo grado que Venezuela logre su autonomía política. Eso creo que es lo que está en juego en las elecciones de este domingo. Creo que una derrota del oficialismo traería consecuencias catastróficas para la Región.
– ¿Qué representa Trump dentro de los EE.UU.? ¿Por qué puede volver a ser presidente alguien tan controversial como él?
-Para empezar a dimensionar a Trump, primeramente hay que dimensionar a los EE.UU. Toqueville decía que los EE.UU. más que una nación son una ideología, es decir la ideología que trajeron los puritanos de la nueva Inglaterra, y que se impuso como el ethos, o consenso nacional fundante, de los EE.UU. -anglosajón, blanco, calvinista y protestante-; esto a hoy se lo traduce vulgarmente en lo que se llama la “supremacía blanca”. Estos conceptos fundantes fueron los que construyeron las 13 colonias atlánticas y las que luego de la intestina guerra de secesión -a mediados del siglo XIX-, en su expansión hacia el este, construyeron el Estado continental industrial bioceánico, volviéndose así la primera potencia industrial fuera de Eurasia.
¿Ese consenso fue una visión geopolítica a largo plazo?
-En verdad funcionó más como una teología que como una geopolítica, porque dicho ethos se sustentó en que EE.UU. es el nuevo Israel, una nación designada por Dios para conducir los destinos de la humanidad; entonces esta nación fue la que llevó cabo la expansión y conquista de vastos territorios mexicanos, luego la expansión hacia el Pacífico -Filipinas, Hawaii-, y más tarde, con su irrupción mundial en las dos guerras, se volvió un actor global. Sin embargo, su actuación en las guerras no los volvió (a los EE.UU.) un imperio militar global; sí dominó varias esferas, la esfera económico/financiera a través de su moneda, el dólar; la científica/tecnológica en el campo automotriz, la cibernética y la tecnológica; logró una revolución en el campo militar con la bomba atómica; también una revolución en el campo de la política en tanto mostrar un estado que conforma un sistema privado/público; y por último una identidad cultural que conformó y movilizó a los EE.UU. como nación.
Ahora, esta identidad entró en debilidad con la guerra de Vietnam cuando el tronco protestante/anglosajón/calvinista comenzó a entrar en minoría ante el multiculturalismo debido a la gran inmigración hispano/afro/latina. Y todo esto fue conformando un gran caldo de cultivo para el nacimiento y florecimiento de una gran violencia `política que pareciera estar a punto de estallar de un momento a otro -y que ya se ha visto manifestada, por ejemplo, en la salida de Trump de la presidencia- y que se observa en la gran cantidad de organizaciones terroristas internas que están presentes en los EE.UU. –la mayor cantidad del mundo-, entendiendo por terrorismo a los actos de violencia para alcanzar fines políticos, y que desconocen al Estado federal.
¿Y cómo encaja la figura de Trump en ese mapa de conflicto?
-En este estado de violencia Trump representa a aquella fundante América primera -que se resiste a entrar en una condición de minoría- asumiendo las posiciones de la “supremacía blanca”; pero al mismo tiempo presenta la contradicción de que al ser -muy posiblemente- el futuro presidente de los EE.UU. en momentos de cambio de polaridad, con la tercera guerra mundial en curso, en la que EE.UU. corre peligro cierto de perder su supremacía, se vea obligado a ser un actor “globalista”.
Trump y Argentina
¿Por qué Milei aboga por un triunfo de Trump? ¿Qué beneficios espera recibir del candidato republicano?
-Hoy los argentinos nos encontramos siendo gobernados por una administración que practica un seguidismo acrítico de las posiciones estadounidenses, y mostrándose de ese modo Milei especula con que -ya presidente- Trump le confiera algún tipo de sustento para su esquema de gobierno y cierto apoyo en el marco internacional en el cual se referencia.
¿Ahora, cómo se entiende que Trump también genere esperanzas en algún que otro sector peronista -como, por ejemplo, el que representa Guillermo Moreno-?
-Ya en el caso de algunos actores del movimiento nacional y popular -que desean la victoria del republicano- su esperanza se funda en una visión basada en la incomprensión de las diferencias entre los nacionalismos imperiales -como lo es el caso de los EE.UU.- y los que están presentes en el resto de países en búsqueda de su liberación; en consecuencia razonan -de modo simplista- que como Trump es nacionalista se parece a Perón; quien fue un líder nacionalista de un país que pretendía alcanzar la liberación de Argentina y la Región-.
Así especulan con que el republicano no va a intervenir en las políticas internas de los demás países -como Argentina-; y ya hemos visto -en su gobierno- cómo se ha comportado Trump en el ámbito global; quiero decir, apoyó al golpe de estado en Bolivia y al intento de golpe en Brasil; dio de baja a Suleimaní –quien en Irán tenía un rango cuasi presidencial- y rompió todos los tratados con la nación persa; y además apoyó al “experimento” Guaidó en Venezuela. Lo que no se comprende –o termina de comprender-, desde ese sector de nacionalistas argentinos pro Trump, es que EE.UU. es un sistema plutocrático en el cual las diferencias políticas son internas y que a nivel política exterior no existen diferencias: se trata de lograr el dominio global a cualquier precio.
Imagen de Bukele y panorama latinoamericano
–¿Cómo se podría entender la atracción de diversas miradas que ejerce Nayib Bukele desde su presidencia en El Salvador?
-La figura de Bukele atrajo las miradas mundiales debido a las polémicas políticas de seguridad implantadas desde su gobierno. Claro que el caso de El Salvador es intransferible –por ejemplo hacia Argentina- toda vez que dicho país cuenta con una población total de 6 millones de habitantes –menos habitantes que la provincia de Buenos Aires-. Además, su problemática de seguridad está vinculado a las pandillas y no a clanes del narcotráfico de magnitud importante -como los Cantero o Alvarado en Rosario-. Creo que Bukele no es un ícono de la lucha contra la inseguridad que pueda tomarse como modelo.
– ¿Cómo se explica que la anarco/capitalista Liz Truss fuera rápidamente expulsada del sistema político del Reino Unido –sin que nadie en el mundo le prestara la menor atención- y Milei consigue intentar afianzarse luego de 7 meses de brutal ajuste? ¿El Presidente argentino realmente llama atención entre los dirigentes del mundo?
– Este ejemplo que usted me cita –Liz Truss-, junto a otros varios –Trump, Bolsonaro, por ejemplo- forman parte de las denominadas “nuevas derechas”, que bien pueden ser parte de una moda. En Europa creo surgen desde un sentimiento anti globalizador contra la inmigración y contra la guerra en Ucrania. Yo pienso que Milei acá ha logrado dar una sensación de “esperanza” en el vacío en razón de la crisis profunda del peronismo –desgarrado hoy entre el progresismo y el pejotismo- y esto hace que el electorado argentino se encuentre sin faros que lo guíen. En cuanto al “alcance” mundial de Milei quiero decirle que es solamente acá que se presenta esa idea, en el mundo es tomado más por una rareza que llama la atención solamente por sus excentricidades.
Incidencia de las guerras en curso dentro del orden mundial
-Hoy los conflictos bélicos en los territorios ucranianos y palestinos, respectivamente, parecieran tener una incidencia prácticamente definitiva sobre el futuro próximo inmediato de los destinos del conjunto de naciones del mundo. ¿Cuáles son las principales reflexiones -y/u observaciones- al respecto que quisiera expresar?
-Lo primero que hay que advertir es que ambos conflictos, debido a la globalidad de los mismos, nos pueden alcanzar a nosotros de un momento a otro. Luego hay que decir que ambos conflictos responden a la misma lógica mundial: estamos en una tercera guerra mundial en trozos -como ya lo señaló el Papa Francisco-. Y esta guerra estalló debido a la transición de la unipolaridad militar -que quiso imponer George W. Bush en la posguerra fría- hacia una multipolaridad que tiene como características que las presencias de estados continentales, civilizacionales e industriales -y no ya ideológicos-. Como ejemplos podemos ver el caso de los EE.UU. por un lado y lo de China, Rusia e Irán en el frente euroasiático.
Lo importante -para nosotros- es comprender que para participar de modo favorable en esta multipolaridad emergente primeramente se debe lograr en la región conformar un bloque unido y poderoso. Si no se logra conformar entonces estaremos a merced del dominio de los sectores reaccionarios más radicales como sucede hoy en nuestro país, y como ya sucedió -y puede volver a suceder- en Brasil. Señalo lo de Brasil porque a diferencia del partido de Milei -que es puramente digital- el de Bolsonaro tiene actores fácticos, bases de carne y hueso.
(*) Prof. en Historia. Instituto «Antonio Ruiz de Montoya» (Posadas), Magister en Sociología. Universidad Nacional de Lomas de Zamora (Bs. As.), Dr. en Ciencias de la Educación. Universidad Tecnológica Intercontinental. Asunción (Paraguay), Dr. en Ciencia Política. Universidad del Salvador (Bs. As.). Además, dicta cursos y seminarios en universidades y academias diplomáticas de América latina, Asia, Europa y África, y es autor de más de 30 obras de historia y política de América Latina.
Fuente: Dossier Geopolítico