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Aumenta la faena y baja el consumo de carne

A partir de los datos publicados por SENASA y corroborado por algunos actores privados del sector, les mostramos algunas cifras respecto de la cadena vacuna, su realidad coyuntural, y sus implicancias en el último medio siglo.

Redacción

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Sanitaria (SENASA) publicó una serie de datos sobre la faena bovina para el primer cuatrimestre del año en curso. El organismo afirma que, la misma mostró un incremento del 21% respecto de los mismos meses en 2022; es decir, unas 313.500 cabezas adicionales.

También registraron alzas el número de vacunos que ingresaron a los feed lot. O sea, al sistema de engorde en corral. Según SENASA, con ingresos de 136.000 cabezas durante el primer cuatrimestre, ya marca un incremento comparativo del 45% mayor al año pasado.

En total, en los primeros cuatro meses, el número de bovinos enviados a faena alcanzaría las 990 mil cabezas. De allí que el organismo realiza una estimación y proyección anual de 3.200.000 animales.

SENASA estima además, que sobre un stock registrado de 23 millones de vacunos al 31 de diciembre de 2022, de confirmarse ese volumen de faena para el corriente año, se estaría liquidando el 14% del stock. Lo cual es una proporción razonable en función del número total de vacas.

Los especialistas del organismo y los privados, afirman que durante el primer cuatrimestre, los normal es que se registre el 31,5% de la faena total anual. Los picos de liquidación se dan entre mayo y agosto, habida cuenta que por el invierno, la escasez de pastos y demás factores asociados al engorde. El tercer trimestre usualmente registra los niveles de faena más bajos.

Debe tenerse en cuenta un factor importante, de cara a ponderar el stock de vacas y el nivel de faena. Primero, cuánto de esa liquidación se destina a exportación (que supera el millón de toneladas), y cuánto se destina al mercado interno.

Respecto de esto último, los organismos oficiales estiman que el consumo de carne vacuna apenas supera los 42 kilos per cápita al año. Es decir, se redujo al 56% tomando como parámetro los 75 kilos por año que se consumían por habitante hace medio siglo.

De hecho, podemos afirmar que el rodeo vacuno total actual es similar en cifras al existente en 1973. Pero en estos años aconteció un pequeño detalle: la población se duplicó. Por tanto, y según los números analizados en forma simple y sin entrar en complicaciones específicas de la actividad ganadera, puede decirse que el rodeo vacuno se encuentra a la mitad de lo que el mercado interno argentino necesita.

Al mismo tiempo, que descendió la calidad alimentaria de los argentinos. Los 33 kilogramos de carne vacuna per cápita, no fueron reemplazados en la dieta por proteína de otras especies (pescado, cerdo, ovinos, caprinos, etc), sino que fueron desplazados en general por la harina u alimentos pre-procesados en seco a base de harinas. Casi un alimento balanceado para humanos hidratado con agua caliente.

Conclusión veloz: para duplicar el rodeo, Argentina debería dejar de exportar carne en aras de abastecer su mercado interno. Asimismo, la carne debe bajar el precio de mostrador.

Si las excusas van a rondar sobre la política de diversificar la dieta, la única forma de suministrar proteínas es que se aplique lo mencionado anteriormente y se fomente en forma enérgica la ampliación de las demás fuentes de proteína, principalmente el pescado.

A la cortamos acá, porque reclamar pescado es motivo de otro despiole geopolítico, y la nota se corre de su cauce.

Fuente: SENASA / RosGan / Noticias Agrarias

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