Tal lo anticipamos semanas atrás, en oportunidad de describir el flujo del crudo entre Vaca Muerta y Puerto Rosales, el aumento de embarques y exportaciones, el desarrollo de la infraestructura del saqueo al mejor postor de los recursos naturales estratégicos de la Nación, volverá a ser dotada de infraestructura.
Por Pablo Casals
Al tiempo que en la conferencia de Presidentes del MERCOSUR, Alberto Fernández, convocó a los demás países del bloque a constituirse en proveedores de energía tanto de Europa como del resto de los países industrialmente desarrollados del mundo.
La propuesta no es inocente: Fernández sabe que para que una nación crezca en materia de volumen, calidad y complejidad industrial, y que por ende eso signifique mayor cantidad de empleo y remuneraciones apropiadas, los países desarrollados requieren energía e insumos primarios baratos y suficientes. Justo lo que Argentina posee en abundancia; y por eso lo ofrece.
Lo lamentable es que si tenemos esa “ventaja”, por qué no nos industrializamos de una vez nosotros, y en lugar de hacer reportes de crecimiento de facturación gracias a la timba financiera, los hacemos por el aumento real de empleo, de volumen, calidad y complejidad industrial.
Sin embargo, la misión tanto del canciller como del primer mandatario, ha sido propia de cipayos. Nada que envidiarle al gobierno anterior.
El tren cipayo
Con el argumento de “la caída de la producción” petrolera en la Cuenca del Golfo San Jorge – que dejaron caer sería la forma apropiada de describirlo -; y se suma a la falta de “proyectos superadores” en materia de hidrocarburos tanto en Chubut y Santa Cruz – aunque el movimiento desarrollado sobre la Cuenca Austral no dice lo mismo -, el gobierno nacional resolvió apuntar todos los cañones a Vaca Muerta, a Neuquén y la exportación.
Según se informó, aquél acuerdo con la empresa China Machinery Engineering Corporation (CMEC) sellado a finales de 2020, tendría perspectivas de concretarse, y se materializaba el denominado Ramal Nor Patagónico, también conocido como Ferrocarril a Vaca Muerta o Tren Petrolero – y para nosotros “Expreso Cipayo” -, vuelve a entrar en escena y como se viene describiendo desde hace al menos seis años, con eje gravitacional en Bahía Blanca.
Para el Gobierno, “la única forma de recuperar las vías existentes entre Bahía Blanca y Contralmirante Cordero (Río Negro), con una extensión hasta Añelo (Neuquén), es a través del financiamiento chino”. Lo cual no es verdad. El ramal en sí mismo es barato. Lo oneroso es la infraestructura de maniobra en ambos extremos. Y se sabe: el que pone la guita, define las condiciones, características y objetivos de cualquier proyecto determinado. Los chinos, van a financiarlo – algo que ya habían ofrecido en 2013 -, por tanto, es “su” proyecto y “su” condición.
Por lo demás, habrá un tren que vaya y venga por una vía desde el centro inicial de acopio y maniobra (Añelo) hasta el área de embarque (Puerto Galván, en Bahía Blanca).
La Resolución 408/2022 publicada en el Boletín Oficial así lo autoriza y certifica; y las obras implicarán alrededor de 900 millones de dólares; con el objetivo de montar una infraestructura que mueva anualmente 4 millones de toneladas.
Atento a los costos del barril de petróleo y de la unidad de BTU, el ramal se paga solo en el primer lustro se operatividad. Argumento más que contundente para que los chinos pongan el dinero; motivo más que suficiente para darse cuenta que el ramal servirá para agigantar la sangría del saqueo de recursos, y de la dependencia permanente por falte de – por ejemplo, recursos energéticos -. Es decir, más cipayo no se puede.
Hay que mencionar que entre la localidad de Cinco Saltos en Río Negro y General Cerri en las afueras de Bahía Blanca, las vías necesarias ya están montadas hace más de seis décadas. Lógicamente, hay tramos que deben reemplazarse o acondicionarse, pero no requieren movimientos de suelo u obras más complejas. Sólo hay que montar el tramo Cordero – Añelo; y Cerri – Puerto Galván, dado que por la magnitud del “gran Bahía”, el ramal tendrá una traza específica a las existentes.
Existen además, otros objetivos posteriores a la concreción del ramal. Por ejemplo, unificar este proyecto con el tan anhelado ferrocarril trasandino, y unir el troncal con Chile y sus puertos del Pacífico. También , no solamente quieren que sea un tren “petrolero”, que este destinado a transportar los insumos para el yacimiento – arena, cemento, tubos, baritina, cabezales y tubulares -. Postulan que también debe mover carga al puerto producto de la minería o la fruta del Alto Valle; y trasladar hacia el centro del territorio, productos provenientes de la importación, como por ejemplo, las compras al exterior por plataformas digitales.
Más cipayo no se puede. O sí, estamos gobernados por los seguidores de Bartolomé Mitre, con piel de alfonsinistas y con pretendida verba de Juan Perón.
Fuente: Boletín Oficial de La Nación / La Nueva Provincia.