Columna destinada a mover la cabeza. Si temes hacerlo, no la leas. Compartimos un artículo de Horacio Paccazochi. Encara sin vueltas ni eufemismos, la cuestión de la liberación o dependencia: “Basta de macaneos economicistas, y falsas divisiones ideológicas. Política criolla nacional o política antinacional y dependiente. Así de simple”. Sí, así de simple.
El Editor Federal
Los argentinos andamos con bronca, frustrados, sabedores que bajo nuestros pies existe un territorio plétorico de oportunidades desperdiciadas, presentimos que somos más capaces de los que nos quieren hacer creer, estamos divididos por odios infundados aunque en los momentos claves podemos abrazarnos como hermanos, nos intentan convencer que la economía es para licenciados en la materia y la política para doctores en ciencias sociales, que la democracia pasa por votar de vez en cuando, y la realidad solo existe en la TV.
Sobreponerse a este estado de cosas no es fácil cuando la mayoría de la dirigencia política divide al país unos por viejos odios y rencores, otros por creerse dueños de una verdad que no acepta discusión. Así por años se siguen postergando los sueños de los ciudadanos y el progreso del País.
Roca y la generación del 80′ pusieron las bases del Estado Nacional, pero la supervivencia a él de una clase parásita y rentística como la oligarquía, impidió el desarrollo que para la misma época tuvieron las hoy potencias del mundo occidental. Para mantener este estado de cosas se creó toda una superestructura cultural y política, que prevaleció en la educación y en los medios de difusión hasta el día de hoy.
Solo dos experiencias políticas nacionales y populares enfrentaron con relativo éxito el orden imperante, ellas fueron el Yrigoyenismo y fundamentalmente el Peronismo.
Ambas tuvieron en común el intento de una política nacional independiente de los grandes centros de poder, y además poniendo el énfasis en atender las necesidades de los sectores más postergados de la población. Ambas dieron origen a los dos partidos políticos más importantes de la Argentina, y hoy ambos, paradójicamente, están enfrentados y dividen a la población.
Sería imprescindible que estas dirigencias volvieran la mirada a sus orígenes en donde los dos caudillos no dividían la política del país entre izquierdas y derechas ni entre liberales y estatistas, sino entre nacionales y antinacionales.
Porque de eso se trata todo el asunto. Basta de macaneos economicistas, y falsas divisiones ideológicas. Política criolla nacional o política antinacional y dependiente. Así de simple.
El mundo se encamina a un nuevo reordenamiento mundial y el país debe pararse ante él con una clara posición nacional y latinoamericana. Estamos en unos de esos momentos claves de nuestra historia y hace falta una dirigencia a la altura de los desafíos que vendrán.
Se les deberá exigir desde las bases militantes de ambas fuerzas mayoritarias y desde la ciudadanía en general tender puentes sobre esta “grieta” con la cual se pretendió dividir al Pueblo argentino, pues de persistir el desencuentro nacional no hay país viable posible.
Fuente: Patria Grande