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Por Resolución del Ministerio de Economía de la Nación publicada en el Boletín Oficial en el día de ayer, tres buques pertenecientes al Estado Nacional serán pasados a desguace luego de dejarlos abandonados desde 1992.

Redacción

Se trata de la Subasta Pública impulsada en 2021 por la Dirección Nacional de Normalización Patrimonial que depende de la cartera de Economía, que fue adjudicada a la empresa Lusejo S.A.. Tal como dicta la Resolución 93/2022, el trámite involucró a tres buques de alto porte que la dependencia catalogó como “en condiciones de rezago”, habida cuenta del “nivel de deterioro que presentan esas embarcaciones en desuso que impiden que puedan ser reubicados y/o reutilizados, en tanto carecen de condiciones esenciales de navegabilidad, como ser estanqueidad, estabilidad, seguridad y otras falencias producto de su avanzado estado de corrosión”.

La venta del “lote de embarcaciones”, incluía a los buques Astra Valentina, Astra Federico y Río Gallegos se realizó por un total de 12.100.000 pesos a favor de la mencionada sociedad anónima; que es una empresa radicada en Florencio Varela, dedicada a desguaces, demoliciones y comercialización derivada de la actividad.

Hasta la reciente operación de Subasta, los buques poseían una importante historia, digna de los últimos 45 años en Argentina. Tanto el Astra Federico como el Astra Valentina, eran dos bulk carrier, de 32.000 toneladas de porte bruto y 180 metros de largo, para transportar cargas a granel que estaban al servicio del Comando de Transportes Navales de la Armada Argentina. Ambos, bautizados oportunamente Ciudad de San Fernando y Ciudad de Tigre respectivamente, habían sido fabricados por Astilleros Astarsa entre 1975 y 1978, financiados por el entonces vigente Fondo de la Marina Mercante.

Ambos en 1981 fueron transferidos a la empresa Astramar – de ahí sus nombres finales -, producto del comienzo del desmantelamiento de la flota mercante estatal que estaba comenzando a realizar la dictadura cívico-eclesiástica-militar. Años más tarde, como parte de la quiebra de la mencionada empresa, los buques fueron liquidados a favor del Estado Nacional en 1992, y cedidos inmediatamente por la Secretaría de Transporte del Ministerio de Obras y Servicios Públicos al Comando de Transportes Navales para que reforzara con dos buques gran porte, el servicio de cabotaje marítimo que dicha dependencia de la Armada prestaba en el litoral Atlántico desde 1888.

Sin embargo, ambos buques estuvieron sin misión hasta 2006, para luego ser trasladados al río Santiago en Ensenada donde esperan desde entonces su destino final.

El tercer buque se trata del “Río Gallegos”, originalmente perteneciente a la flota de Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF), había sido construido también por Astilleros Astarsa en 1969 y bautizado originalmente “Santa Cruz”. Era una nave carbonera-granelera que en junio de 1987 en viaje desde Río Gallegos a San Nicolás, en el Río Paraná, sufrió un incendio que afectó los alojamientos y la sala de máquinas. El buque, se cuenta, fue abandonada por la tripulación en su posición frente al Golfo San Jorge; y el incendio fue controlado por por el personal de un buque pesquero de altura argentino de la empresa Harengus, que luego llevó la nave a remolque hasta Comodoro Rivadavia. En noviembre de 1988, fue cedido a la Armada y reparado en los Talleres de la Base Naval de Puerto Belgrano. Rebautizado “Río Gallegos”, mantuvo servicio activo entre 1994 y 1997. Desde entonces, corría la misma suerte que los dos barcos anteriores.

Al ser buques cedidos a la Armada, formaban parte del patrimonio del Estado Argentino, para prestar el servicio de cabotaje, fundamental en un país en el cual el 65 % de su territorio es agua. Digamos que los ocurrido con estos tres buques, es el correlato exacto de lo que ha sufrido el ferrocarril argentino desde la década del ’90: entrega, abandono y desguace permanente de los bienes patrimoniales de la Nación, en beneficio del capital privado que sólo presta los servicios encaso de que la actividad sea rentable económicamente, o que por su riesgo requiera de la permanente asistencia vía subsidios del Estado Nacional

En estos 30 años, hubo varias propuestas para refuncionalizar esos buques y que vuelvan la actividad: desde transformarlos en buques hospital hasta que presenten asistencia logística para la Armada o Naciones Unidas. Desde lo oficial, salvo un pedido de informe elevado por la Cámara de Diputados en 2017, requiriendo conocer la situación leal de los barcos, no hubo otro acto administrativo respecto de ellos hasta el llamado a subasta en 2021.

Por lo que esta Redacción pudo conocer, la situación de los buques era indeterminada debido al proceso de quiebra de ASTRAMAR; y por lo cual el Estado Nacional recién había podido escriturar a su favor a los mencionados buques en 2015, más de 20 años después luego de su abandono.

Una historia que se condice con la suerte del pueblo argentino en las últimas cuatro décadas. Los buques ya fueron vendidos y serán chatarra naval próximamente. Allí podrán transformarse en scrap para la industria siderúrgica. Pero lo que vuelve a resaltar aquí es la falta de sentido común respecto del manejo del patrimonio estratégico del Estado Argentino: los buques.

Fuente: B.O de la Nación / HCDN / Histamar

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