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Arena con ingeniería, papá

Aparentemente, uno de los campos industriales que más han evolucionado en las últimas décadas como es todo lo relativo al desarrollo de semiconductores y microprocesadores, se encuentra en una profunda crisis. Eso, tiene preocupado al mundo podría ser una excelente oportunidad para Argentina y soberanía en materia de desarrollo tecnológico y telecomunicaciones.
Redacción
Hace unos meses atrás le dedicamos buen espacio a este tema, y siempres es bueno retomarlo. Desde 2019 se está dando un cada vez más marcada escasez de chips para productos de alta tecnología a nivel mundial. La pandemia y la baja del intercambio internacional, sacó a la problemática de la primera plana; pero el año pasado volvió al ruedo y sin solución de continuidad. Si bien ahora, le indilgan la responsabilidad a la guerra en Ucrania, las excusas fueron variando desde que el problema empezó. Las grandes operadoras del sector argumentan que el mercado de chips está saturado, por los problemas logísticos, agotamiento de stocks, fábricas a todo de producción, etc.
Para los que no están familiarizados, les contamos: un chip es un circuito integrado de milímetros cuadrados de superficie. Muy pequeños. Es una pieza de material semiconductor que generalmente es silicio. Es decir, arena.
Entre los elementos que existen en la tierra, hay básicamente dos clases: los que conducen electricidad y los que no. Entre los conductores tenemos al cobre, el hierro, el oro, por nombrar algunos. Aunque hay casos en que, elementos naturalmente aislantes, con química, ingeniería o ambas aplicadas, pueden transformarse en conductores. Como no lo son en estado puro, natural; se los clasifica como semiconductores.
El elemento que más abunda sobre la faz de la tierra, menos en los trópicos, es el silicio; y se transforma en semiconductor cuando se convierte en dióxido de silicio. O sea en sílice; es decir: arena. En Argentina, salvo en su zona tropical, si hay algo que sobra es arena para poder fabricar microchips y demás componentes asociados.
¿Cuáles son las industrias involucradas? A esta altura casi todas las que generan valor industrial: la industria del automóvil, el sector informático, los artefactos con componentes electrónicos (equipos especiales), y todos los vinculados a las telecomunicaciones (teléfonos, accesorios, etc).
El conflicto bélico en ciernes afecta porque atraviesa al mercado de los metales y tierras raras; así como también gases e insumos químicos que la industria utiliza (paladio, neón). Por supuesto, todos esos productos finales que involucran a las industrias mencionadas, aumentarán su precio; y por ende las dificultades de abastecimiento planetario y otra serie de desequilibrios geopolíticos.
Sin embargo, Argentina tiene en la mano la llave para contrarrestar la situación. Nuestro país, construye satélites espaciales y domina la cadena industrial de la energía nuclear. Con la decisión políticas y la planificación pertinente, podemos construir en un lustro, un complejo que incorpore esa cadena a nuestra matriz industrial.
De esta forma, en la etapa “minera” de extracción del sílice, se otorga la explotación de las canteras a la Dirección General de Fabricaciones Militares; y por medio de INVAP, investigar y diseñar un microchip a la conveniencia argentina; y que para su fabricación se requiere una serie de empresas asociadas en calidad de proveedores.

Fuente: AgendAr / SEGEMAR

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