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La política espacial argentina baila la cueca de la OTAN

Desde Chasqui Federal nos hemos propuesto darle una cobertura y seguimiento al desarrollo espacial argentino, tanto en lo que implica a lo puramente satelital como a los cohetes lanzadores y tecnología aplicada. Por ello, reproducimos el artículo de Diego Chanuar titulado “Política del espacio exterior argentino. Interrupción del plan satelital geoestacionario (Ley 27.208)”, publicado el pasado 23 de septiembre en el portal Política y Derecho Internacional. Una nota de lectura fundamental para comprender un tema que más que estrellas, habla de soberanía.

Por Diego Chanuar*

Si bien la Resolución 1721 (XVI) ONU, propicia que los medios de comunicación por satélite se encuentren a disposición de las naciones del mundo en forma universal y no discriminatoria, al hablar del espacio exterior nacional, nos referimos a los orbitales asignados a la Argentina en Naciones Unidas.

No obstante, en el marco de la política de ajuste fiscal desde hace aproximadamente 7 años consecutivos, se ha discontinuado, modificado y desfinanciado el PLAN SATELITAL GEOESTACIONARIO ARGENTINO (2015 – 2035) plasmado en la Ley 27.208 que tenía como objetivos lograr posicionarnos en los orbitales 72° Oeste y 81° Oeste de forma permanente hasta 2050, además de establecer objetivos específicos vinculados al desarrollo industrial satelital. Esto, bajo un programa de producción progresiva en el dominio autónomo de la tecnología de propulsión y el posicionamiento de una constelación de satélites del Estado argentino, de forma tal de poder transmitir de manera independiente en la banda Ka del espectro electromagnético nacional.

Si hablamos de la tecnología satelital Argentina, debemos decir que nuestro país se encuentra entre los siete en el planeta que producen satélites geoestacionarios (GEO), los cuales orbitan a más de 35.000 km de distancia de la costa, es decir, sin necesidad de saturar el espacio exterior y con infraestructura en tierra que genera un número significativo de puestos de trabajo.

Concretamente el plan preveía desarrollar 2 satélites con plataforma ARSAT-3K (propulsión química), 4 satélites con plataforma híbrida ARSAT-3H (Eléctrico-Química) y entrar en la era de propulsión eléctrica con el reemplazo de ARSAT.1 y ARSAT.2 en 2029 y 2030, años de caducidad de los respectivos satélites. Es decir, la planificación se encontraba estructurada desde el impulso del desarrollo autónomo de plataformas, a fin de desligarnos de la tecnología de plataformas químicas europeas y transitar hacia la tecnología de propulsión 100% eléctrica nacional, mediante un proceso intermedio híbrido.

Eso implicaba un plan de producción de 1 satélite cada dos años con perspectiva de avance concreto, en donde se destacaba la necesidad de ser sumamente estrictos en el cumplimiento de los cronogramas de construcción a los fines de ejecutar el plan de negocios previsto y la efectiva ocupación del espacio exterior otorgado a la Argentina. 

Sin embargo en la actualidad, el Plan Satelital Geoestacionario solo prevé la construcción del ARSAT-SG1 en plataforma eléctrica en asociación con la empresa aeroespacial de Turquía, con estimación de lanzamiento para el 2023, el cual se posicionará en el orbital 81°Oeste. No se encuentra definida la proyección a futuro del plan satelital y su continuidad, con alto grado de incertidumbre principalmente, en lo que respecta al posicionamiento en el orbital 72°Oeste y la necesidad de mantener en permanente estado de producción la planta de satélites de INVAP S.E. para el Estado Argentino.

Por otra parte, a través de la Resolución 528/2021 se definió segmentos de frecuencias comprendidos entre 17.7 a 31 GHz, y tal como lo define Jefatura de Gabinete en su informe público del 27 de agosto de 2021 se promovió la adecuación del Cuadro Nacional de Atribución de Frecuencias para la Banda Ka, el cual se elaboró en virtud de las solicitudes realizadas por operadores internacionales como Starlink (EEUU), OneWeb (Reino Unido), y Amazon (EEUU.- Proyecto Kuiper).

Estos tipos de operadores internacionales y radicados en naciones de la OTAN, presentan proyectos con tecnología antagónica a la tecnología Argentina, puesto que la red de satélites impulsados son a “órbita terrestre baja” (en inglés, Low Earth Orbit, en adelante LEO), es decir a no más de 1.600 Km de la costa, los cuales saturarán el espacio exterior con satélites que, como en el caso de Amazon, orbitarán a 600 Km. Dicha empresa, ha presentado un proyecto mundial de lanzamiento de 3.000 satélites para los próximos tres años.

El caso de Starlink es más grave aún, siendo la empresa operadora directa del Pentágono que prevé lanzar más de 40 mil satélites LEO al espacio exterior en los próximos diez años, de los cuales, los aproximadamente 3000 satélites que actualmente se encuentran operando se posicionaron como instrumento militar en el conflicto en Ucrania [1]. Por último, es de destacar también el caso de One Web, puesto que se entrega el espectro electromagnético a una empresa del Reino Unido, situación que pone en serio peligro nuestra posición respecto de Malvinas, Atlántico Sur y la Antártida Nacional.

La discontinuidad del plan satelital geoestacionario, se observa también en el actual registro de otorgamientos de licencias para la prestación de servicios fijos o móviles por satélite. Específicamente el ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones) presenta un registro de 17 empresas operadoras, de las cuales aproximadamente el cincuenta por ciento pertenecen a corporaciones cuyas casas matrices se encuentran radicadas en naciones de la OTAN.

Entre ellas encontramos a la empresa Starlink cuyo nombre de inscripción ha sido mediante TIBRO NETHERLANDS B.V. SUCURSAL ARGENTINA SFS por Resolución 1291 ENACOM/2020; la italiana TELESPAZIO S.P.A (Resolución 17 SC/2001; la británica ONEWEB SOCIEDAD ANÓNIMA SMS (Resolución 4706 ENACOM/2018); la norteamericana IRIDIUM ARGENTINA S.A. (Resolución 2767 SC/1997); y la española TIWS ARGENTINA II S.A. (Resolución 266 ENACOM/2020SMS) que de las nombradas anteriormente, es la única que ha lanzado un satélite GEO.

Por último, resta aclarar que el argumento del ajuste fiscal ha solo sido útil para destruir la soberanía nacional. Lo han hecho con el denominado «Plan Larkin» en la década del 60, a través del cual se desmanteló la red ferroviaria y se des-integró la Nación. Lo han hecho con las masivas privatizaciones en la década del 90 y lo continúan haciendo en este siglo XXI.

En el caso de Arsat S.A. su balance en el año 2015 presentó una ejecución para gastos corrientes de $819.251.998 / U$61.690.662 (TC 13,28) y recursos de capital $4.147.000.000/u$312.274.096, por otra parte, en 2021 se ejecutó para gastos corrientes $616.994.347/u$ 6.007.734 (TC 102,70) y para Recursos de capital $271.330.531/u$2.641.972. Es decir, en 6 años observamos una merma en el presupuesto en gastos de operación del 90,6% en dólares, y una merma en recursos de capital, en igual moneda, de prácticamente del 99,15%, situación que lleva a la empresa a la imposibilidad de operar. Por tal razón se abrió la puerta a la empresa estadounidense Hughes Communications, a la cual se le entregó la operación de la banda Ka, y se celebró un contrato con la francesa Thales para que opere el satélite SES-17 (con vida útil caducada) en el orbital 67 grados Oeste, en la banda Ka, a fin de mantener la mínima cobertura nacional.

En definitiva, el modelo de negocios para Arsat S.A. se consolida a ser una mera empresa contratista de servicios y producciones extranjeras, tal como lo ha sido ENARSA en materia de hidrocarburos o actualmente YPF S.A. con relación a la entrega del yacimiento «Vaca Muerta». Tal como en el caso del gas y petroleo, Arsat S.A. delega la política a los designios de los Estados Unidos, y por ende a la OTAN.

* Diego Chanuar es abogado, integrante del Movimiento de Liberación Nacional

NOTAS

1.Ver del mismo autor, “Ocupación y saturación del espacio exterior por parte de la OTAN”, haciendo click aquí.

Fuente: Política y Derecho Internacional

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2 Comments

  1. Juan Bach dice:

    Y qué esperas hermano?, los que vivimos en el campo no nos podemos sentar a esperar que se lo ocurra ponerse a laburar a alguien y en el 2035 tener Internet.
    Aquí son todos revolucionarios de servilletas, nadie concreta nada y mientras tanto pasa y pasa el tiempo. El progreso no se detiene. Si la OTAN me da acceso a Internet en el campo, pues bienvenida sea. No hay ningún plan de afuera, con los inútiles de adentro que se rascan a dos manos ya está todo listo.

  2. chasqui dice:

    Gracias Juan por participar. Los proveedores de internet en Argentina son empresas aliadas o de países miembros de la OTAN. Un abrazo y gracias nuevamente.

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