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Se ha resuelto que la industria nacional desaparezca en un contexto internacional más o menos favorable para reiniciar el proceso de sustitución de importaciones abandonado hace algo más de 45 años. Ahora se perfeccionó el mecanismo para importar productor terminados e insumos industriales, sin necesidad de cuotas, aranceles o proteccionismos.
Redacción
El gobierno perfeccionará el mecanismo para compensar importaciones para aquellas industrias que integren a sus procesos insumos extranjeros. Cuatro ejemplos de sectores son: el agro, cuyas compras externas urgentes están enfocadas a los agroquímicos; la minería y los hidrocarburos, donde la integración de componentes manufacturados allende los mares es fundamental para la explotación de los yacimientos; y finalmente, el sector automotriz, donde tanto para las autopartes como para las terminales, el 70 % de los insumos tiene origen importado.
Las quejas y dificultades de esas cadenas productivas se vienen sucediendo desde que comenzó el año calendario, y particularmente desde que cobró vigencia el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) dado que la administración del dólar es más rigurosa desde el Gobierno.
Decidido el Poder Ejecutivo a depender de la industria extranjera en favor de las multinacionales exportadoras de productos agropecuarios, el Gobierno instrumentará una serie de modificaciones para agilizar el pago de reintegros a las importaciones y extenderá el plazo de los permisos por cinco años.
El denominado sistema Drawback usualmente se instrumentaba por cada transacción. Ahora, con las “mejoras” impulsadas por el Ministerio de Desarrollo Productivo el régimen tendrá una vigencia de un lustro siempre y cuando no varíe el tipo de producto importado.
Así, las empresas que venden al exterior productos elaborados con insumos importados pueden acceder a un reintegro, total o parcial, de los importes que se hubieran pagado en concepto de derechos de importación y tasa de estadística. Los requisitos para las empresas, es que estén inscriptas en el denominado Registro Único de la Matriz Productiva (RUMP) y que esté consolidado el trámite de tipificación de la mercadería a traer de afuera.
Además de la decisión de resignar el desarrollo industrial nacional, el objetivo del gobierno es poder dinamizar aún más el sector exportador. Todo lo que pueda venderse fuera del país será alentado por el Ejecutivo.
Se sabe que todo lo que provenga del sector primario es necesario y barato para las industrias de otros países. Continuar consolidando ese modelo de comercio exterior, pone al país en la situación en la que estaba a fines del siglo XIX: una economía totalmente dependiente de las potencias industriales extranjeras; colonización de las esferas políticas; consolidación de los sectores propietarios tanto de tierras productivas como de inmuebles urbanos; y la conformación de una casta de empleados calificados y semicalificados que no supera el 10% de la población económicamente activa.
Los datos que devela el Gobierno avalan lo afirmado más arriba. Según el informe de la cartera de Desarrollo Productivo, las exportaciones crecieron luego del parate general por la pandemia, pero una gran cantidad de firmas quedaron en el camino: en 2008 había 14 mil; en en 2015 quedaban 9.000; y en los últimos siete años el número de empresas exportadoras creció sólo un 5%. Es decir, el sector tiende a concentrarse cada vez más.
Cuanto más se acerque el 2023 y por ende las elecciones, desde el Ejecutivo afirmarán que se trabaja denodadamente para que cada vez más empreasa exporten y agreguen valor industrial en el país.
Sin embargo, no se estaría notando y las medidas que se toman van en contra de dicho fenómeno.

Fuente: PEN / Mundo Empresarial

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