Con la consigna de exprimir Vaca Muerta porque Europa compra gas, nuestra empresa de bandera ocupada por los norteamericanos y gerenciada por Techint entregará el gas a los anglomalayos de la misma forma que entregó el petróleo. La industria nacional, bien; gracias.
Redacción
El título debería enunciarse invertido: “YPF junto a los malayos avanzan el en proyecto GNL”. Sin embargo la realidad no lo indica así.
En 2022 se hicieron los primeros anuncios: la “voluntad” de la empresa Petronas de desarrollar el plano de la exportación de GNL a través del Puerto de Bahía Blanca, la construcción de las instalaciones, el buque y los gasoductos que lleven el gas de Vaca Muerta hacia el enclave.
En enero pasado, ya con el actual gobierno, ejecutivos de YPF y de la empresa malaya (en realidad anglomalaya), presentaron ente el jefe de Gabinete, Posse, y el ministro de Economía, Caputo, los planes de inversión por 180 millones de dólares que serían necesario para realizar la ingeniaría del proyecto exportador de Gas Natural Licuado (GNL).
Según el plan presentado, el desarrollo implicaría la duplicación de la producción de gas en el país. De concretarse los acuerdos de inversión y tras los trabajos de ingeniería, para principios de 2025 podrían comenzar a convocarse a las licitaciones internacionales según las fases de obras que sean planificadas. La primera de ellas estima la llegada de un barco, ya construido, que permitiría comenzar a exportar en el orden de los 6 mm3/d a partir de 2027, mientras se avanza con las fases siguientes.
El esquema previsto es similar al instrumentado para la explotación del petróleo elaborado por Chevron: YPF “lideraría” la explotación, en función del Plan Director y la estrategia trazada por los malayos. De realizarse y según los anuncios, en 2029 YPF contaría con su propio barco; y en 2030, la instalación de otro buque para el resto de los posibles participantes.
Según lo difundido por la propia YPF, en 2031 la empresa invertiría 50.000 millones de dólares en el total de sus planes de negocios: “20.000 millones de dólares para GNL, 20.000 millones de dólares para pozos nuevos en Vaca Muerta y 10.000 millones de dólares en infraestructura”. Con ese programa consolidado, la firma espera facturar 16.000 millones de dólares anuales sólo en exportaciones de gas.
Asimismo, pretende generar otro tanto a partir de la incorporación de otras “tres o cuatro empresas” además de Petronas, de cara a generar exportaciones anuales por 30.000 millones de dólares; con destino mayoritario hacia el continente europeo.
Además de la infraestructura portuaria a construir en Ingeniero White (Bahía Blanca), el proyecto requeriría de la construcción de tres gasoductos entre Neuquén y la localidad bonaerense con similares dimensiones al que posee el “Néstor Kirchner”. Es decir, un caño de 36 pulgadas que pueda transportar 11 millones de metros cúbicos diarios; y otros dos para transportar 22 millones de metros cúbicos diarios cada uno. Con ese abastecimiento previsto, se deberán construir cinco unidades de producción de GNL (denominados “trenes” en la jerga) y la ampliación de la infraestructura portuaria.
Por otra parte, los dos buques licuefactores mencionados, requerirán de mayor dragado; más una planta escalable que está prevista en las tierras de la ex minera de potasio mendocino, Vale. Según la fuente, esto permitirá producir 25 millones de toneladas al año, lo que equivale a 465 barcos metaneros.
En este marco, se espera que las firmas TGS y Excelerate Energy – que proyetaban construir instalaciones de GNL en Puerto Galván (contiguo a White) – se sumen a la iniciativa de YPF y Petronas, y formen parte de las empresas inversoras.
Una pregunta antes de cerrar: ¿qué pasó que hay tanto apuro por la concreción de semejante proyecto en tan pocos años?
Según los malayos, la oportunidad para vender GNL en Europa – que pagaría bien por el producto – es ahora. Hay tres razones fundamentales: mientras perdura el conflicto entre la Unión Europea (UE) y OTAN contra Rusia (el gran proveedor de gas del mundo), Europa deberá importar gas desde cualquier parte que esté interesada en venderle.
La segunda razón es que prácticamente el único oferente actual es Estados Unidos; cosa que impone para la UE condiciones poco convenientes.
La tercera, es que con el asunto de la transición energética y la Agenda 2030, el comercio de hidrocarburos dejará de ser rentable en no más de 30 años. Por lo tanto, hay que exprimir la gallina de los huevos de oro ahora. Los europeos tienen la billetera y nosotros el gas.
Un negoción que entierra para siempre el desarrollo industrial argentino, y su prolongada posibilidad en el tiempo de poseer autoabastecimiento energético en forma barata, abundante y de primera calidad.
Esto va a traer cola; pero la entrega se sigue consumando.
Fuente: YPF / Télam / La Nueva Provincia / Archivo Chasqui Federal