Regalías, navegación, energía, industria, integración regional. Elementos, factores que se conjugan alrededor de la central hidroeléctrica que comparte Paraguay y Argentina, y que aporta casi la cuarta parte de la energía que se consume en nuestro país.
Redacción
Poco se sabe de la represa. Salvo las repercusiones de la década de los ’90, más algún suelto periodístico respecto del régimen de lluvias o el nivel de cotas, es raro que los medios de comunicación hablen del tema, o del rol del Estado argentino en el Ente Binacional Yacyretá (EBY), compartido en partes iguales con Paraguay.
Sin caer en simplificaciones, mientras que la represa no se rompa y suministre energía a los grandes centros urbanos, no es noticia. Al menos hasta 2018, la central abastecía el 22% de la demanda eléctrica argentina, representaba casi la mitad de la energía hidroeléctrica producida en el país.
Lo cierto que es que existe todo un mundo que transcurre alrededor de Yacyretá, que influye en la cotidianidad de la cuarta parte de la población argentina, pero que la mayoría de sus habitantes forma parte de un misterio (lo mismo podría decirse de las centrales energéticas ubicadas en la Patagonia).
Por ejemplo, en Corrientes hay lío con las regalías de la central. Tanto la legislación provincial como nacional al respecto de las ganancias derivadas de la facturación, determinan que para los pueblos y municipios directamente vinculados a ella (Ituzaingó, Isla Apipé y Villa Olivari; todos de Corrientes), existe un régimen de regalías económicas que debe ingresar a las arcas municipales.
El clavel que tanto Nación como la provincia mantienen es histórico. Recientemente, la legisladora provincial, Aida Díaz, en declaraciones a radios de la región explicó que, hay porciones de deuda que datan de 2006. Algunas de las erogaciones están trabadas en Nación y otras corresponden a la misma administración correntina. También se supo que habría habido en algún momento el intento de acuerdo de cambiar fondos directos por obras que los municipios necesiten. Pero tampoco se estaría cumpliendo con eso.
Lo llamativo además, es que no se sabe de cuánta guita se está hablando. Por el ruido, la cantidad de manos en el plato, y las demoras de más de 15 años, debe ser mucho dinero.
Pasan otras cosillas alrededor de Yacyretá. Por ejemplo, que la empresa IMPSA, realizó el mantenimiento y reparación de componentes de turbina de la central. Por otro lado, Paraguay está solicitando al EBY, que gestione la deuda que aún Argentina mantiene con el ente (superior a los 50 millones de dólares).
Y otra cosa: a partir de la lenta recuperación de caudal en el río Paraná; y luego del regalito que el ministerio de Transporte le hizo a las empresas de flete fluvial de cobrar la ganga de 1,4 dólares la tonelada transportada (ver resolución 625/22 de dicha cartera), Paraguay incrementó el tránsito por las esclusas de navegación de la central, hacia el área denominada Confluencia (donde se unen los ríos Paraguay y Paraná). Es lógico; ahora es muy barato navegar por ahí luego de la gauchada del Gobierno de los Fernández.
En fin, Yacyretá es todo un mundo; y no escapa al conjunto de lo que acontece en Argentina. La parte es coherente con el todo.
Fuentes: EBY / ABC Color / Diario El Libertador