La importancia estratégica de los mallines en Patagonia

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La importancia estratégica de los mallines en Patagonia

Nuevamente, nos metemos en el terreno de la producción agropecuaria en Patagonia y las dificultades para conservar y recuperar pasturas, en tiempos donde las condiciones de producción no son estables por haber entregado las cadenas y los mercados al extranjero; y donde los ciclos climáticos han carecido de estabilidad en las últimas dos décadas.

Redacción

En la Patagonia y fundamentalmente por debajo del paralelo 41° las pasturas y el forraje es un recurso preciado. Desde hace años, se vienes realizando diferentes estudios, experimentos y ensayos con diversas alternativas. Hemos abordado anteriormente, algunas soluciones puestas en práctica por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) con mezclas de balanceado pensadas principalmente para el invierno donde la pastura es menor; como también, distintos trabajos sobre mallines, su conservación y su recuperación.

Recientemente se divulgó un trabajo relativo a los mallines y apuntado a la producción de forraje que pueda ser cosechado, más allá de la tradicional práctica del pastoreo. La investigación estuvo enfocada además para la cadena ovina, negocio que en Patagonia viene teniendo sus altas y bajas en las últimas dos décadas. Los motivos por una parte, obedecen al factor climático – recuerden las erupciones volcánicas y el quebranto que generan las cenizas en las majadas -; y otro motivo determinante es la no planificación de la ganadería ovina centrada en el mercado interno. La lana es un subproducto destinado – o al menos apuntado – a la exportación; y la carne – el otro subproducto básico carece de fomento real en la cadena alimentaria nacional, salvo en a regiones donde la carne ovina es tradicional.

El estudio divulgado, pertenece a Gonzalo Irisarri, docente de la carrera de Agronomía de la UBA y vinculado al CONICET, que dirigió una extensa investigación relacionada con la conservación y mejor aprovechamiento de los mallines. En torno a estas aguadas patagónicas, se generan pasturas de alta calidad lo que aumenta su importancia estratégica en la cadena ovina.

Según el estudio, los investigadores calcularon entre Tierra del Fuego y el noroeste de Neuquén la existencia de 543 mallines, que ocuparían en total alrededor de 1 millón de hectáreas. Esto implica, el 1% del territorio patagónico. La mayoría de ello se encuentran paralelos a la cordillera y en los pequeños valles que se conforman en la meseta.

Con la colaboración de INTA y la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA), enfocaron la mirada en la capacidad que tendrían los mallines de producir “materia seca” y sus características. Es decir, pasturas que puedas cosecharse y ser transformadas en forraje; para luego ser destinadas a alimentos en los meses donde la pastura en el campo falta o escasea.

Uno de los resultados, por ejemplo, es que en la zona de Patagonia norte, se encontraron en los mallines, especies exóticas, que le han ganado terreno a las tradicionales. Uno de los motivos puede ser la más cercana vinculación con los sistemas agropecuarios pampeanos o de la zona de transición, donde por ejemplo, el cultivo de la alfalfa destinado a forraje ha sido habitual, fundamentalmente en épocas donde los campos patagónicos de centro y sur se vieron afectados por las cenizas volcánicas. El traslado de forraje desde otras regiones para alimentar las majadas, han ido provocando con el tiempo la instalación de esas pasturas exóticas en la región. A la inversa, la variedad de especies e incluso de calidad, es mayor en la región sur patagónica. Por supuesto, que en las zonas donde se registran mayor cantidad de lluvias con regularidad interanual, las pasturas son más largas, los mallines más fuertes y por ende mejor rinde de materia seca.

Sin embargo, según explica el equipo de Irisarri, en los últimos 20 años la cantidad de pasturas ha descendido. No alcanzan a recuperarse en los meses de primavera y verano. Si el invierno es relativamente benigno, durante los meses de altas temperaturas, los pastos se dan mejor y el nivel de agua de los mallines es suficiente. Sin embargo, principalmente en la zona norte y centro, se ha registrado en las últimas dos décadas un aumento de las temperaturas promedio. Entonces, si las lluvias no son adecuadas, los niveles de agua descienden y los rindes de pasturas son menores. Si a ello le sumamos periodos de sobrepastoreo de los mallines, eso contribuye a que estos no se recuperen adecuadamente temporada a temporada; lo que a la larga implica un descenso de rindes y se agua.

Los investigadores son conscientes de las dificultades que atraviesa el productor – sobre todo el pequeño -, máxime en épocas de tanta oscilación en términos de mercado. Sin embargo, han podido realizar ensayos donde se da descanso a los mallines en invierno. El no pastoreo y el no pisoteo permite que estas pasturas puedan evolucionar con mayor facilidad. Si bien, aún no se ha logrado aumentar los rindes, al menos no desciende de cierto nivel.

Según el informe, lo que se está experimentando ahora es la fertilización de los mallines; fundamentalmente los más estables. Eso implica costos mayores, pero según los investigadores, los resultados esperados dependen asimismo del destino que se dará a una posible producción extra.

Insistimos con un factor mencionado al comienzo de la nota: si desde el Estado se pudiera desarrollar junto a los productores una política productiva que implique una planificación a 20 o 30 años, las inversiones tanto públicas como privadas en el proceso productivo (alambrados, genética, animales, semillas, instalaciones) harían más previsibles los estudios de INTA, AACREA o los profesionales que se dedican a ese campo laboral.

En el fondo, una investigación que atienda cuestiones marginales para la escala global, pero centrales para los productores de la región donde se aplica, abordada con la voluntad política suficiente, cambiaria en pocos años la realidad económica de las cadenas participantes.

Fuente: INTA / La Opinión Austral

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