Las multinacionales explotadoras de oro en Argentina tienen “miedo” de que el Gobierno nacional les quite los beneficios fiscales, dado el contexto internacional de altos precios y mejores márgenes de rentabilidad. La cartera de Minería ya está trabajando para disipar esos miedos. No sea cosa que se enojen los ingleses.
Redacción
Los registros de la Secretaría de Minería de la Nación consignan que durante el mes de enero y principios de febrero el precio internacional de la onza de oro, tocó cotizaciones que rozaron el máximo anual. Así, entre los dos primeros meses alcanzó picos entre los 1.900 y 1.975 dólares (una onza equivale a 28,35 gramos aproximadamente).
Según los analistas tanto privados como estatales, los aumentos obedecen a las fluctuaciones inflacionarias del dólar en Estados Unidos, cosa que “aprovechan las empresas”. Las firmas de todas formas comenzaron a desplegar desde hace unas semanas, una serie de medidas de presión, para “atajarse” de que el gobierno nacional lleve adelante medidas similares a las adoptadas con el litio.
Por un lado, el alza de precios favorece a las multinacionales y subsidiarias locales, que a través de la exportación de oro, reúnen más del 56% de las ventas externas correspondientes a la minería. De las 15 empresas que operan en el país, 7 están en Santa Cruz y el resto operan en Chubut, Río Negro y el NOA. Según las firmas – y los reclamos al Gobierno Nacional y las provincias -, el aumento de la cotización del metal, no alcanzan a compensar las “pérdidas sufridas” por las “bajas” cotizaciones del oro entre abril y noviembre pasado, más los incrementos de los costos operativos a causa de la inflación y los problemas de importación de insumos externos.
Así, a llanto partido, alegan el peligro latente contra su capacidad productiva, si es que el Gobierno Nacional a causa de que a actividad tiene altas cotizaciones internacionales, le quite de algún beneficio tal como ocurrió con el litio.
A fines de enero, mientras discutían con Quintela por haber declarado al litio patrimonio estratégico de La Rioja, el Ministerio de Economía dejó sin efecto el reintegro a las exportaciones de óxido e hidróxido de litio, cloruro de litio y carbonato de litio. El argumento utilizado fue que el crecimiento de la productividad, más la alta cotización internacional, aumentaba la rentabilidad de las empresas que explotan en el recurso en Catamarca, Salta y Jujuy; y por tanto los “estímulos” ya no tenían razón de ser.
Las empresas explotadoras de oro resisten la posible medida, argumentando como las del litio el mes pasado, que la quita de los reintegros modifica nuevamente las reglas de juego en el país e “impacta directamente en la competitividad frente a otros países que pueden recibir la inversión minera ya que incrementan la carga impositiva indirecta, al eliminar la posibilidad de recuperar los impuestos pagados a lo largo de la cadena productiva, aumentando los costos”.
Dado que eso dañaría la imagen de la Argentina a nivel internacional, la Secretaría de Minería y los organismos oficiales, se pusieron a trabajar en conjunto con los representantes de las multinacionales, para “aligerar el conflicto”; y que los mismo no perjudiquen la actividad ni “retrasen” el desarrollo de las “futuras inversiones”.
Una reacción lógica y esperable de las multinacionales y del Gobierno semicolonial argentino. El mapa del litio recién se está armando, y hay mejor poder de maniobra. En cambio la cadena del oro posee formato centenario, y es reserva de valor y capitalización para las grandes potencias.
¿Miren si llega a venir un gobierno soberano a comandar el país, y en lugar de tener papel pintado de origen norteamericano en el Banco Central, nuestras reservas consistieran en oro, plata, cobre y demás metales y minerales de carácter estratégico?
Otra sería la historia; ¿no?
Fuente: Secretaría de Minería de la Nación / Investing Consultora / La Opinión Austral