Luego de montañas de denuncias periodísticas, más los esporádicos operativos de AFIP o Aduana, y las recientes denuncias de algunos sectores empresarios, la práctica del contrabando adquiere cierta visibilidad y requiere atención gubernamental.
Redacción
Tanto la Cámara Argentina de la Industria Aceitera como el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-Cec), sostienen que más de un millón de toneladas de granos de soja son contrabandeados a Bolivia y Paraguay a través de pasos fronterizos y generan al país pérdidas de hasta US$ 400 millones por mes.
Según las entidades empresarias, el volumen operado ilegalmente alcanzaría “750.000 toneladas de granos de soja a Bolivia y un número similar a Paraguay; estamos hablando de US$ 300 o US$ 400 millones que se le están escapando a la Argentina”.
El presidente del Ciara-Cec, Gustavo Idígoras, explicó a un medio radial de la Capital, que el contrabando de granos es posible porque “en Argentina la soja vale $ 47.000 promedio y en Paraguay o en Bolivia la pagan $ 80.000, $ 85.000 o aún más en algunos casos, y eso genera la tentación de mucha gente de acudir a la zona fronteriza”.
Según los datos develados, anualmente, el contrabando en soja a granel gira en torno a las 18 millones de toneladas anuales. El dato abona lo manifestado en denuncias periodísticas o testimonios de investigadores que afirman que entre todo el contrabando de origen agropecuario, más lo que está retenido en silo bolsas, galpones y depósitos; la producción no declarada alcanzaría los 50 millones de toneladas.
Los empresarios justifican las maniobras contrabandistas, dando a entender que las cosas suceden porque “Argentina tiene un precio interno, subsidiado por los fideicomisos”; entonces la “tentación” al contrabando hacia los países limítrofes se hace más que incontenible.

Fuente: Télam