Tras el anuncio presidencial del 1° de marzo en el Congreso, durante la madrugada de hoy, el personal afectado a la agencia de noticias fue notificado de su dispensa por 7 días. Una herejía de nuestra parte para describir el desguace y el por qué se está cometiendo un delito de Lesa Patria.
Por Pablo Casals
Antes que cualquier cosa que se diga en esta nota:
NUESTRA PROFUNDA SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES DE TÉLAM
TÉLAM ES SOBERANÍA NACIONAL
El tipo avisó desde el Día 1 de su campaña presidencial, y lo confirmó en cada discurso que tuvo oportunidad de mencionar el tema: que iba a cerrar los medios de comunicación dependientes del Estado Nacional, fundamentalmente Télam, Radio Nacional y la Televisión Pública
Arrancó por Télam, la agencia de información pública. Si se quiere la más fácil. “El ciudadano de a pie” no lee Télam; salvo una pequeña minoría que sabe de su importancia o que coincide con su línea editorial de los últimos años; o bien la población movilizada políticamente que – estando de acuerdo o no con la agencia – conoce del rol que la misma debe cumplir.
El resto, “el ciudadano común” desconoce a Télam. Me arriesgo a afirmar que es probable que pocos sepan de su existencia. No pasa lo mismo con la Televisión Pública o Radio Nacional por algo muy sencillo, en la mayor parte de nuestro territorio nacional, por varias décadas, estos medios fueron los únicos posibles de “enganchar”; fundamentalmente la radio.
Pero, claramente, con Télam no pasa lo mismo. Sin embargo, la agencia estuvo presente en sus vidas a diario por casi 80 años. Todo trabajador de prensa que ejerza el oficio profesionalmente, debe tener a la agencia de información estatal como fuente, sobre todo si el tema abordado, refiere al quehacer del Gobierno Nacional.
Dos mangos aparte es coincidir, validar o no con lo que Télam publique. Es información “oficial”, es acto de Gobierno; es la versión de la gestión de turno respecto del tema que informe.
Seguramente a lo largo de su vida los lectores habrán escuchado en los noticieros radiales o televisivos lo siguiente: “Según un cable de la Agencia Télam…”. Vuelvo a arriesgar: prácticamente todos los días escuchó esas palabras introductorias a una información.
Eso mismo, le haya gustado o no lo que escuchó, era producto de Télam y de los trabajadores de prensa que durante casi 80 años hicieron Télam.
La gravedad del cierre de la agencia de noticias estatal es de lesa Patria, porque los medios públicos son los medios del pueblo y para el pueblo. Al igual que Radio Nacional; al igual que la Televisión Pública. No tener agencia de noticias estatal es ceder soberanía a los medios de comunicación privados o bien, a los de otros países.
Como periodista con tres décadas de oficio efectivo, puedo entender que importe poco a la opinión pública lo que estoy diciendo. Pero tengo un equipo de Redacción atrás, al cual debo marcarle cada día de qué se trata la rigurosidad en periodismo: es más importante saber qué dice el Gobierno de lo que pasa con la energía (o con la industria, el transporte, el campo), y comparar esos dichos con los datos de la realidad (y por ende otras fuentes); que tener el teléfono y hacer “off’s” con el funcionario a cargo. Hablar con el ministro es importante; pero lo necesario para el interés informativo del pueblo de la Nación, es lo que el funcionario hace.
Para ir cerrando, una serie de consideraciones. Si la dinámica de avance sobre los medios públicos continúa, la información oficial como tal se terminará. Lo más cercano a eso será el Boletín Oficial – fuente también esencial – y lo que emane de los distintos “prenseros” (no necesariamente oficial).
Si esto también se corta, sólo queda el canal, la radio o el portal que a usted mejor le caiga en gracia.
Es más; si le caemos en gracia nosotros – Chasqui Federal Noticias -, pero no tiene algún medio oficial al cual acudir para al menos comparar, le recomendamos que también desconfíe de nosotros. Somos un medio federal y popular; pero no somos inocentes y tenemos una mirada particular y parcial sobre los hechos.
¿Se entiende la gravedad del cierre de Télam?
Por otra parte, ahora “todos somos Télam”, incluso las que la vaciaron de contenido. Esto no tiene que ver con la labor específica de los trabajadores de la agencia, sino con las sucesivas conducciones de la misma a lo largo de los años. Una agencia de noticias nacional y estatal, no puede dar cobertura a los temas solamente desde una mirada porteña, pensando en competir con los medios privados de la Ciudad de Buenos Aires.
Hace muchos años que las noticias que provienen de más allá del recorrido La Plata – CABA – Rosario, en su mayoría están asociadas al turismo, efectos climatológicos, o – en el mejor de los casos – la labor de INTA o YPF. No mucho más, a menos que aconteciera algún hecho de cierta relevancia en el seno de los gobiernos provinciales, que al mismo tiempo lo fuera para los medios privados de la Capital Federal.
¿Eso desmerece la tarea de los trabajadores de prensa de Télam? En absoluto. Habla de las conducciones que ha tenido Télam.
¿La cobertura no-federal justifica que Télam cierre? Tampoco. Cuanto mucho, abre la puerta para poder discutir el cómo debería funcionar la agencia. Su razón de existir no está en cuestión: Télam es soberanía.
Por último, con la baja del sitio web y el cierre de las instalaciones, además del posible despido de cerca de un millar de trabajadores en todo el país, parte del delito de Lesa Patria es la desaparición de todo el trabajo acumulado, archivos, equipos, instrumentos, y todo los bienes materiales y simbólicos que la agencia a fuerza de trabajo argentino construyó y acumuló durante casi 80 años.
Es un robo al Pueblo Argentino. Un robo al Patrimonio Público.
Télam es Soberanía Nacional. Cualquier otro argumento – incluso los vertidos acá – son anécdota intrascendente.
*Editor Responsable.