Envíos telepostales: un negocio estratégico que el Estado Nacional regala

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Envíos telepostales: un negocio estratégico que el Estado Nacional regala

El Gobierno sólo puede dar cuenta del 3% de las cargas que se movilizan en el país. Las privadas además, controlan el servicio puerta a puerta.

Redacción

Días atrás, la agencia de noticias estatal Télam, publicó un informe con algunos datos oficiales respecto de la actividad de los envíos telepostales en Argentina. La misma es una tarea estratégica básica para cualquier país, nación y territorio. El servicio debería permitir unificar todo el país con puntos de recepción y envío, como antiguamente supo hacer la empresa de correos nacional. Dados los cambios en materia de comercialización de los últimos años, señalan que ya no solamente se trata de correspondencia privada o envío de encomiendas, sino que una enorme cantidad de bienes y servicios circulan por estos canales.

Tal lo explica la fuente, la actividad venía creciendo con buen ritmo a nivel territorial desde hace algo más de una década. Sin embargo, con el confinamiento decretado con la pandemia de 2020, el servicio tuvo una importante transformación en volumen de acarreo, cantidad de envíos y por ende, facturación.

La sesión de terreno por parte del Gobierno Nacional, se vio claramente durante la situación de emergencia causada por el COVID-19. Más allá de los viajes de Aerolíneas Argentinas hasta Rusia o China para buscar las dosis de vacunas e insumos sanitarios, la distribución interna fue realizada por empresas privadas, y un pequeño lote quedó en manos del correo estatal.

Una aberración. Independientemente de la calidad del servicio privado se trataba de material e insumos médicos que – como decía el presidente Fernández – estaba destinado a salvar la vida de los argentinos. Por tanto, la carga trasladada era situación de “vida o muerte” para la nación, pero estaba en manos de un particular.

Según la fuente, Argentina además del correo oficial, posee operando en su territorio: 111 correos privados; 55 de envíos de encomiendas (couriers o comisionistas) y 26 mensajerías. En conjunto, emplean a 40.000 personas, realizan unos 850 millones de envíos al año, y en 2022 facturarán unos 170.000 millones de pesos. De ese volumen, Correo Argentino maneja sólo el 3%, con 25 millones de envíos.

La titular de la empresa estatal, Vanesa Piescirovski, señaló que además de los envíos en sí, se encuentra la multiplicación de las plataformas de comercio electrónico y el volumen de transacciones que se generan a través de las redes sociales.
Desde el sector privado, la Asociación de Empresas de Correo de la Argentina (AECA), aseguran que «se reafirmó la importancia del sector en la sociedad”, porque los correos consiguieron «dar respuesta logística a escala usando estructuras postales organizadas y profesionales». Resaltan asimismo, que «el sector viene atravesando un proceso de profunda transformación donde conviven servicios postales tradicionales de sobres, en los que el volumen se reduce año a año, y el crecimiento de los volúmenes con mayor valor agregado, como es la logística de última milla gracias al crecimiento exponencial del comercio electrónico».

Si la lectora o el lector no alcanzó a percibirlo, la clave la acaba de dar AECA: el traslado de paquetes cubriendo grandes distancias es fundamental en términos estratégicos. Sin embargo, hay algo que lo es más: es servicio puerta a puerta; la famosa “última milla”. Las principales empresas del sector privado, coinciden en la magnitud que está tomando el negocio. Gerentes de Grupo Logístico Andreani, Ocasa, Urbano Express, OCA Log y Blue Mail; coinciden que su actividad crece más allá de los devaneos macroeconómicos.

¿Está mal que el sector privado intervenga en el segmento? Si va a controlar el 97% de los envíos, sí. Pésimo. Más aún cuando el tamaña adquirido por el sector y la presencia del mismo en la cotidianidad de la Argentina “urbana y centralizada” es tan grande.

¿Hay solución? Por supuesto; que la actividad la controle el Estado. Hay un proyecto de ley que impulsa esa política. El de la creación de una Empresa de Líneas Multimodales Argentinas del Siglo XXI (ELMA XXI) que duerme el sueño de los justos en el Congreso Nacional hace al menos una década.

Y lo último: si las empresas privadas controlan casi la totalidad de los envíos, ponen los precios al flete y regulan qué se comercializa y qué no en Argentina bajo esa modalidad, ¿no les parece a ustedes que estos tipos tiene algo que ver con el precio de las cosas?

Piensenlo…

Fuente: Télam / Ministerio de Transporte

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