López Obrador y su equipo económico aseguraron que de no haber tomado un paquete de medidas, la inflación llegaría al 11% anual. El gobierno mexicano venía siendo fuertemente criticado por el mayor alza del costo de vida en las últimas dos décadas.

Redacción

Las autoridades mexicanas informaron mediante conferencia de prensa durante la mañana del martes, que el gobierno federal destinó 574 mil millones de pesos (equivalentes a 28.000 millones de dólares) para el plan antiinflacionario, y ha podido mantener el porcentaje al 8,16%. De lo contrarío habrían caído el consumo, la recaudación, y los aumentos marcarían un deterioro del salario del 12%.

Los funcionarios ligados al plantel económico aseguraron que de no haber intervenido con dicha política de subsidios en actividades clave, habría caído el volúmen general de ventas y recaudación internas, al Banco de México no habría tenido otra alternativa que subir la tasa de interés interna, “aumentando así el costo de la deuda pública, de las hipotecas, de las tarjetas de crédito y de la deuda privada”.

El titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Rogelio Ramírez de la O, explicó que el pasado 4 de mayo se realizó un acuerdo con empresas agroindustriales y del sector de supermercados y autoservicios, donde se contemplaron un paquete de medidas, que incluyó: tope al precio de combustibles; tope al precio de la electricidad; tope a la tarifa de peajes y costos logísticos internos; un programa de precios sostén a la producción de alimentos; tope al costo de los insumos agroindustriales; y fijar precios para 24 productos de primera necesidad alimentaria.

De esta forma México, viene logrando contener el crecimiento inflacionario subsidiando la producción y la cadena de costos; en lugar de solamente, subsidiar el consumo final como sucede en Argentina.

Dos caminos distintos para el mismo problema. Uno construye soluciones de evolución progresiva; el otro, un desastre humanitario semanal.

Fuentes: Prensa Latina / La Jornada