La sequía registrada en 2020 en la región tucumana, tuvo un impacto negativo en las producciones de trigo, garbanzo e impactará a futuro en los cultivos de limón y caña de azúcar. Según consignaron entidades ligadas a la producción agropecuaria, el sector ve con preocupación la producción tradicional del verano como el maíz, la soja y el sorgo que no tendrán la humedad necesaria en suelo.
Redacción
El impacto mayor se consigna en la producción de citrus para el próximo año, sobre todo en aquellas quintas que no tienen riego complementario. Para el caso de la zafra azucarera, los bajos índices de lluvias del otoño y el invierno no tuvieron consecuencias negativas en la campaña 2020, sino que en cierta medida facilitó la cosecha y la molienda, con buenos rendimientos. Sin embargo, la problemática de la caña de azúcar se producirá cuando las plantas comiencen a brotar nuevamente y no tenga el agua en suelo necesaria para los meses de diciembre y enero. “Todos van a verse afectados por la falta de lluvias en la preparación del suelo”; afirmó el titular de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres.
Por su parte desde Arponor afirmaron que la sequia ya destruyó la cosecha de trigo y ahora amenaza la siembra de la soja y el maíz. Denunciaron asimismo que no existe desde las autoridades “una política agropecuaria que te permita a vos planificar, ya ni siquiera a largo plazo. Te cambian las reglas de juego permanentemente”.
Según las estimaciones de los dirigentes rurales, el 80% de la superficie de trigo se perdió y el 20% restante arroja rendimientos muy por debajo del promedio anual: los mejores lotes no llegan a los 1.000 kilos por hectárea.
Fuente: Bichos de campo