La Central Hidroeléctrica Yacyretá vuelve a transitar el camino de un nuevo despojo. Considerada una mera «generadora de energía», sólo cumple el rol de peón de turno para negocios de las empresas que han concentrado el mercado energético nacional.
Redacción
El director ejecutivo del Ente Binacional Yacyretá (ENY), Martín Goerling, reveló a última hora, las dos ofertas de capitales privados precalificadas en la licitación para la provisión de tres turbinas en el brazo Aña Cuá, que elevaría en un 10%, la generación media de Yacyretá.
Las seleccionadas fueron IMPSA (Pescarmona) en asociación con la multinacional energética Power China; y la alemana Voith Hydro, líder mundial del negocio hidroeléctrico, quién canalizó su oferta a través de su firma subsidiaria en Brasil. Oficialmente, si bien anunciaron que comienza la etapa de análisis de cada oferta, los referentes del EBY dejaron entrever que el “componente local será tenido en cuenta a la hora de elegir la propuesta”.
Los contrapuntos entre ambos oferentes llegaron hasta la Cancillería argentina. La misma Angela Merkel, objetó el proceso licitatorio a raíz de las irregularidades que presenta IMPSA, en términos de balances, auditorias y solvencia técnica. Desde ésta última – con el guiño gubernamental -, afirmaron que todas esas observaciones y cuestionamientos carecían de fundamento a partir del respaldo como socio solidario de Power China.
El conflicto deja en evidencia otros factores. Primero, las ofertas de inversión rondan los 108 millones de dólares, con una tasa de retorno a veinte años del 15%. Analizando el caso desde una perspectiva de equivalencias, los inversores recuperarán un cincuenta por ciento más, de lo que pueda facturar proporcionalmente Yacyretá a partir del incremento en la generación de energía. Segundo, para Power China, poner el pie en la Central, significa cerrar el círculo de su intervención en el negocio eléctrico argentino: mientras Shell y Pan American Energy (Bullgueroni) acaparan la generación termoeléctrica; los asiáticos lo harían con las “renovables” y las hidroeléctricas.
Debemos además poner en contexto el modelo Yacyretá de los últimos treinta años. Para los neoliberales, sólo es una mera planta generadora de energía, dotada de obras complementarias menores que dejan jugosos dividendos ala hora de impulsar pliegos, licitaciones, adjudicaciones, certificaciones y las compensaciones por “mayores costos”. Para las ideas keynesianas de los años kirchneristas, la mirada giró en torno al desarrollo local y regional.
Sin embargo, ninguno de los dos paradigmas cortó con la “cadena de favores”. Ni uno ni otro, atendieron las grandes obras de infraestructura para la región, que son de necesarias en caso de colapso de la represa. Tampoco estabilizaron y consolidaron una cadena de proveedores de insumos y servicios en la zona; que permitiría la verdadera integración industrial a partir de Yacyretá. Ni siquiera, en sendos convenios con los alemanes – que ahora están intentando esquivar -, se planteó la necesidad de incorporación de tecnología bajo licencia, que permitiera al Estado argentino a posteriori, realizar la correspondiente transferencia de ese conocimiento y sustituir la importación de bombas, turbinas y mano de obra calificada por el “hacer argentino”.
En consonancia, las provincias argentinas directamente implicadas con la Central, no han llevado sus reclamos más allá de los montos y porcentajes de regalías a percibir. Esta actitud; a lo único que ha conducido es a la “jibarización” de Yacyretá; convirtiéndola en una mera “firma generadora”.
Atrás en el tiempo entonces, queda la idea de la Central como madre impulsora de otras plantas hidroeléctricas en la región como son los proyectos Corpus, Garabí y Panambí. Las represas Néstor Kirchner, Carlos Cepernic y Chihuido I en la Patagonia entrarían en el mismo encuadre Mismo destino pareciera esperar para Atucha III, además la cuarta y quinta planta de energía atómica. Algo parecido podemos esperar de la central Carbonífera Río Turbio.
Preparen las velas, fogones y soles de noche. La matriz energética argentina fue destruida y cooptada por multinacionales extranjeras. Todas se reparten nuestros recursos naturales y nuestra soberanía como fichas de un juego de mesa.
Fuentes: EBY / OETEC / Econojournal