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Mañana es el Apocalipsis sojístico y otras operetas de la Colonia Próspera

La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro Exportador de Cereales (CEC), integrada por las principales multinacionales del comercio internacional de granos y derivados, hicieron público un pronóstico extremadamente desalentador para el futuro agropecuario argentino, si Argentina no se pliega a los postulados sugeridos en el comunicado.

Por Pablo Casals

“¿Vamos a seguir como observadores o vamos a reaccionar?”. La pregunta fue lanzada al aire por la CIARA. La entidad, promueve un plan que pretende llegar a la producción de 70 millones de toneladas de soja, y para ello, exige tres paquetes de leyes al Gobierno argentino.

El primero, bajar la carga tributaria para producir más y generar más divisas e ingresos fiscales, sin intervenciones estatales en la exportación. Es decir, bajar (eliminar) las denominadas “retenciones” implica aumentar las exportaciones y por ende, mayor ingreso de divisas (menos retenciones, más exportaciones).

El segundo, implementar una serie de regulaciones que permitan incorporar más cantidad de variedades de soja modificadas genéticamente, sumando toda la “innovación en biotecnología” necesaria para adaptar el proceso de producción y el territorio. Es decir, al igual que ya lo hicieron Brasil, Paraguay y Uruguay, configurar la legislación en materia de patentes e implementación de agentes químicos, que no obstruyan el proyecto de las empresas.

Se daría por tierra al mismo tiempo, con el acervo semillero argentino, la iniciativa de la ley de semillas y del banco criollo de semillas. Proyectos que sólo hasta ahora son expresión de deseo, pero que se discuten en el ambiente agropecuario.

Tercero, exigen un plan de “infraestructura exportadora”, que combine la intermodalidad entre trenes, acceso a puertos fluviales y marítimos, que incluya una pronta licitación a favor de las multinacionales belgas y holandesas para profundizar la denominada “Hidrovía Paraná-Paraguay”.

Según CIARA/CEC, este camino a recorrer es urgente, habida cuenta del “cambio de tendencia” que se está produciendo a nivel global por las exigencias internacionales de “reducir la huella de carbono de los combustibles fósiles”. Entonces, esto ha llevado a que fundamentalmente Estados Unidos aumentará progresivamente el procesamiento de soja, para atender el incremento de la demanda interna de biodiesel a base de aceite de soja.

El argumento empresario, se fundamenta en que tanto Chevron como Bunge North America, anunciaran un programa conjunto de inversiones de US$ 600 millones para producir biodiesel. Otras dos fusiones se dieron casualmente en este sentido: la Shell Rock Soy Procesing con Phillips 66, y ADM con Marathon Petroleum.

La casualidad, es que las subsidiarias argentinas de las empresas que componen esas sociedades, son miembros de CIARA/CEC.

Además hay otro problema que se avizora si Argentina no se adapta a estos consejos. Por cada tonelada de aceite que Estados Unidos produzca, le queda además, un derivado de cuatro toneladas de harina de soja.

¿Y qué va a hacer el país del Norte? Exportar ese excedente a los mismos mercados donde lo hace Argentina – el mayor proveedor del mundo en la materia-; en forma más barata y más rápida porque además de fijar el precio de la harina, posee el control de la cadena logística internacional. Eso, amenaza CIARA, significa “menos divisas para el país, menos crecimiento económico nacional por falta de dólares”.

El diagnóstico del conglomerado multinacional, arranca diciendo que Argentina en la última década, pasó de producir 50 a 44 millones de toneladas de soja; y que esa tendencia se extendería en los próximos años. Sin embargo, las estadísticas oficiales marcan un promedio de producción de soja en los últimos 10 años de 50,6 millones de toneladas anuales.

Por otra parte, dicen también que nuestros dos principales “competidores en materia agroindustrial”, Estados Unidos y Brasil, incrementaron su producción de soja en el mismo periodo de 91 a 199 millones de toneladas anuales, y de 75 a 144 millones de toneladas anuales respectivamente.

Eso no resiste ningún análisis por lo siguiente: si comparamos las tres economías, Brasil es 4 veces más grande que Argentina; y Estados Unidos es 48 veces más grande que nuestro país. No hay que ser economista o ingeniero astrofísico para darse cuenta que Argentina no compite con ninguno de los dos países.

En todo caso, nuestra economía es complementaria en algunos segmentos de la brasileña. En cambio, para Estados Unidos, nosotros solamente somos uno de los primeros eslabones de su enorme cadena de valor internacional, y por lo tanto fácilmente reemplazable en volumen, pero fundamentalmente rentable para sus ganancias.

Para terminar, vale la pena mencionara los principales integrantes de CIARA/CEC, para que quién lea estas líneas pueda cerrar la idea desarrollada. Esas empresas son: ADG; ADM; AFA; Amaggi Argentina; Andreoli SA; ACA; Bunge Argentina; Bugatti SA; Cantabria S.A.; Cargill; CHS Argentina; COFCO Argentina; Curcija SA; E-Grain Argentina; Zeni SA; Gear SA; Glencore Argentina; La Providencia; Lartirigoyen; LDC Argentina; Molinos Agro; Molinos Río de la Plata; Molinos Cañuelas; MSU SA; Oleaginosa Moreno; SEDA SA; Tanoni Hnos; Tilo Pampa SA; Tomás Hnos.; y AGD Chabás.

No más preguntas….

Fuente: CIARA/CEC / MAGyPN / Banco Mundial

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