Las provincias que integran la porción argentina del “Triángulo del Litio”, están dando impulso a una ley que fomente la industrialización del mineral. Pocas veces se ha visto en la historia humana, tan bajas pretensiones nacionales y tan alto nivel de entrega.
Redacción
No vamos a decir nada excepcional. Lo que viene sucediendo en Jujuy en las últimas semanas – y en los últimos días – es imposible de soslayar. El trasfondo tiene varias aristas posibles de análisis, varias de ellas ancestrales. Pero lo que interés remarcar hoy es la conducción general del proceso desde los poderes Ejecutivos de la región.
Jujuy, al igual que Salta y Catamarca está viviendo momentos cruciales. El loteo de la región a favor de capitales externos ligados a la extracción masiva de recursos mineros cuanta no sólo con los poderes provinciales, sino también con la venia del Ejecutivo Nacional. El actual, el anterior, y el anterior a este.
Mientras Morales hace lo que todos hemos visto, Salta y Catamarca avanzan sin soltarla. Las tres forman un tándem más allá de que cada gobierno obedecería a distintos signos políticos. En el fondo son el mismo signo: la expresa voluntad de transformar al suelo argentino en colonia con administración local obediente y favorecida.
Así y mientras tanto, Salta incrementa la propaganda comunicacional respecto de la inminencia de la puesta en marcha de los proyectos de explotación del litio. Desde la empresa provincial Recursos Energéticos y Mineros de Salta S.A. (REMSA), se resalta cuáles serán los controles que se pondrán a la extracción: un caudalímetro.
La propuesta es una tomada de pelo. Con dichos instrumentos desde REMSA aseguran que podrán controlar exactamente la extracción de la salmuera basa de la cual deriva el carbonato de litio que luego de su transformación compone las baterías. La Aduana haría el resto. El control obedece a que las regalías que las provincias deben cobrar de parte de las multinacionales explotadoras, derivan de las declaraciones juradas que están firmen a futuro. Los caudalímetros, por lo tanto, serían una mera herramienta de contralor y registro. No del proceso de producción y mucho menos de la conducción del mismo.
De allí la negativa de las tres provincias mencionadas a que el Gobierno Nacional cree una empresa que atienda la actividad y estatice el recurso. Ya dimos cuenta días atrás de la reunión de la Mesa del Litio de la cual participó la propia secretaria de Minería de la Nación, Fernanda Ávila.
El negocio está en las regalías y en lo que se pueda maniobrar a partir de la ley que se impulsa desde la misma Mesa para lograr una parte del proceso de industrialización y por ende captura de un poco del valor agregado, que hasta el momento no quedaría en el país. Las provincias del NOA proponen industrializar el mineral
La máxima aspiración apunta a capturar entre el 5 y 20% del procesamiento industrial del litio que luego se transforma en baterías. Cabe decir, que el litio integra apenas el 5% de la batería terminada; y a su vez esta el 5% del valor agregado en un vehículo impulsado con esa tecnología.
En criollo, la máxima patriada a la que apuntan es a obtener para Argentina, el desarrollo industrial para alcanzar una integración menor al 1% del producto terminado: el coche.
Lejos ha quedado ya, el espíritu industrial nacional donde ninguna industria multinacional se instalaba en el país, sin que al menos en nuestro suelo, quedara el desarrollo que permitía al menos aportar el 50% de la fabricación.
A esa dimensión están reduciendo a la Argentina. A la dependencia absoluta de las migajas de los grandes centros industriales globales.
Fuente: Voces críticas / Archivo Chasqui Federal