La UTE Represas Patagonia, cuyo principal accionista es el gobierno chino a través de la firma estatal China Gezhuba Group Company Limited, notificó de 1.800 despidos. El problema de fondo tiene dos puntas: por un lado la decisión del Gobierno de Milei de no cumplir con los contratos de Estado; la otra, el posicionamiento en materia de política internacional del Ejecutivo Nacional.

Redacción

La Unión Transitoria de Empresas (UTE) Represas Patagonia, integrada por las empresas Gezhouba, Eling Energía e HidroCuyo, que está a cargo de la construcción de las represas “Néstor Kirchner” y “Jorge Cépernic” sobre el río Santa Cruz en la provincia homónima, anunció mediante un comunicado que prescindirán de parte del personal de la obra debido a falta de fondos para continuar el proyecto.

Según se supo, el número de despidos por el momento alcanzarían los 1.800. Además, informaron que mantendrán una dotación de mínima y decidirán los pasos a seguir en el corto plazo. La totalidad de puestos directos e indirectos que implica la construcción de ambas represas, alcanzaría los 5.000.

La medida, fundamentalmente motorizada por la firma del Estado chino, Gezhouba, derivó de la decisión del Poder Ejecutivo Nacional de paralizar las obras en el marco del programa de desfinanciamiento de las obligaciones de Estado. La salida de la firma china incluyó el regreso a su país de los ingenieros, operarios y directivos que estaban en el país.

La construcción de estas represas se trata de la obra más importante que posee el Estado chino fuera de su territorio, fue presupuestada inicialmente en 4.700 millones de dólares. Los trabajos comenzaron en 2013, durante el segundo gobierno de Cristina Fernández. Durante la gestión de Mauricio Macri, la obra entró en pausa con enormes costos en intereses y punitorios. En el mandato de Alberto Fernández, a consecuencia del parate referido, volvió a operar a un ritmo lento con financiamiento mínimo para el sostenimiento del proyecto, mientras se negociaba la actualización de los contratos con China.

Tal se expresa en el comunicado de la UTE, las empresas constructoras y ENARSA “se encuentran abocadas al tratamiento y resolución de temas contractuales pendientes (precedentes a las nuevas autoridades de ENARSA) para la continuidad de las obras de construcción de las represas sobre el río Santa Cruz”.

Desde Represas Patagonia aseguraron que “desde noviembre del 2023 se pausaron las actividades principales por la falta de fondos destinados a la construcción de las obras, incluso a pesar de los continuos aportes extraordinarios otorgados por la UTE, especialmente de la casa matriz de China Gezhuba Group Company Limited”. En este contexto, la nota sentencia que “se prescinde momentáneamente de parte del personal vinculado al proyecto. Mantendremos una dotación en las obras con mínima actividad para garantizar su continuidad”.

“El estado nacional está cumplimentando las condiciones subsecuentes de la enmienda del crédito necesarias para la continuidad de los desembolsos. Resueltas estas situaciones se podrá comenzar a recuperar los puestos de trabajo, sumar nuevos y aumentar las actividades, acorde al programa de trabajo consensuado por las partes. Las proyecciones nos indican que para los próximos años habremos creado miles de nuevos puestos de trabajo en el proyecto hasta su finalización”, aseguraron desde la UTE Represas Patagonia.

Más allá del comunicado oficial de la UTE, también pesa una relación que trasciende la obra de las represas, y que está directamente vinculada a las relaciones diplomáticas con el gigante asiático. Hubo agravios directos hacia ese país, además de guiños hacia Taiwán, país con el cual China posee un conflicto de soberanía en el cual participa a favor de la isla, nada menos que Estados Unidos.

Según el portal LPO, «el posicionamiento geopolítico de Milei se agrava a los ojos de China ante la posibilidad que Donald Trump recupere la presidencia de Estados Unidos. Su alineamiento total con el republicano no es un tema menor para Xi Jinping».

El gobierno de chino sabe que, ante el incumplimiento del contrato por la obra de las represas, podría activarse una cláusula vinculada con el swap pendiente de pago y el proyecto de modernización del Belgrano Cargas, que también cuenta con financiamiento del gigante asiático. Se trata de créditos vinculados que podrían caerse. 

Es más, si China decide ejecutar esos créditos el país podría enfrentar deudas por más de 30.000 millones de dólares (USD 18.000 del swap, USD 4.700 de las represas y los costos punitorios que alcanzan también al Belgrano Cargas estimados en poco menos de USD 10.000 millones).

Asimismo, China es el segundo socio comercial de la Argentina, detrás de Brasil. El intercambio entre ambos países alcanzo los USD 13.000 millones en el 2023; e implican el 45,4% de las exportaciones de Catamarca, el 22,1% de las de Entre Ríos y el 20% de las de La Pampa.

La relación con el país asiático podría complicarse aún más. China ha privilegiado las relaciones comerciales con Brasil. De hecho, varias de las mercancías comercializadas por las provincias argentinas, tienen espejo y oferta desde Brasil hacia China.

En criollo, la complicación no viene solamente por los despidos y la detención de obras infraestructura importantes. Puede ir de la mano de las relaciones internacionales y de incumbencia geopolítica que la nación y las provincias tiene con el mundo.

Los chinos no son tontos. Saben mejor que nosotros que las decisiones gubernamentales no son compartidas por los Estados provinciales y el propio pueblo. Sin embargo, hacen lo que corresponde: piensan en chino, priorizan sus intereses de Estado, y pretenden que los argentinos hagamos lo mismo – y de ser posible – a su favor.

El tema seguirá su curso. Peor por el momento, barranca abajo.

Fuente: UTE Represas Patagonia / Motor Económico / LPO