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Atesoren en polenta

Restricciones a las importaciones: una joda atrás de otra joda. Timba financiera: ni hablemos. Todo lo que va a leer en esta nota anoche estaba a punto caramelo. Ahora, seguro es viejo. Compre polenta porque va a subir y es lo único que le puedo garantizar que va a poder morfar si el Gobierno Nacional no toma decisiones.
Por Pablo Casals
Con el despelote inflacionario, la timba permanente con el dólar, y la sesión del manejo de casi todos los resortes productivos d ella Nación al capital privado local y extranjero, es muy complicado que una noticia que hoy tiene actualidad, mañana no quede añeja, destrozada o incluso anacrónica.
Apenas comenzando la semana, se denunció desde altas esferas del Gobierno Nacional, lo que desde el llano del mundo del trabajo se viene tratando de explicar hace años: si a los importadores les brindás ventajas impositivas, arancelarias o gozan de una cautelar; te van a tercerizar ese margen y le van a sacar provecho. Des la Venecia del 1550 que se vienen haciendo esas cosas. Nadie inventó nada.
Pero bueno…. medio país bramó horrorizado durante un par de días.
Sin embargo, hay otra jodita que viene desde hace tiempo marchando a paso firme. Vamos a tratar de explicarla, aunque como se dijo más arriba, tal vez quede obsoleta mientras se redacta la misma.
El asunto fue más o menos así: antes de los quilombos gruesos de los últimos 10 días corridos, el Gobierno Nacional había implementado restricciones a las importaciones, al tiempo que desde el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se intentaba generar instrumentos financieros para que esas limitación, no afectaran a las pequeñas y medianas empresas que importan insumos o bienes de capital.

El pasado 27 de junio, el BCRA implementó un ajuste a las importaciones para evitar la salida de dólares por compras especulativas en el exterior. La normativa distinguía entre grandes y pequeñas empresas. Para las grandes, garantizó el acceso al mercado de cambios oficial para un tope de un 5% más de lo que importaron en 2021. Para las pymes, en cambio, ese tope se estableció en un 15% extra.
Tales topes pretendían – según palabras oficiales -, «responder a las necesidades extraordinarias de divisas para atender la importación de energía, con el objeto de sostener el crecimiento económico y el desarrollo de las pymes evitando maniobras especulativas sobre las importaciones». Cosa que es un chiste en si mismo, porque salvo por la escasez de energía – por desidia y negligencia gubernamental en los últimos 45 años -, o algún insumo o bien de capital bien concreto y determinado, el resto, es “fabricable“ rápidamente.
¿Qué pretendemos decir con esto? Que con las pymes de cada sector pueden planificarse ciertos procesos productivos que lleven añadidos la sustitución progresiva de importaciones; sin perder abastecimiento ni volumen de facturación. Pero olvídese, un proceso de esas características no es propio de un Gobierno semicolonial que se precie.

Seguimos….
Luego de que el BCRA impusiera los mencionados topes, implementó medidas de alivio para algunos rubros como ser: las importaciones energéticas y de fertilizantes puedan acceder al mercado de cambios a 60 días, contra los 180 que regían hasta hace una semana. Por otra parte, liberó el pago para la importación destinada a elaborar bienes de exportación y otorgó beneficios a la producción automotriz destinada al exterior.
Sin embargo, la manta quedó corta enseguida. Las Cámaras pyme manifiestan que el cupo del 15% es insuficiente porque ha crecido el uso de la capacidad instalada. Según el INDEC, la misma funciona al 68%. Cosa que debería repercutir al menos en los precios, a mayor volumen de producción bajan los costos de los insumos (y por ende, podrían financiarse la fabricación de algunos de ellos, para que el costo descienda aún más). Sin embargo, la quieren toda, y el crecimiento de la utilización de la capacidad instalada no se nota, porque no existe un sólo bien de fabricación nacional que haya bajado su precio.
En algo sí tienen razón los empresarios nucleados en CGERA, IPA, APYME, COPYME y CAME: el crédito bancario es inaccesible para el pequeño empresario; y la banca estatal no posee líneas de fomento industrial, ni condiciona a la banca privada para que lo haga. Surge la necesidad de preguntarse, para qué permitir la banca privada si no se va a obligarlas al servicio crediticio de fomento industrial….
En fin… liberales.
Seguimos…
¿Qué dicen desde el Gobierno? Nada… Le tiraron la pelota a Scioli – que justamente no es el bastión de la sustitución de importaciones -; y es entendible: hay dos caras nuevas para atajar los bolazos. Una es Batakis; que ya ratificó el rumbo económico diseñado por el FMI con Guzmán de empleado. El otro es Scioli; especialista en capear el oleaje como buen ex campeón del mundo de carreras de lanchas en mar abierto.
Por lo demás; una joda tapa a la otra. Te “presto” o “alquilo” la cautelar para importar; o te reviento la capacidad de compra nacional, con la excusa de no quedar atrás en el timbeo del tipo de cambio – al cierre de la edición se informaba que el dólar oficial “lleno” (cotización oficial + impuesto país + el 45% adicional) rondaba los $ 238. Mientras tanto, el dólar “queruza” (blue, informal, ilegal, o como te guste llamarlo) andaba por los 300 mangos.
En fin: atesoren en polenta. Va a subir; pero con un poco de agua hervida se puede comer.

Fuente: BCRA / CGERA / APyME

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