El organismo dependiente de Naciones Unidas, que se encarga de promover y velar por los alimentos y la producción agropecuaria en nivel global, acepta con resignación, las subas generales del precio de la comida. Las cuatro preguntas para los gurúes mercantiles.
Redacción
Si bien estable que para el mes de diciembre hubo una baja de precio promedio de casi el 2%, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) develó que los mismos en promedio, registraron un alza de precios del 14,3% en todo el ejercicio. El incremento anual de los cereales fue récord, mientras que el índice de lácteos y carnes fue el más alto desde 1990.
La baja del último mes, fue explicada elegantemente, como producto de la “espera” – especulación – de los grandes volúmenes sudamericanos de materias primas que se volcarán al mercado en el próximo cuatrimestre (enero, febrero, marzo y abril de 2023). Así, establece que se registró un pequeño descenso en los precios internacionales de los aceites vegetales, de algunos cereales y la carne, pero se vio contrarrestado, en parte, por aumentos moderados de los precios del azúcar y los productos lácteos.
Según el informe, los aceites de palma, soja, girasol, y colza encabezaron los descensos en diciembre, con una caída en su índice del 6,7% mensual. La FAO afirma que “se debe a la menor demanda global de importaciones y perspectivas de mayor producción de aceite de soja en Sudamérica”. En criollo, están esperando a que Argentina y Brasil levanten sus cosechas, procesen y saquen a la venta.
Respecto de los cereales, el organismo informó que maíz y trigo promediaron un incremento en sus cotizaciones de 24,8% y 15,6% respectivamente. Las causas de esas variaciones habrían correspondido a disrupciones de mercado (especulación) y mayor costo de energía (injustificado más allá de los pormenores de la guerra ruso ucraniana). Sin embargo, en el último tramo del año, los cereales registraron una leve baja, que se asocia al mismo fenómeno que los aceites vegetales: se viene la cosecha sudamericana y están evaluando aún saldos exportables para fijar precio.
En cuanto a los lácteos, vienen registrando un proceso inverso: hubo aumento de precios generales en el último tramo del 2022, tras varios meses consecutivos de caída. Sin embargo, y a pesar de ello, el incremento anual promedio del precio de los lácteos fue del 20%. Parte de ese “rebote”, se está observando en los continuos reclamos de los pequeños y medianos tamberos argentinos.
Si bien ellos, cargan las tintas sobre las políticas de tipo de cambio internas, lo central es que a causa del “achicamiento” de bolsillos en el hemisferio norte, los lácteos fueron menos demandados durante los meses de verano europeo. De hecho, el repunte del sector se registra en la demanda de quesos y no tanto en leches, mantecas y sueros. El ahorro forzoso de los países del norte, reconfiguró el consumo y la oferta global de quesos no alcanzó a cubrir los requerimientos.
Respecto de las carnes, el precio internacional continúa en caída tal como lo hizo durante todo el segundo semestre. La FAO argumenta se debe a las bajas en el valor internacional de la carne bovina y la de corral. Sin embargo, tanto las carnes porcinas como ovina, tuvieron incrementos de venta superiores al 10% tomando como referencia los doce meses de 2022 y comparando con el año anterior.
Lo que nos parece curioso es la resignación que alberga la FAO. Lo consignado en sus informes, reflejan a pesar de los disimulos, las consecuencias de la especulación permanente respecto del comercio de materias primas alimenticias o insumos para la industria de la alimentación.
Lo aberrante, es que, por otro lado, los países productores y el mismo organismo, anuncian por otros canales que las cosechas y la producción agropecuaria es récord y presenta los mejores números de los últimos 35 años a nivel mundial.
Entonces, van cuatro preguntas para los expertos en las magias de los mercados: ¿no era que a mayor oferta, pero con una demanda constante los precios tienden a bajar? ¿O será que la demanda es cada vez mayor y no hay oferta que aguante? ¿Será que la oferta es mayor y la demanda también, pero como los precios se “mueven” en función de la “oportunidad”, prefieren tener la producción guardada? ¿Qué espera la FAO para enviar a los cascos azules a las bolsas del mundo?
Fuente: FAO