Europa le compra más gas a Rusia que antes de la guerra con Ucrania. Una de dos: o el supuesto boicot nunca fue tal, o se les “hizo toro la vaca”. El ciudadano medio europeo no estaría dispuesto a negociar su estándar de vida por Ucrania.
Redacción
Lo curioso de esta nota son las fuentes: todas a favor del boicot generalizado a Rusia, inclusive en considerarlo proveedor de energía. Según los datos divulgados, las compras de gas natural licuado (GNL) de la Unión Europea (UE) procedente de Rusia han aumentado más de un 40% entre enero y julio respecto del mismo periodo de 2021; es decir, previo al conflicto entre este país y Ucrania.
Los países compradores de la UE han gastado casi 5.300 millones de euros comprando más de la mitad de todo el GNL ofrecido al mercado por Rusia durante los primeros siete meses de 2023. España y Bélgica serían el segundo y tercer mayor comprador a nivel mundial respectivamente, sólo por detrás de China. Durante los primeros siete meses de 2023, España se hizo con el 18% de las ventas totales de Rusia, mientras que Bélgica se hizo con el 17%. De su lado, China compró el 20%. Durante el mismo periodo de 2021, España ocupó el quinto lugar y Bélgica el séptimo.
Las fuentes consideran que ambos países están negociando con otras comercializadoras que no representan o provienen del gigante euroasiático, pero venden gas ruso. Asimismo, y el tema puede rastrearse durante 2022, es probable que tanto España como Bélgica estén adquiriendo el insumo energético para luego derivarlo hacia el interior del continente, tal como sucede con otro tipo de productos que la UE adquiere en el mundo.
De hecho, deben recordarse los impedimentos puestos por varias naciones europeas cuando se intentaba adquirir gas desde Argelia, y utilizar las estructuras de acopio y regasificación ibéricas para distribuir el GNL.
Resulta curioso que si ambos países observados, adquirieron en 2021 15millones de metros cúbicos de GNL ruso; dos años después durante el mismo periodo, estén comprando al mismo país proveedor un 40% más (22 millones de m3).
Hay otro dato más interesante: la Unión Europea compraba en 2021 el 39% de las exportaciones energéticas de Rusia. En lo que va de 2023, ya le ha comprado el 52%.
El lamento sin consuelo, tiene como justificación que el supuesto boicot a Rusia respecto de las importaciones energéticas y las trabas financiera, además de las interferencias de tipo logístico, se basaba en parte de cierto bloque hacia el gigante como manera de apoyar a Ucrania en el marco del conflicto bélico.
Teniendo en cuenta los resultados comerciales detallados, la Unión Europea, en aras de obtener energía más barata, no escatima en la triangulación del comercio. Por lo tanto, compra más gas ruso que antes; e indirectamente “financia” las operaciones rusas sobre Ucrania.
La ONG Global Witness, financiada por Gran Bretaña y Estados Unidos no encuentra explicación al asunto. Puede que también estén mintiendo en su indignación y estar avalando el negocio.
Lo cierto es que la energía – al igual que el agua – son bienes estratégicos determinantes en todas las negociaciones y conflictos diplomáticos.
El ciudadano europeo ya no quiere sufrir ni frío ni calores extremos dentro de sus viviendas. Para evitarlo necesita energía. Y si la energía barata la tienen los rusos, se debe hablar con los rusos.
Corta la bocha.
Fuente: EuropaPress / Global Witness