Los medios de comunicación estatales son parte son parte fundamental del patrimonio de la Nación y vehículos de soberanía. En ellos no puede publicarse “cualquier cosa”. Ante la divulgación de información que compromete seriamente los postulados Constitucionales básicos, sus funcionarios responsables y las altas jerarquías d ellos poderes de la República, deben actuar en consecuencia y a la altura de las circunstancias.
Por Pablo Casals
De pibes, cuando estábamos dando los primeros pasos en esto del periodismo, los “viejos” de las redacciones nos decían: “Si sale en ATC – hoy TVP -, Télam o Radio Nacional, tomen la información en serio, porque habla el mismísimo Presidente de la Nación”. Y sí, por eso es lógico que a cada cambio de signo político en el Gobierno, la línea editorial y plantel gerencial de dichos medios se renueve.
La cosa, es que en horas del mediodía de ayer, la agencia de noticias estatal Télam – la cual ésta Redacción considera “fuente oficial”, dada su condición de pública y dependiente del Poder Ejecutivo Nacional – difundió la promoción de una charla presentación del libro «La mano visible de la banca invisible, renta y lucro extraordinario de las finanzas en América Latina», escrito por el economista Guillermo Oglietti y Sergio Martín Páez; ambos integrantes del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).
Previo a tal evento, la agencia oficial entrevistó a Oglietti, el cuál realizó una serie de afirmaciones ante las cuales es esperable que el Gobierno Nacional inicie las acciones pertinentes, dada la gravedad de los datos aportados.
El economista hace una serie de afirmaciones que confirman sospechas. Por ejemplo: que el sector financiero es “inexpugnable, demasiado protegido y sobrevalorado»; y que en nuestro país obtienen márgenes de rentabilidad del 44%, cuando el promedio en América Latina es del 24%, y que en Europa no llegan al 6%.
Aseguró asimismo que más allá de las procedencias ideológicas de los sucesivos gobiernos de la región, los bancos acumulan beneficios que “le permiten trasladar esas rentabilidades en poder político y económico». Un dato clave que aporta la cobertura es que “»un accionista -bancario-necesita entre tres y cuatro años en América Latina para recuperar su inversión, nada en comparación a los 15 años necesarios en los países desarrollados»; suponiendo que con “países desarrollados” se refiera a los europeos o Estados Unidos.
Para Oglietti, «las ganancias extraordinarias» que los bancos tuvieron en plena pandemia durante el 2020 en Argentina, alcanzó los US$ 4.400 millones de dólares; nivel de ganancias duplica a las de los países desarrollados en años normales». ¿Qué tul?
En la nota, también se reflejan algunas propuestas del economista para revertir la situación en Argentina. Por un lado, propone mayor “presencia de la banca pública y cooperativa”; y un “incremento de la alícuota de Ganancias para la actividad de intermediación financiera”. Oglietti asegura que si nuestro país estableciera las mismas condiciones que pone Bolivia al respecto, nuestro fisco recaudaría “casi US$ 2.000 millones adicionales por año”.
Es decir, un adicional que es equivalente a algo menos de lo que recauda el fisco por los impuestos a la venta de cigarrillos (estimada anualmente en 2.500 millones de dólares). No parece mucho dada la desproporción aberrante en el margen de ganancias y – lo peor – el quebranto por inundación que cada día genera la banca privada a la economía nacional.
Oglietti, también propone que el Banco Central, debe dejar de ser independiente y que debe prestar servicios a la sociedad. Una mirada liberal para un flagelo sin parangón que vive la Argentina.
Más allá que desde esta redacción siempre hemos abogado por la nacionalización de los bancos, y la pesificación de los depósitos; solicitamos que de inmediato, ante tamañas revelaciones efectuadas en medios públicos de la Nación Argentina, los poderes de la República tomen cartas en el asunto ante el desfalco permanente que sufren nuestro pueblos y nuestras industrias.

Fuente: Télam