El Plan Naval Argentino, pero en Rusia

Especialización en Industria y Sistemas Aeroespaciales en la UBA
3 enero, 2023
Geopolítica de la energía
3 enero, 2023
ver todo

Piensan en ruso los rusos. El gigante euroasiático anunció días atrás en comienzo de la reconstrucción de su flota mercante de bandera, a partir de obras navales encargadas por la empresa parcialmente estatal Compañía Cerealística Unificada. Asimismo, el Gobierno proveerá otros servicios asociados a la operatoria del comercio exterior de granos y oleaginosas a los países a los países contratantes.

Redacción

La semana pasada, el Gobierno de Rusia dio a conocer su programa para la creación de su propia flota de carga para la exportación de alimentos. El Ministerio de Agricultura de ese país, consideró como “fundamental y estratégica” la tarea de ejercer la tarea de navegación de ultramar; y específicamente en el comercio de granos y oleaginosas a granel, que comprenden – según admiten fuentes oficiales – un tercio de las operaciones agrícolas rusas.

¿Qué pasó para que tomaran esa decisión? Luego de iniciado el conflicto bélico con Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea establecieron sanciones económicas de variada índole sobre Rusia. Si bien el gigante euroasiático viene capeando el temporal estoicamente, la situación tres el verano y las cosechas en el hemisferio norte, pusieron sobre la mesa un problema que Argentina conoce muy bien y padece permanentemente: los países que impusieron las mencionadas sanciones, son los mismos que detentan el comercio de materias primas, su precio, su transporte, sus rutas, los seguros, la calificación y los mercados. Nada escapa a estos países, sus empresas exportadoras asociadas y las flotas mercantes afines.

Rusia tiene dos opciones, o continúa esperando el levantamiento o flexibilización de las restricciones intentando contener las presiones internas de productores y exportadores rusos; o lanzarse a ejercer por si mismo las actividades más arriba mencionadas.

Los rusos tienen una ventaja respecto de Argentina. Su Estado nacional posee el 51% de la propiedad y conduce la prestación de servicios de la Compañía Cerealística Unificada (OZK United Grain Company); y está integrada además por productores, firmas exportadoras y operadoras de la cadena granaria de ese país. OZK, concentra flete interno, cabotaje marítimo, acopio, elevadores portuarios y plantas de acondicionamiento e industrialización de las materias primas.

Según la empresa, opera cerca de 8 millones de toneladas anuales, lo que la convierte en la mayor empresa de capitales rusos que opera en el sector. De esa cantidad, exporta casi 3 millones de toneladas.

¿Por qué se plantea ahora el problema? Por las ideas y vueltas formales e informales que tiene esta especie de “bloqueo” sobre Rusia. Por un lado, al comienzo de las sanciones allá por marzo de 2022, desde la Unión Europea se recalcaba que estas no afectarían a las exportaciones rusas de alimentos a los mercados mundiales y entre ellos la misma Europa. Sin embargo, los productos agrícolas permanecen en los puertos, sin flotas que los transporten.

Sin embargo, Rusia, es el mayor productor mundial de fertilizantes. La producción internacional de granos se vio altamente afectada por la escasez del producto en plaza; la alta cotización del disponible en el mercado proveniente de otros orígenes; y además, los menores rindes promedio obtenidos a falta del insumo estratégico.

Vea nomás en Argentina. Sin contar los efectos de la sequía, el precio del fertilizante prácticamente se duplicó desde la campaña anterior a la que está transcurriendo, sin contar el tipo de cambio que encarece la importación en pesos. Además tenga en cuenta que nuestro país sólo fabrica la sexta parte del consumo promedio de los último años. Es por ello que allá por julio y agosto, además de la evaluación inicial de las consecuencias posibles de la falta de lluvias, se esperaban rindes menores a los habituales por la falta de fertilizantes. De allí que el productor nacional, confiaba (o esperaba) alguna disparada milagrosa del precio de los commodities para compensar un poco el quebranto general. Bueno; eso no estaría pasando.

Volviendo a los rusos, según la información de su autoridad de agricultura, los exportadores rusos, entre ellos el agente estatal OZK, necesitan al menos 61 graneleros. De ellos, 27 necesitan una capacidad de transporte de 40.000 toneladas y 34 de 60.000 toneladas.

Solamente la OZK necesita 19 graneleros de 40.000-60.000 toneladas para garantizar la exportación de grano a países amigos. La empresa podría gastar unos 38.000 millones de rublos (U$S 545 millones de dólares), para adquirir 14 nuevos buques de fabricación rusa y cinco graneleros adicionales.

Rusia espera disponer de la primera de esas naves promediando el año 2025 y comienzos de 2026. El país busca independizarse de los transportistas y aseguradores occidentales. De hecho, aseguradoras nacionales están cubriendo la flota petrolera.

Esas cosas de la geopolítica…

Hay dos cosas interesantes para poner sobre la mesa. Una de ellas, según la prensa rusa es la propagando internacional negativa. El transporte de crudo y/o granario, propio o contratado por Rusia por fuera de las alianzas navieras globales, está siendo tildado de “oscuro” o directamente de “contrabando”.

Además, dado que la calificación y los seguros a las cargas son realizados por firmas rusas (estatales y privadas); rubro que por cierto, tradicionalmente ha ejercido Gran Bretaña, la prensa pagada por las multinacionales exportadoras y fletes marítimos, están hablando de un supuesto “riesgo medioambiental en ciernes”, dado que la flota del gigante euroasiático que presentaría las garantías mínimas para el transporte de ultramar.

Esta redacción no se las sabe todas, pero en principio y por rigor profesional, suponemos que los rusos no son tontos. Los buques que navegan con sus cargas deben estar en condiciones.

La segunda cosa para poner de relieve es la situación argentina. Nuestro país, sufre un “bloqueo” de hecho y acá no invadimos a nadie. Más bien, todo lo contrario: Argentina es el primer eslabón de la cadena global de la industria agropecuaria y también sufre lo que Rusia: no transporta por si misma ni un poroto de soja. Todos los fletes de ultramar son alquilados. Esto genera un quebranto a la economía nacional de entre 7 y 10 mil millones de dólares al año.

La agenda gubernamental está en otra cosa. Pero la mitad de ese dinero podría ser facturado – por derecho internacional – por una flota de bandera nacional. Existen para poder lograr ese objetivo, dos proyectos de ley con recurrente estado parlamentario en el Congreso Nacional desde 2002. Impulsados en principio por ATE-ARS y el Foro Naval Argentino (integrante del MLN), se trata de la ley para la recuperación de la Reserva de Cargas por agua, que implica asimismo, la orden de construcción de una flota mercante de bandera.

De este proyecto normativo deriva el Plan Naval Argentino, presentado oportunamente en 2012 y 2013, a la entonces presidenta Cristina Fernández. La ley y el Plan indican a grandes rasgos la construcción de 118 buques graneleros; 40 petroleros; 14 portacontenedores; 2.400 barcazas y 840 pesqueros. Eso significa al mismo tiempo, la reapertura y puesta a tope de todos los astilleros del país, e incluso la apertura de otros en diversos puntos del territorio. Permite asimismo, la creación entre puestos directos, cadenas de proveedores y reflejo social la suma de 150.000 puestos de trabajo de alta calificación industrial, con tarea real y permanente.

El segundo proyecto, el de creación del Fondo de Desarrollo de la Industria Naval Nacional (FODINN). Para resumir, indica la financiación del mismo con un impuesto del 2% al flete marítimo internacional. Imaginen: un buque promedio de los que parten con granos allende los mares desde puertos argentinos, y sin contar las sobrecargas de hasta el 50%, transporta 50.000 toneladas. El flete por esa carga hasta China o Singapur, asciende a cerca de 4 millones de dólares, con una ganancia neta para la naviera de casi 1.300.000 dólares. El impuesto a ese flete, sumaría en total 80 mil dólares. Monto insignificante para la facturación de la multinacional, pero que a nuestro país le permitiría financiar el FODDIN con alrededor de 140 a 150 millones anuales (suficiente para tres buques de gran porte de los 170 estimados).

Pero bueno…. Coso… El Plan Naval Argentino la va a hacer Rusia. Arrancarán ahora para comenzar a tirar buques al agua en 2025. Lo van a financiar con el excedente económico que al Estado le genera la facturación de OZK.

Piensan en ruso los rusos.

Fuentes: Ministerio de Agricultura de la Federación Rusa / OZK Group / Sputnik / Archivo

Invitame un café en cafecito.app

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *