El informe elaborado por las entidades empresariales CIARA-CEC, afirma que la caída de exportaciones en volumen y facturación bruta en 2023, además de las habituales críticas al Ejecutivo Nacional, se deberían al extremo grado de dependencia con las potencias manufactureras que posee la matriz productiva argentina.
Redacción
Según el informe publicado por la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), que refleja desde una mirada del sector los resultados de la actividad durante el mes de junio pasado, las empresas liquidaron la suma de U$S 1.581 millones de dólares en exportaciones.
Dicha cifra representa una baja de 59% en relación al mismo mes de junio del año 2022, y un 62% inferior a la de mayo de 2023. Según el documento, en el primer semestre de, el sector cerealero-oleaginoso perdió valores de ventas al exterior por un 42%. Las entidades representadas en CIARA-CEC, representan un promedio del 48 % de las exportaciones argentinas.
Entre las explicaciones que dan las entidades sobre la disminución de sus parámetros en volumen exportados y su facturación, se encuentran por una parte el impacto de la sequía y la consecuencia de una cosecha gruesa (soja y girasol en este caso) de bajos resultados.
Llama la atención que ante los problemas de la cadena y la consiguiente demanda internacional, los aceites hayan aumentado en forma desmedida en el mercado interno. Seguramente, los precios locales obedecen a que dada la escasez de disponible para exportación, el monto final enviado a la cadena alimenticia, debe compensar el quebranto exportador.
Algo habitual en Argentina. Sucede que si no hubo desabastecimiento de aceite en AMBA, para el Ejecutivo Nacional no existe un problema de oferta en las bocas de expendio. Eso no es “culpa” de la actual gestión, esa práctica, a esta altura, es patrimonio extorsivo de la Nación.
Como era de esperarse, también adjudicaron responsabilidades a la situación macroeconómica nacional – fundamentalmente en lo que respecta a los problemas con el tipo de cambio -. Para CIARA-CEC, el mejor instrumento para que poder comprar los granos a los productores, es el acceso dinámico a dólares para transformarlos en pesos en el mercado interno y poder cumplir los contratos de compra a los productores, independientemente si después la exportación se realiza con los granos en bruto o se venden como subproducto industrial. Es decir, como aceite de girasol, harina de soja, pellets, etc.
Las entidades remarcan que la mayor parte del ingreso de divisas en este sector, se produce con bastante antelación a la exportación siempre y cuando la campaña haya sido regular y la dinámica de acceso a los dólares mantenga criterios estables. Para el caso de los granos es de 30 días, y para los aceites, harinas y demás subproductos la anticipación ronda los 90 días.
Lógicamente, en tanto cadena dependiente de los compradores externos y de los designios de cada temporada de la lógica de la división internacional del trabajo, hacen que tanto las previsiones y las comparaciones carezcan de precisión.
Si bien CIARA-CEC enuncian este argumento con cierta resignación, los factores que enumeran como determinantes de esa situación son certeros: el ciclo comercial de los granos, que depende de diversos y cambiantes factores internacionales en materia de precios; retracción de la oferta; distinto volumen y valor proteico de las cosechas; exigencias fitosanitarias o de calidad de otros países; barreras arancelarias y para arancelarias del exterior; etcétera.
También se dan otra serie de argumentaciones que atañen a lo local. Por ejemplo, se habla en el informe de las “condiciones climáticas”. Hemos hablado en estas páginas de las actuales posibilidades de acceso a la información para prever, modelar y planificar la campaña y los ciclos productivos.
Además, se pone el ojo en los feriados y medidas de fuerza sindicales, como si eso moviera significativamente la aguja de la actividad. Asimismo, se apunta solapadamente al Ejecutivo Nacional: “modificaciones regulatorias”, apuntando no sólo a los tipos de cambio diferenciados e indeterminados, como la “mirada fiscalista” que sólo parece tener el Gobierno sobre el sector y la actividad.
Por último, según las bases del Instituto nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el complejo oleaginoso-cerealero – incluyendo al biodiésel y sus derivados -, aportó en 2022 el 48 % del total de las exportaciones de la Argentina.
El principal producto de exportación del país es la harina de soja (14,2 % del total), que es un subproducto industrializado generado por este complejo agroindustrial, que tiene actualmente una elevada capacidad ociosa cercana al 50%. El segundo producto más exportado el año pasado, de acuerdo con el INDEC, fue el maíz (11 %) y el tercero fue el aceite de soja (6,9 %).
Fuente: CIARA-CEC