El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) informó que las ventas de vinos al mercado interno aumentaron 26,6% en marzo; aunque tomando el trimestre completo, ese porcentaje se reduce al 4%.
Redacción
Desde el organismo toman el dato como “alentador” más allá de que reconocen la pérdida de poder adquisitivo del grueso de la población. Apelan también a que la recuperación llegue por parte del esfuerzo de las bodegas en la promoción y en la posibilidad de “adaptar “ los precios a las condiciones del mercado.
En criollo, que sin bajar el nivel de producción, mejoren los precios y no desabastecen un mercado interno “en franca recuperación” – según el INV -. Para el organismo, el sector tiene mucho “margen de crecimiento” porque los consumidores aceptan el vino en lata y las ventas subieron a pesar de la inflación. Entonces, las bodegas tienen posibilidades de “mantener esa tendencia”, a pesar de que las ventas al mercado externo han caído significativamente en lo que va del año.
Por lo visto, el informe del INV, más que un análisis del sector, fue un reproche para las bodegas. Sabemos del grado de concentración que posee la cadena vitivinícola en pocas manos, y el traslado permanente de los costos de producción hacia abajo, ahogando a los productores y ofreciendo una paga miserable a los cosecheros.
También sabemos que no se trata de una mera cuestión de “predisposición” o de buenas o malas ondas. La producción agropecuaria y sus cadenas de valor implican dinero y poder territorial. Quienes conduzcan estos procesos podrán torcer el rumbo para un lado o el otro. Acusar a los bodegueros de que por peor que resulte la campaña, ellos ganan dinero igual es una chiquilinada tolerable y propia de productores principiantes que expresan su impotencia de alguna manera. Pero resulta vergonzosa viniendo del organismo que debe pugnar por el desarrollo y la conducción del sector.

Fuente: INV / Los Andes