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Tiemblen los Tiranos 23: La Masacre de Oberá

Columna que existe para difundir y divulgar hechos y reflexiones sobre la historia, desde una visión, federal, popular y latinoamericana. A días de cumplirse 86 años de la denominada “Masacre de Oberá”, compartimos dos breves artículos que hacen mención a los hechos que involucraron a los pequeños productores de tabaco en 1936.
El Editor Federal

CONTRA LA AMNESIA

El 15 de marzo de 1936 tuvo lugar el episodio conocido como La Masacre de Oberá, en la cual se estima que fueron asesinados por las balas policiales decenas de colonos inmigrantes, todos ellos productores de tabaco y alimentos. La documentación existente no alcanza para brindar exactitud. Hubo además, detenidos que fueron asesinados en la comisaría de Oberá. Incluso, luego de más de diez años de la matanza, en los montes de la zona las familias seguían encontrando calaveras y otros restos de personas en lugares donde los relatos orales, de testigos, cuentan que hubo persecución a tiros.
El episodio, fue selectivamente olvidado de los relatos historiográficos oficiales, marginado de los manuales escolares y segregado de la memoria oficial. Sin embargo, desde el arte y las intervenciones, la carcasa del olvido se está resquebrajando.
Salieron temprano. Surgieron de las picadas, de los montes, convocados por la bruma del alba. Mujeres, niños, hombres, ancianos, la mayoría a caballo. Los idiomas se mezclaban en el andar. Colonos ucranianos, rusos y polacos, que venían de Samambaya, Los Helechos, Ameghino, Guaraní y Campo Viera. Marcharon kilómetros hasta llegar a Oberá. Era domingo. Los niños y las mujeres iban primero, clara muestra de que iban, en son de paz.
Era domingo. Antes del mediodía la columna llegó a Oberá. La idea de estos campesinos era reclamar a las autoridades, por los precios miserables que imponían para sus productos, especialmente el tabaco.
El comisario Berón, responsable policial de Oberá, tenía ya entonces fama de irascible, golpeador. Ese mediodía lo demostraría. Berón se pasó la mañana reclutando y arengando civiles, para que colaborasen con los agentes policiales, en salvar a la ciudad del ataque de “una horda de comunistas salvajes dispuestos a destruir la ciudad y quemar la comisaría”. Armados con machetes, palos, cuchillos y armas de fuego, policías y buenos vecinos esperaron el paso de la manifestación.
Cuando la marcha de los campesinos pasó por el viejo cementerio, frente al galpón de un representante de la Compañía Cuarenta y Tres, Berón dio la orden. El agente que estaba a su lado, acató. Tiró tres tiros al aire y a los pocos segundos, la primera lluvia de balas emprendía vuelo hacia la manifestación.
A cinco años del episodio, en 1941, el escritor bonaerense Alfredo Varela publicó su libro “La Masacre de Oberá”, que como el resto de su producción, está escrito en clave literaria, apoyado en datos y testimonios de la realidad. Pero en Misiones, ni los manuales escolares, ni los discursos oficiales, recuerdan la matanza. La Provincia “eligió olvidar”.
Pero el silencio, se quiebra estrepitosamente, con la existencia de expresiones culturales como el libro “La Masacre de Oberá, 1936”, de Silvia Waskiewicz, publicado en 2002 — y reeditado en 2007 por la Editorial Universitaria -, el documental audiovisual Quieta Non Movere, dirigida por Lucho Bernal, con producción de Lucía Alcaín, la obra de la Murga del Monte “Yerbal Viejo–Oberá” y la Intervención por la Memoria de la Masacre, de la diseñadora gráfica Florencia Aguirre.
Un segmento del libro de Varela sobre La Masacre, enuncia lo siguiente:
“En la historia de las luchas sociales argentinas, junto a las más brutales represiones de anhelo popular, entre las matanzas de Santa Cruz y la Semana Trágica, debe figurar lo que ya se conoce como La Masacre de Oberá. Cinco años han transcurrido desde entonces. Y es oportuno sacar de nuevo esos sucesos a la luz, presentarlos frescos y detallados, vívidos, ante los hombres de las ciudades y los campos de mi patria, para que no olviden la estúpida barbarie desatada contra unos colonos, que trabajaban la tierra, producían, eran esquilmados, y sobre los cuales lanzarían las jaurías de la represión como escarmiento, para que no volvieran a levantar cabeza, y recordaran siempre, que cada vez que intentasen mejorar su suerte encontrarían el látigo y la bala”.

Sacar la mugre que estaba debajo de la alfombra

Silvia Waskiewicz es licenciada en Historia. Su libro sobre la masacre, contiene cuatro capítulos y está nutrido principalmente por fuentes orales, documentales y periodísticas del orden provincial y nacional. Para el exrector de la Universidad Nacional de Misiones y prologuista del libro, Fernando Jaume, el trabajo es “minucioso, sólido y esclarecedor” y se inscribe “en el terreno inclaudicable de la lucha por los derechos humanos”.
Otro de los prologuistas, Raúl Aramendy (Movimiento Agrario de Misiones), señala que “la insana actitud de esconder la suciedad debajo de la alfombra, tan predicada por todos los cómplices e implicados en actos aberrantes, dignos de avergonzar solamente a quienes prefieren que no se loes recuerde, conlleva a la peor actitud de intentar silenciar los hechos por vía de la condena a los mensajeros que nos enfrentan al pasado para que podamos enfrentar, mejor al presente. De los crímenes cometidos contra pacíficos, luchadores y movilizados colonos misioneros, en 1936, en Oberá, era mejor no hablar”.
La autora, en tanto, expresa que “la masacre, si bien forma parte de la memoria social, no está reconocida como parte del sistema cognitivo de referencia en la historiografía local, y sobre ella existe un significativo silencio. En este sentido, mi objetivo fue reconstruir la historia y explorar en la memoria social e individual, las formas de representación con las que —a pesar del olvido— aludían con frecuencia a ese evento”.

Fuente: Pensamiento Discepoleano

LA MASACRE DE OBERÁ

Con el nombre de la masacre de Oberá, se conoce a una represión policial ocurrida el domingo 15 de marzo de 1936, en la ciudad de Oberá, contra un grupo de colonos que protestaban por diversos motivos. Detrás de la represión, se pusieron en evidencia una serie de fenómenos que expresan las tensiones sociales existentes en la época en el Territorio Nacional de Misiones.
Si bien la localidad de Oberá (en un principio Yerbal Viejo) había tenido como origen a un grupo de inmigrantes suecos, pronto comenzaron a llegar colonos provenientes de otras partes de Europa, en la mayoría de los casos, vía Brasil y en forma ilegal a través de la picada San Javier. En torno a Oberá se fueron conformando núcleos poblacionales con inmigrantes polacos, ucranianos, alemanes, suizos, rusos, finlandeses, etc., muchos de los cuales tenían serios problemas con la mensura y la propiedad de la tierra, debido a su ingreso ilegal al territorio.
Esta realidad había generado un fenómeno discriminador entre los diversos grupos de inmigrantes y los criollos, ya que muchos colonos comenzaron a ser vistos como “intrusos en tierras fiscales”, debido a ese ingreso ilegal. Esta mirada estará presente a la hora de la represión contra la columna de colonos.
La década de 1930 fue muy compleja para la producción primaria de Misiones, a lo que se sumó la gran sequía de 1936, fenómeno coyuntural que ahondó la crisis social y económica en aquel verano. A estos aspectos generales, se agregaron las condiciones de explotación imperantes en la zona, en donde los grandes acopiadores de tabaco establecían un precio para la materia prima en forma absolutamente arbitraria y discrecional. No sólo se pagaba un precio menor al establecido, sino que, en algunos casos, el acopiador se negaba a comprarles el producto a los colonos, privándolos de esa forma de su único ingreso monetario en mucho tiempo. Este mecanismo se utilizaba, evidentemente, como forma de presión y extorsión hacia aquellos colonos “díscolos” o gremialmente organizados.
Además del precio del tabaco, los colonos reclamaban por la situación de la mensura y distribución de la tierra y contra un impuesto creado por la CRYM (Comisión Reguladora de la Yerba Mate) que gravaba con cuatro pesos cada nueva planta de yerba mate.
Desde temprano los grupos de colonos comenzaron a salir de las chacras con rumbo a Oberá, en donde pretendían realizar una manifestación en lo que hoy es el mástil de Avenida Sarmiento. Los grupos partieron desde Samabmaya, Los Helechos, Ameghino, Guaraní y Campo Viera, aunque estos últimos no tuvieron participación en los sucesos. A eso de las 11.30, la columna, integrada por 400 a 600 personas, entre mujeres, niños y hombres, avanzaba por la actual avenida Misiones, frente al cementerio viejo y en cercanías del galón de la compañía Tabacos 43, cuando fueron recibidos a balazos por la policía y un grupo de vecinos que le servía de apoyo.
Desde horas antes que el comisario Leandro Berón, a cargo de la sub-comisaría de Oberá, había implementado una serie de medidas represivas. Entre ellas, detener, en forma preventiva, a los posibles cabecillas de la manifestación o a colonos que podrían participar en la misma. Además, hizo circular informaciones falsas entre la población con el objetivo de generar un estado de pánico social. De esta forma, se generalizó la idea de que los colonos “comunistas” vendrían a saquear, a incendiar y a matar a la gente del pueblo. Esta paranoia dio resultados y numerosos civiles se plegaron al piquete policial para actuar en la represión.
Berón estaba al frente de un oficial, dos sargentos y 13 agentes de policía. Una interpretación que se ha generalizado en los últimos tiempos, es que Berón les tendió una trampa a los colonos, ya que la manifestación no había sido autorizada por el gobernador y él, de todas formas, hizo correr la información de que sí estaba autorizada. Como hecho curioso, es de destacar que Berón había jugado un papel muy importante infiltrando las fuerzas radicales que se habían sublevado en 1931 en Misiones y que fueron rápidamente capturadas.
Lo cierto es que el 15 de marzo, cuando la columna de colonos pasó por enfrente del cementerio viejo, fueron recibidos a balazos por la policía y los civiles que los apoyaban. Allí se produjo un gran desbande, con persecuciones y luchas cuerpo a cuerpo entre manifestantes y fuerzas represivas. Durante varias horas continuó la cacería humana, ya que la policía, en compañía de civiles, persiguió a los colonos por toda la ciudad y, durante días, los buscó en las mismas colonias y chacras. Como consecuencia de la represión murieron Nicolás Oyempamchuk, Nicolás Holifarechuk, Iván Melnik y Basilicia Savinski, una niña de corta edad. Además se contaron decenas de heridos y más de 100 detenidos.
Según las memorias orales de los protagonistas, durante días se mantuvo la persecución sobre los colonos. Muchos de ellos debieron internarse en el monte para escapar de la policía o los grupos civiles. Si bien carecemos de números exactos, se cree que durante esas persecuciones se registraron numerosos asesinatos, golpizas y violaciones de mujeres.
El juez letrado de Misiones, Carlos Colman Lerner, inició un sumario para investigar lo sucedido. El juez encontró culpables a Berón y otros ocho agentes de la policía, pese a que rápidamente fueron puestos en libertad y retomaron sus actividades laborales en otras jurisdicciones. También encontró culpables a 15 civiles por su complicidad en la represión. Al igual que con los policías, este grupo pasó pocos días ras las rejas.
Los que más sufrieron el castigo de la justicia fueron los supuestos organizadores de la manifestación: Pedro Stefañuk, Pedro Mowchan y Basilio Kowal. Los dos últimos fueron apresados, trasladados a Posadas y juzgados bajo la ley de Residencia, proceso que culminó con la expulsión del país.

Bibliografía
– Belastegui, Horacio, “La protesta agraria de Oberá, 1936. La aplicación de la ley de residencia y el problema del tabaco”, en Estudios regionales. Revista del Instituto de Investigaciones, FHCS, UNAM, Volumen 3, 1992.
– Belastegui, Horacio,“Los sospechosos colonos de Misiones”, en Estudios regionales. Revista del Instituto de Investigaciones, FHCS, UNAM, Volumen 1, 1991.
– Torres, Eduardo, Cosecha de injusticias, Arandura, Asunción, 1999.
– Waskiewicz, Silvia, La masacre de Oberá, 1936, Ed. Universitaria, Posadas, 2007.

Fuente: Misiones Tiene Historia

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