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Geopolítica de la ferretería

Alemania tiene los tanques. Los ucranianos los piden, y los polacos solicitan los permisos para enviarlos a sus vecinos. En pocas palabras, el tire y afloje del negocio armamentístico, en pleno escenario de guerra euroasiática.

Redacción

El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, confirmó durante el día de ayer, que su Gobierno solicitará formalmente a Alemania permiso para enviar a Ucrania tanques Leopard, un día después de que la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, abriese la puerta a esta entrega.

De esta manera, Polonia responde al llamado ucraniano de colaboración para un mayor rearme de sus Fuerzas Armadas. Según habría sido difundido en los últimos días, el Gobierno de Zelensky, habría solicitado el apoyo armamentístico de los aliados europeos, y en particular de los tanques “Leopard 2”, unos equipos de fabricación alemana con los que las fuerzas ucranianas esperan contener los potenciales avances rusos en la zona Este del país.
Según los expertos en armamento, estos tanques podrían ser el “contrapeso al tanque ruso T-90”, desplegado por Moscú en la actual ofensiva militar sobre territorio ucraniano. El Leopard ya fue probado en Siria y Afganistán, y Ucrania los quiere para reforzar el flanco en el que se siente especialmente débil frente a Rusia.

La propaganda de la compra y venta de armamento, asegura que dichos tanques, cuentan como principal elemento un cañón de 120 milímetros con capacidad para disparar contra objetivos a cinco mil metros. Hablan también que una decena de países cuentan con estas unidades de combate. Al ser de fabricación europea, su envío al teatro de operaciones podría realizarse rápidamente; como así también facilitar su mantenimiento y provisión de partes.

Sin embargo, todo país que quiera utilizarlo debe solicitar permiso a Alemania; más aún si pretende facilitarle los tanques a Ucrania. Entre tratados y licencias, la posición alemana es clave. Tiene soberanía para proporcionar unidades propias; pero al mismo tiempo puede limitar y/o vetar la entrega de armamento de su propia fabricación tanto a Kiev como a y por otros países.

En síntesis, aquí ya empezó a jugar de firme la geopolítica del negocio armamentístico. Ucrania no tiene capacidad en este momento de fabricar equipamiento. Depende sede la asistencia estadounidense y sus aliados; o bien, de otras potencias armamentísticas como es el caso de Alemania.

Los teutones comenzaron a desplegar la diplomacia del negocio armamentístico.

Fuente: Europress / DPA

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