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Un chupetín para las multinacionales exportadoras. Massa y Perotti anunciaron obras hídricas para esa provincia en el marco de la presentación del Plan “Argentina Irriga”. Este contempla incorporar dos millones de hectáreas al complejo agropecuario mediante un centenar de obras en 20 provincias, y con una inversión estatal que supera los 2.000 millones de dólares.

Redacción

Tal lo dieron a conocer el Gobierno Nacional y su par santafesino, las obras alcanzarían inversiones por encima de los 100 millones de dólares. Los daños causados por el ciclo de sequías pronunciadas, puso de relieve en todo el país, el déficit en lo que respecta a infraestructura de riego destinado a la producción.

Este último factor no es un descubrimiento revolucionario de parte de la ciencia meteorológico o del saber económico productivo. A esta altura existe en Argentina información suficiente para prever ciclos de escases hídrica, que si bien podrían carecer de precisiones de lapso de tiempo y reducción concreta del régimen de lluvias y su consecuencia en los caudales, los datos disponibles, otorgan la ventaja de poder planificar la construcción de la mencionada infraestructura.

Por otra parte, estamos llegando al cuarto de siglo, donde años tras año se han registrado cosechas récord de cereales y oleaginosas, aumentando los rindes por hectárea dado el paquete tecnológico instalado. Al mismo tiempo se fue ampliando paulatinamente la superficie sembrada e integrada al complejo agropecuario.

Es conocido el gran poderío económico que ha adquirido el mundo agropecuario en el último lustro y sus altos niveles de concentración en la cadena productiva. Sin embargo, su conducción – las empresas exportadoras extranjeras – así como “planificaron” y “reformatearon” el modelo productivo y su paquete tecnológico aplicado, poco hicieron respecto del fomento y financiación de las obras hídricas que en definitiva sostienen el modelo. Esto lo dejan para que lo haga el Estado.

La discusión no es exclusiva de Santa fe. En mayor o menor medida el problema del acceso al agua está presente en todo el país. Asimismo, en todo el territorio cuesta abordar el tema desde el punto de mayor conflicto: quién controla y conduce políticamente los sistemas hídricos argentinos y su territorio asociado; qué se proyecta y planifica en términos de desarrollo económico y de poblamiento en esos sistemas; y quién regula el acceso y el carácter de las obras.

El denominado Plan “Argentina Irrigada”, más allá de algún párrafo o gesto conmemorativo al rol del Estado en la defensa y cuidado soberano del agua, no pone en discusión el status quo en ese terreno.

Así, el anuncio compartido por los Gobiernos nacional y provincial santafesino, se sostuvieron – según se informó – sobre una serie de proyectos en danza respecto de posibles inversiones para abastecer de agua a la región de Villa Ocampo y el norte de la provincia, tanto para producción agrícola como ganadera.

De las novedades, participaron el “superministro” casi presidente pero no candidato, Sergio Massa, y el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti. Ambos expusieron un diagnóstico previsible: tras la prolongada sequía y la ausencia de obras, hay faltantes y escases de agua; y por ende “algo hay que hacer”. Ese “algo” consiste en poner el dinero que los privados no van poner.

De esta forma, se explicaron los proyectos de inversión, que incluyen el desarrollo de un sistema de riego para producción agropecuaria en la región de Villa Ocampo, donde se destinarán US$ 47.200.000 para la producción de ganadería, cereales y pasturas. Además, se construirá infraestructura para abarcar los sistemas de abastecimiento de agua para ganado del norte santafesino con una inversión de US$ 8.050.000; y el aprovechamiento de arroyo El Rey, por US$ 57.500.000 para la producción de cereales y oleaginosas. En total 112.750.000 dólares sólo para la provincia de Santa Fe.

Además, “Argentina Irrigada” pretende incorporar a la superficie agrícola casi 2 millones de hectáreas distribuidas en 20 provincias; a través de casi un centenar de proyectos de infraestructura de distinta índole y alcance, para lo cual se destinarían más de 2 mil millones de dólares.

¿Está mal? No; está fenómeno. La macana es que los beneficios ban a quedar para los mismos de siempre, en tanto y en cuanto, nuestro país no tenga nacionalizado su comercio exterior, su planificación productiva, y los destinos del excedente económico que ese esquema generaría.

Fuente: Ministerio de Economía / Gobierno de Santa Fe / NA

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