Se viene el colonialismo del carbono. El complejo agropecuario lleva una “Declaración Conjunta” a la Cumbre del Cambio Climático, consensuada entre el gobierno saliente, el entrante y los principales actores de la cadena a nivel interno. Nada nuevo. Sólo profundización de lo vigente.
Redacción
Desde ayer hasta el 12 de noviembre se estará llevando a cabo en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, la Cumbre de Cambio Climático, conocida técnicamente como la Conferencia de las Partes (COP28). Argentina tendrá participación, y una de las mayores expectativas las llevará el sector vinculado al complejo agropecuario.
Así, desde hace varios días, funcionarios del gobierno saliente, el entrante y los representantes de las principales Cámaras y Asociaciones de productores, se viene reuniendo no sólo por aspectos vinculados a la transición, sino también para delinear una propuesta conjunta de cara a la COP28.
Hasta donde se comunicó oficialmente, la declaración buscará sostener al sector, llevando una propuesta que hable de “seguridad alimentaria”, sobre el financiamiento y liberalización del comercio agrícola internacional. Claramente, esto último es lo que verdaderamente les interesa.
La denominada “posición argentina”, remarca que avalando los reportes de las consultoras y organismos internacionales, el planeta se encuentra atravesando una “triple crisis ambiental”, con grandes desafíos en materia de cambio climático, pérdida biodiversidad y polución.
A eso se suman “otros flagelos”, como la inseguridad alimentaria, la pobreza y la falta de desarrollo; y que para superarlos deber ser abordados con determinación por todas las naciones.
Según la declaración conjunta, el debilitamiento del multilateralismo, da lugar a medidas comerciales restrictivas y distorsivas por parte de aquellos que tienen posiciones dominantes de mercado, que tienen como sólo objetivo “proteger a sus industrias y mercados internos frente a la competencia internacional, en especial a la proveniente de Países en Desarrollo (PEDs)”.
Como verán, se mataron pensando. Lo descripto arriba es tan viejo como el mundo, y ha sido la gran discusión de los siglos XIX y XX.
Pero sigamos repasando…
La “Declaración Conjunta” argentina, hace un llamamiento a “evitar esta clase de medidas sin base científica y se convoca a los países a retomar con firmeza y decisión las negociaciones en la OMC para la eliminación de toda clase de subsidios distorsivos y la remoción de las barreras arancelarias y para-arancelarias”.
Asimismo, llaman a no dilatar el desarrollo y la implementación de mecanismos de compensación por medio de mercados de carbono tanto por la captura como remoción de carbono brindan una solución concreta, y para la cual es necesario financiamiento para llevarlas adelante en forma urgente.
La “Declaración” tiene nueve puntos que pasamos a reproducir casi textualmente.
Continuidad y profundización
Desde esta redacción venimos planteando que el futuro inmediato para Argentina en cuanto al modelo agrominero exportador, no tendrá cambios significativos de rumbo, sino más una marcada velocidad hacia el incremento de la primarización de la matriz productiva y energética.
El asunto del carbono – que es un problema real -, nuestro país lo va a utilizar para incrementar el poder del mercado externo sobre nuestra producción.
De hecho, las pretensiones de obtención de financiación por parte de los distintos organismos multilaterales, se canalizan comuna presentación en sociedad de país con voluntad de continuar siendo proveedor de recursos naturales sin valor agregado y mucho menos industrial, con el argumento de la agenda climática sostenible y demás argumentos por el estilo.
Esto es algo que no lo está haciendo solamente Argentina. La región se perfila en ese camino, y la máxima rebeldía esbozada con alcance global hasta el momento, fue la de Lula Da Silva mediante el llamamiento a no aceptar pasivamente las propuestas de Estados Unidos, China o Europa. Es decir, aplicar la agenda de primarización pero a la sudamericana.
A todas luces, el horizonte de mediano plazo no es bueno, porque la actividad continuará concentrándose en torno al paquete tecnológico y las reglamentaciones que imponen los grandes actores del mercado internacional. Ya ni siquiera depende de los países.
El resultado será una alta tecnologización del complejo de explotación primaria en materia agraria, ganadera, pesquera, minera, y energética; con una alta preponderancia del sector servicios, pero careciendo de los más importante entre ambos: el complejo industrial.
El resultado esperado: precarización laboral y del salario; acompañado de una reducción significativa de la demanda de mano de obra correctamente remunerada.
Tal como viene sucediendo, la profundización de este camino tecnológico, saca gente del mundo del trabajo. Las máquinas y los químicos aportan la productividad buscada.
En definitiva, nada nuevo a lo que ya viene sucediendo-. Sólo que ahora todo aparenta que será más rápido.
La Posición Argentina es la propia de la dependencia: de rodillas ante el colonialismo del carbono.
Fuente: SAGyPN / COP28 / Bolsa de cereales de Buenos Aires.