Lo que sigue, es la reproducción de una entrevista realizada al periodista Gabriel Fernández, por parte de Simón Muñoz Castiñeira, para el portal de noticias Nota al pie. La conversación es por demás esclarecedora de una serie de movimientos y alineamientos internacionales que están transcurriendo ahora mismo en el mundo, y sobre los cuales Argentina debe tomar nota y posicionamiento.
Redacción
Multipolaridad. Una entrevista, dos partes. Gabriel Fernández en diálogo con Simón Muñoz Castiñeira para el portal Nota al Pie*
El Unipolarismo Financiero, hegemónico tras la caída del Muro de Berlín, resiste en su retroceso frente al paciente pero firme ascenso del Multipolarismo Pluriversal. Nota al Pie conversó con Gabriel Fernández, periodista especializado en política internacional, quien caracterizó al esquema multipolar en comparación con la experiencia del Movimiento de Países No Alineados con origen en la década del 50.
¿Qué puntos en común y sobre todo diferencias aprecias entre el esquema multipolar y la experiencia de los No Alineados?
-Lo importante en principio sería comprender que la consideración de una superación de un proceso sobre el otro no implica la descalificación del predio, sino su contención al interior del nuevo. Lo que señalo es que ha habido procesos de crecimiento y de maduración tanto en las grandes potencias, hoy multipolares, como en muchas otras naciones que van emergiendo en lo que sería su estilo de asociación.
En Rusia y China hubo un aprendizaje en base a derrotas, dificultades y cercos para que los niveles de exigencia para con los aliados potenciales y los asociados en desarrollo resulten dirigidos específicamente al punto en los cuales se pueda hallar un contacto. En detrimento de las exigencias conceptuales demasiado intensas, como las que tuvieron entre los años cincuenta y los años sesenta.
Uno de los elementos es la consideración de que sólo el marxismo podía llegar a dar luz a los pueblos para entender el proceso que vivían y organizarse de modo adecuado. El otro punto es dejar de lado la idea que las religiones perjudicaban las batallas sociales, populares en las distintas instancias. Es visible que tanto a Rusia como a China, esto en aquellas instancias les generó distancia; se le generó un hiato con los pueblos musulmanes y los pueblos cristianos; con los pueblos árabes y con los latinoamericanos.
Todo ese aprendizaje, que incluye muchos factores más, les permitió hoy, después de la barrida del Consenso de Washington de los años noventa, situarse como potencias que buscan la coincidencia en base al interés. Rusia habla de intereses y China de objetividad; es decir, que cada uno ocupe el lugar que le corresponde dada situación estructural. Lo cierto es que van confluyendo en base a acuerdos que se observan muy claramente en la Organización de Cooperación de Shangai en su punto inicial. Y en los acuerdos más recientes, por ejemplo en Asia Central donde la seguridad, una preocupación de los pueblos emergentes, empieza a ser garantizada. Y al proponer desde China la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el comercio no aparece ligado a determinadas condiciones conceptuales sino a los intereses como productores como comerciantes, como consumidores de cada uno de los protagonistas.
Entonces, a diferencia del Movimiento de los Países No Alineados, donde la concepción y el discurso antiimperialista era vital, en este caso el antiimperialismo se suscita a través de los elementos prácticos y concretos que definen el andar de cada nación según sus necesidades y sus intereses profundos.
¿Cuál es para mí el elemento central del éxito de una nación? Creo que para aproximarse al desarrollo de una nación, y sobre todo de una agrupación de naciones, es necesario que la conducción política de ese Estado esté relacionado con los intereses profundos de ese pueblo. Esto no tiene un vínculo tan directo con lo declamativo, sino con lo activo. Ahí hay una diferencia que habla de una maduración de la humanidad en su conjunto y una maduración de los principales protagonistas.
Entre el aprendizaje que se dio tras el deterioro de los No Alineados, y después del desarrollo del Consenso de Washington en las potencias con más PBI en desarrollo con más volumen de población para poder activar mercados internos, entre esa experiencia particular que fue muy bien leída por los distintos liderazgos combinados -porque no es lo mismo China que Rusia- también influyó sobre la elaboración de las asociaciones.
Y en el caso de una de las cosas que publiqué en Fuentes Seguras, hay una nota sobre el primer tramo de la Organización de Cooperación de Shangai y cómo en China influyó el estudio específico, académico, práctico, sobre su realización. Una de las sugerencias que explica el titular de la academia mencionada era la sugerencia del Estado chino de no conformar la OCS en un espacio político-ideológico, sino en un espacio práctico donde se conozcan claramente la dificultad de la necesidad de las aspiraciones de cada uno de los participantes y resolverlas de común acuerdo sin necesidad de exigirle adscripción a un ideario determinado.
El BRICS planea la incorporación de naciones que fueron miembros de los No Alineados. ¿El Multipolarismo en expansión tiene la intención de integrar a estos países?
-Sí, claramente. El caso India es interesante porque podríamos decir así. Eh si Jawaharlal Nehru era un ejemplo de la construcción No Alineada, Narendra Modi no sería un ejemplo de ese tipo de mirada. Hipotéticamente, yo podría pensar que hoy ambos se presentarían en listas diferencias en las elecciones internas de India con criterios distintos sobre el tratamiento de las etnias y el modo organizativo de cada uno, sobre el vínculo de los múltiples lenguajes que se desarrollan en el país. Y es probable que algunos de los referentes históricos de los No Alineados en India cuestionaran aspectos que lleva adelante Modi en este momento con el objetivo de centralizar el poder del Estado y poder homogeneizar el proceder social, lo cual es muy complejo debido al volumen poblacional que tiene India. Sin embargo China no se mete en ese tipo de detalles internos. En otro momento hubiera insertado algún tipo de tensión sobre el modelo organizativo local. Creo que India es un buen ejemplo para entender las diferencias entre un proceso y otro.
La Multipolaridad lo que está realizando es un mayor equilibrio de fuerzas internacionales pero que no soluciona las injusticias parciales. Los pueblos van a tener que seguir luchando por sus reivindicaciones para lograr un equilibrio interno muy superior al que tenemos ahora, aún en pleno desarrollo multipolar. Porque los avances de la humanidad nunca son completos. Ahí es donde también despojarse del ideologismo es muy importante porque se le empiezan a reclamar a los protagonistas que resuelvan la totalidad de los asuntos que tenemos pendientes dentro del planeta. Y eso no sucede en ningún paso estructural hacia otro. Lo que sí sucede es que se aproximan las perspectivas de igualdad a través de equilibrio de fuerzas donde actores que en otro momento no tenían lugar para expresarse hoy lo tienen.
El filósofo ruso Alexandr Dugin plantea que incluso en el auge del momento Unipolar se conservaba una inercia Bipolar, como en el Consejo de Seguridad de la ONU. Y que los efectos de la globalización contribuyeron a la consolidación de las economías emergentes que luego construyeron el BRICS. ¿Qué análisis merece esta situación?
-La economía internacional estuvo y está entrelazada. A esos ejemplos que señalas le agregaría el del Mercosur, que nace en los noventa como una oportunidad de negocio para el Norte dentro de América Latina, y que sin embargo, con la lucidez que lo caracterizaba, fue aplaudido por Alberto Methol Ferré. A pesar de la hegemonía liberal era necesario respaldar esa iniciativa porque todo nivel de asociación empieza a traccionar los intereses más profundos.
En segundo lugar es preciso decir que se observa todavía hoy que el objetivo de China es convertir a la Unión Europea y a los Estados Unidos en potencias multipolares, no hacerlas desaparecer en tanto sea posible dentro de la filosofía de contención que tiene China. Por eso no es una nación imperialista ya que no necesita extraer capitales de otros territorios sino que genera los propios. Lo que sucede es que hay un entrelazamiento entre el esquema de poder anglosajón y el multipolar, donde el Multipolarismo necesita extraer lo positivo, lo productivo y lo democrático con el bloque anglosajón.
Hay oportunidades para Estados Unidos y por eso China no se retira como tenedor de bonos absoluto de Estados Unidos. Bajó su cantidad y participación en la tenencia de deuda en los últimos dos años, lo cual genera buen desequilibrio interno, y va a seguir perjudicando a Estados Unidos todo lo que sea necesario para hacerlo entender que tiene que avenirse a la admisión del orden multipolar. Pero no lo va a desestructurar en tanto le resulte posible no salir de la contención económica que implica la presencia de China en el interior de los tenedores de deuda de los Estados Unidos. Junto con Japón y otras naciones va a intentar hacer las cosas de una manera paulatina no forzada y sin generar catástrofes a menos que el poder globalista más radicalizado ensaye alguna maniobra desesperada.
El nuevo orden multipolar: de la competencia a las asociaciones
¿Qué se puede decir sobre el rol de los diferentes actores y la inserción argentina en el nuevo esquema de poder?
– Si bien hay un consenso en política internacional sobre el franco retroceso del Unipolarismo, no hay claridad sobre la proyección del orden global. Algunos analistas prefieren plantear un retroceso a la bipolaridad, esta vez entre Washington y Beijing.
Tomemos el ejemplo de los semiconductores. El tema de los chips en este momento y de manera progresiva será cada vez más importante. Mientras el bloque anglosajón cierra, lo cual dificulta la elaboración de chips más avanzados, China abre el juego porque sabe que sola no puede fabricarlos.
La complejidad técnica del proceso es distinta al tramo industrial anterior. Sobre mediados del siglo pasado una nación con técnicos y científicos inteligentes dedicados y sostenidos por el Estado podían aprender cómo se fabricaba una máquina y elaborarla en su propio territorio.
Hoy por mucha información que se tenga, una nación por sí sola no está en condiciones de elaborar los semiconductores y las nuevas tecnologías que se avecinan. Tienen que hacerlo en cooperación.
China inserta este concepto con el objetivo de desestimar el concepto de competencia porque carece de lógica económica, no porque sea una convocatoria a la bondad humana sino porque la situación económica presente y sobre todo la que se aproxima es imposible en base a una nación frente a otra tratando de competir quién elabora las máquinas más potentes. O se elaboran en conjunto o no se elaboran.
Eso por un lado como respuesta derivada para entrar a la respuesta directa. Los bloques de producto bruto que han generado en los últimos años los emergentes multipolares como la OCS o la Unión Económica Euroasiática ya no son relevables.
Es decir, ya no pueden ser tuteladas por el Norte Global pero tampoco ni China ni Rusia les indicarán qué deben hacer. Hay un relativo equilibrio generado por la realidad que ha sido construida en la salida del Consenso de Washington a partir de ponerse de pie estados que están ligados al interés profundo de sus sociedades, y por lo tanto para sobrevivir necesitan desarrollar acciones económicas productivas.
Ese tipo de naciones en busca de nuevos alineamientos están en busca de protagonismo internacional, lo quiera Estados Unidos o no lo quiera. China lo quiere y lo entiende, por lo tanto no está en condiciones de disciplinar a los nuevos aliados, pero sí de asociarse con un determinado límite razonable.
Un ejemplo claro es Arabia Saudita, que se suma a zonas de la construcción multipolar, sobre todo se acerca a Irán a instancias de China, con sus propios proyectos. Si observamos bien su línea nos encontramos que el proyecto de Arabia Saudita es estratégico.
Pretende transformarse en lo que exploró de algún modo Abu Dhabi: un centro de turismo internacional. No está bregando por, al tener una base de producción petrolera tan importante, trasladar el excedente para diseñar una industria de bienes de producción y consumo porque advierten que ya lo hacen otros.
Pero sí quieren una industria del turismo internacional. De ese modo, desde ese costado se suman a la multipolaridad. Eso evidencia que no hay una injerencia conceptual interna sobre el modo de organización interior, y por lo tanto que no se puede uniformizar la multipolaridad como si fuera toda una y los estilos particulares se fueran perdiendo.
El decurso de los acontecimientos presentes hace que cada una de esas naciones no puedan ser dejadas de lado simplemente porque hay dos poderes políticos en el planeta.
¿Qué lugar ocupará Argentina en una región latinoamericana en la que, aunque Brasil recupere protagonismo internacional, sigue conduciendo la Celac y tiene una industria importante?
–Argentina no solamente tiene un rol central en la reconfiguración del Sur de América sino que es una nación con know-how, recursos naturales y cabeza política. Es en cierto modo el impulsor de la Tercera Posición Estratégica que da origen en términos conceptuales a toda la historia que estamos viviendo en el presente.
En las últimas semanas China encontró el modo de ayudar a Argentina a través de Brasil sin necesidad de forzar a ambos países a pelearse con Estados Unidos. China comprende, al igual que Argentina y Brasil, que el agudo deterioro de la presencia internacional norteamericana la lleva a afincarse en lo que ellos consideran su “Patio Trasero”.
Y que va a intentar todos los métodos para lograr disciplinar a nuestras naciones. Lo que hay que hacer es ganar tiempo porque el desarrollo económico internacional va en dirección multipolar.
Pero en ese tiempo se pueden dar las peores situaciones; por un lado, presiones ostensibles sobre nuestras naciones, como se observa en Argentina, y por otro lado la utilización de armas nucleares en el conflicto de Ucrania sobre naciones aledañas. Es decir, tal vez lo del Nord Stream y el reciente ataque al Kremlin sean ejemplares.
Las visitas recurrentes de funcionarios norteamericanos sobre el Sur del continente son el otro elemento. Argentina ha tenido dos grandes aciertos y ahora un desafío. Uno de esos es contener a Uruguay en el Mercosur, dinamizar el espacio y reintegrarse en la Unasur.
Y el desafío que tanto Argentino como Brasil tienen es lograr que Paraguay se avenga a la admisión de “Una sola China” y deje de tener como principal vínculo externo a Taiwán. Esto es lo que impide en este momento que China firme acuerdos integrales con la región y por eso se refiere directamente a Brasil y Argentina como sus principales aliados.
Lo que quisiera el coloso asiático es gestionar directamente los acuerdos con el conjunto del Mercosur pero eso es muy difícil porque no puede aceptar romper el principio de integridad territorial, algo que Argentina tampoco puede desde la Guerra de Malvinas.
Aquí lo que hay es una situación del Sur donde la coalición avanza. Ayer Lula lanzó su convocatoria a la reunión de presidentes del Cono Sur, lo cual es una vitalización del Unasur trascendente. Y tiene influencia indirecta sobre el desarrollo del Mercosur. Por lo tanto la política exterior argentina y brasileña son realmente eficaces dadas las circunstancias existentes. No contienen una sola palabra de más, van al nudo de la cuestión y están haciendo pasar tiempo mientras instalan infraestructuras energéticas muy potentes con el objetivo de abrir un nuevo proceso en América Latina muy venturoso.
* Gabriel Fernández es periodista. Pertenece el Área periodística de Radio Gráfica y dirige el portal La Señal Medios. Simón Muñoz Castiñeira, también periodista, pertenece al staff de Nota el Pie.
Fuentes: LA Señal Medios / Nota al Pie