Especulan que el Gobierno Nacional cumpla con la promesa de Mauricio Macri de crear un régimen especial aduanero, que libere los mercados pero a la vez equipare precios extranjeros.
Redacción
Amparándose en las condiciones territoriales especiales, un sector de la política misionera hace años que empuja el proyecto de transformar a la provincia en una Zona Aduanera Especial, del mismo modo o estatus que rige para Tierra del Fuego. Durante los años de gobierno de Macri, el proyecto tuvo avances provinciales, pero nunca pudo trascender a las esferas del Ejecutivo Nacional nuevamente. Sin embargo, Closs, Senador por la provincia y vicepresidente de la Cámara en el Congreso, ha manifestado su convencimiento de que el Presidente Fernández concretará el asunto, ante la necesidad de afrontar el año electoral.
Y la moneda de cambio frente al proceso electoral es evidente. El principal argumento de los interesados de que Misiones se convierta en un Área Aduanera Especial, es la condición “especial que la caracteriza al estar rodeada por fronteras con Brasil y Paraguay. De hecho, Closs hizo referencia a la consideración de Rodríguez Larreta hacia la necesidad del proyecto, en el marco de una casual recorrida por la provincia en la “no pero sí” campaña presidencial anticipada. Es decir, el macrismo sigue teniendo en carpeta el asunto.
Por otra parte, lo único que tiene claro es que quieren declarar a la provincia una Zona Aduanera Especial. “Después vemos” (sic) si se la orienta más al consumo o a la producción o a ambas cosas. El otro argumento, es que a partir de las “enormes diferencias de costos estructurales” respecto de Brasil y Paraguay”, la producción, la industria y el comercio misionero se encuentra en medio de una trampa. Más aún cuando Misiones está rodeada regionalmente con mas de 20 zonas francas que existen en los países limítrofes.
¿En qué se diferencian una zona franca de una zona aduanera especial?
En la práctica, en poca cosa. La ley dice que las zonas francas son “espacios en los cuales la mercadería no es sometida al control habitual del servicio aduanero y, tanto su importación como su exportación, no están gravadas con tributos ni alcanzadas por prohibiciones de tipo económico”. Pensadas para bajar los costos logísticos de exportación por las grandes cadenas de valor de la industria internacional, en países como Argentina, primero se hicieron fuertes recibiendo excedentes de productos manufacturados de los centros industriales el mundo, que luego ingresaban al país a precio vil – más bajo de lo que esos productos cuestan realmente -, y mediante el dumping legalizado fueron reventando las industrias nacionales. Obviamente quienes impulsan la creación de estos “espacios” – como el actual Gobierno, y el anterior, y el anterior a ese -, consideran que las zonas francas “fomentan el comercio y la actividad industrial exportadora a través de la reducción de costos y la simplificación de los procedimientos administrativos, ofreciendo, además, incentivos fiscales”. Los resultados, a casi 30 años de su implementación en Argentina, no estarían siendo los postulados, pero la creación de las mismas se sigue impulsando.
En cuanto a las Áreas Aduaneras Especiales o territorio aduanero, es un régimen de beneficios fiscales para las actividades económicas llevadas a cabo en el ámbito de la provincia, y consiste en la reducción al mínimo posible según la ley vigente de aranceles e impuestos nacionales. El ejemplo argentino, como ya se dijo, es Tierra del Fuego a través de la ley 19.640.
Por ejemplo, en un territorio aduanero, si la producción posee al menos un 40% de integración del país, la mercadería es nacional y adquiere libre circulación. Para el caso de la isla, se implementó – y continúa vigente – como sistema de fomento para el poblamiento de la misma y la radicación de empresas. Más allá de todas las críticas que se le pueda hacer, mientras Tierra del Fuego continue aislada del continente, con escasos y costosos puentes logísticos y de comunicaciones, en necesario que siga vigente.
Claramente no es la situación de Misiones. Es cierto que está “acosada” por las diferencias de costos respecto de Paraguay y Brasil. La provincia lo que intenta es achicar esa brecha o igualarla y competir. ¿Por qué?
En principio dos cosas. La primera, formar parte del grueso de los circuitos productivos regionales, pero fundamentalmente que Brasil formalice relaciones comerciales con la provincia. Siempre las hubo, ancestralmente digamos, pero sea en negro o por contrabando, no sirve para un régimen industrial que pretenda cobijar grandes capitales y aumentar el volumen de negocios.
Una segunda cosa, son los proyectos cada vez más concretos de los corredores bioceánicos de América del Sur. De los diez planificados, ocho confluyen antes o después en el puerto de Sao Paulo en el Atlántico, y en los puertos chilenos, peruanos, ecuatorianos y colombianos en el Pacífico.
Si miran el mapa, Misiones está ubicada en un punto estratégico de esa franja: cuenca fluvial del Paraná -río de la Plata; Triple Frontera; rutas, ferrocarril, afluencia turística y territorio en producción. Misiones está al paso de esa infraestructura planificado por Estados Unidos y a la cual, en los últimos años se está sumando China con obras complementarias y/o estructurales.
¿Qué beneficios traerá el sistema para la provincia? A largo plazo no muchos. Si no hay una conducción estatal de la producción, el saqueo hacia la Argentina continuará. El resto es un mundo conocido por los argentinos.
Fuente: Senado Nacional / Econo Misiones / Ámbito financiero