A raíz de las confirmaciones del área de pesca por parte de la cartera de Bioeconomía, el sector aguarda alguna definición mayor, atento a que lo que se ofrecería para los meses que vienen, es una continuidad y profundización de lo llevado adelante por la gestión anterior: la extranjerización del plano pesquero nacional y la desregulación de las relaciones de trabajo.

Redacción

Entre las fuentes consultadas, lo único que viene quedando claro para el sector pesquero, es que el gobierno nacional aumentará los aranceles de exportación – “retenciones” – y confirmó el cuerpo de funcionarios que estaba trabajando con Alberto Fernández.

Hasta la semana pasada, la actividad pesquera pagaba el 6% de retenciones para el langostino entero premium en cajas de 2 kilos; 5% en las colas en envases de 2 kilos y 9% los bloques mayores de 2 kilos para procesamiento en otros países y los productos con mayor elaboración, pelados y desvenados pagaban 1% y 3% dependiendo de si los envases eran o no mayores a 1 kilo.

Asimismo, para el caso de los filetes de merluza, las retenciones iban del 5% al 0% dependiendo del nivel de elaboración que tuvieran; un filet con piel en envase mayor a 3 kilos pagaba el máximo, mientras que sin piel y poca espina pagaba el 3% si el envase era superior a 1 kilo y no tenía retenciones si era inferior a ese peso. Tras los anuncios gubernamentales – confusos, pero anuncios al fin -, todos los productos destinados a la comercialización externa pagarán el 15%.

No están muy contentos en el seno de la actividad. Si bien el tipo de cambio “mejora”, los ingresos que percibirían con un dólar a $ 800 se licuan casi completamente al aumentar las alícuotas de referencia. Según se dice en algunos de los eslabones de la cadena, la aplicación de las retenciones situaba – hasta el viernes -, a la actividad en un valor real de referencia de $ 760.

Sin embargo, saben que la matriz de costos les aumentará desproporcionadamente. Por un lado, habrá negociaciones de recomposición salarial. Por otro, los mayores costos vendrán de la mano de la importación de insumos, cuyo tipo de cambio asciende oficialmente a 940 pesos. Afinado el lápiz, quedan igual que hasta el 8 de diciembre o peor.

Por otra parte, no hay funcionarios nacionales designados que encabecen la actividad desde el nuevo gobierno. El secretario de Bioeconomía de la Nación (nuevo nombre del área de Agricultura, Ganadería y Pesca), Fernando Vilella, no tiene gente de referencia en el sector y mucho menos de su confianza. Tampoco quiere seguir las recomendaciones y señalamientos que hacen desde las Cámaras nacionales o de las exportadoras.

Una postura complicada de parte del funcionario encargado de conducir la política del sistema productivo primario y preponderante en el país, que no tenga figuras de referencia en el sector. Habla más de su improvisación que de su pericia.

De esta manera, salvo el puesto de subsecretario de Pesca, el resto de las líneas gubernamentales que trabajaron con Liberman – el anterior subsecretario -, fueron confirmadas. Según lo consignado en el Boletín Oficial de la República Argentina (BORA), se da continuidad a al Director de Acuicultura, Guillermo Abdala Bertiche, y el director de Control y Fiscalización Pesquera, Julián Suárez, quien ya habría asegurado que dejaba el cargo. También se prorrogó la designación de Franco Albanesi; Gabriela Navarro continúa como titular de la Dirección de Planificación Pesquera y la ingeniera Bárbara Castellani en la coordinación de Pesca Continental. Paula Frizzera seguirá a cargo de la Coordinación de Permisos de Pesca y Cuotas Individuales Transferibles de Captura de la Dirección de Normativa y Registro de la Pesca y la abogada María Eugenia Rodríguez se mantendrá como titular de la Dirección de Normativa y Registro de la Pesca. Asimismo, se ha prorrogado la designación de Juan Buono a cargo de la Dirección de Administración Pesquera de la Dirección Nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera y la del abogado Conrado Garzonli como titular de la Coordinación de Análisis de Infracciones y Sanciones de la Dirección Nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera. Veremos cuanto duran. Éticamente deberían renunciar.

Qué dice el sector empresario

Más allá de las continuidades y rupturas, la cámara que agrupa a los empresarios congeladores (CAPECA), consideran que, si bien era necesaria una actualización del tipo de cambio, las modificaciones en materia de aranceles serán perjudicial para la actividad por el aumento de los costos generales. Algo similar también manifestó la cámara que reúne a barcos fresqueros de la ciudad de Mar del Plata (CAPEAR-ALFA), quienes explicaron que el aumento general de costos se traslada directamente a la captura, la logística, el procesamiento, el almacenamiento, la distribución, el mercado interno y la exportación.

Los exportadores específicamente, también dijeron los suyo. La crítica principal giró en torno a que, tanto los diversos tipos de cambio con los cuales deben convivir y las nuevas alícuotas por retenciones; alegaron que las empresas pierden competitividad en los mercados externos, habida cuenta que más allá de los costos de producción propios, también deben pagar aranceles específicos en los mercados de ingreso (por ejemplo, el langostino paga un 12% de arancel en la Unión Europea). Es decir, el nuevo esquema, en sí, los perjudicaría.

Respecto de las paritarias del sector, los empresarios saben que deberán enfrentar próximas negociaciones, aunque esperan poder “estirar” la situación hasta los plazos de revisión establecidos en los actuales acuerdos firmados con los sectores gremiales de la actividad.

Lo que casi ninguno se animó a descartar como posibilidad, es el aumento del trabajo en negro en el sector. Es decir, un aumento de la desregulación indirecta de la actividad.

Fuente: SBN / BORA / Revista Puerto