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Un Fondo para pocos y un pozo para todos

Desde esta Redacción, podríamos haber realizado una crónica del anuncio respecto del acuerdo con el FMI tal como consta en la mayoría de los portales digitales y demás medios de comunicación. Sin embargo, nos pareció adecuado poner el “entendimiento” en números reales, para que los argentinos tengamos mayor dimensión de qué es lo que significa el nuevo capítulo con el Fondo.

Por Pablo Casals

Para comenzar, debemos decir que está difícil poder sacar conclusiones sólidas por dos factores. Primero, no conocemos el contenido del proyecto que se elevará al Congreso – la famosa “letra chica”. Segundo, no tenemos consolidación pública de los datos económico-financieros y Cuentas Nacionales de 2021; elemento fundamental para sacar las cuentas respecto de lo que anunció el Ministro Guzmán ayer por la mañana. Por lo tanto iremos haciendo los cálculos paso a paso.

Antes que nada, debemos plantear una situación real para Argentina: el país posee una matriz productiva cada vez más primarizada; sin industrias de base sólidas; con la cadena de proveedores interna en permanente quebranto y acosada por las continuas importaciones. Al mismo tiempo que, entre desocupados absolutos, subempleo y trabajo informal, está tocando la cota del 66%.

En síntesis, Argentina está funcionando en la actualidad al 41% de su potencial real, en el caso de que se vuelva a desarrollar toda su capacidad productiva (la instalada y la que debe recrearse). Si comparamos en términos de volumen económico la Argentina de hoy con la de 1974, nos encontraremos que medio siglo después, el país redujo esa capacidad en un 8,3%. Lo que agrava la situación, es que en estos años la población creció al doble.

Pero volvamos al principio. Dijimos que no tenemos datos oficiales consolidados de los términos del acuerdo, ni los números económicos. Por lo tanto, mediante las proporciones, nos queda la alternativa de proyectar y llegar a valores aproximados que nos permitan pensar. Entonces, pongamos dos datos que nos van a permitir entender todo lo que se viene diciendo en la agenda pública: el Producto Bruto Interno (PBI) de la Argentina en 2021, sería de 428.000 millones de dólares aproximadamente. El Gasto Público argentino, es decir lo que el Estado gasta para realizar todas sus actividades, es del 42,5% del PBI; o sea, US$ 181.900 millones.

Las cifras del “acuerdo”

Con los parámetros previamente explicitados, repasemos lo que anunció el Ministro. Según Guzmán, por el lado del famoso “déficit fiscal” (el Estado recauda menos de lo que gasta), se comprometió a reducirlo a 2,5% del PBI durante este año; a 1,9% del PBI; y a 0,9% en 2024.

En criollo, en 2022 es Estado “gastará” 10.700 millones de dólares menos que en 2021, lo que implica casi un 6% de recorte. En 2023, serán 8.132 millones en números constantes (4,5% de recorte); y en 2024, un 3.852 millones de dólares usando los parámetros actuales (2,2% de recorte).

Guzmán informó también, que el acuerdo incluye restricciones en la asistencia monetaria. Esto es, el dinero que el Banco Central le “presta” al Tesoro Nacional para financiar el gasto público. Según se dijo, que la asistencia debe ser del 1% del PBI en 2022, y de 0,6% del PBI en 2023.

Para que se entienda, el Banco Central, sólo podrá prestarle al Estado Nacional 4.280 millones de dólares en 2022; y 2.568 millones de dólares en 2023.

Como no conocemos “la letra chica” del acuerdo, no podemos determinar a ciencia cierta, cómo se distribuyen esos recortes. En el peor de los escenarios a calcular para el año en curso, es que el recorte del gasto estatal implique casi 15 mil millones de dólares (un 8,23% menos). Esto es, de acuerdo a los parámetros actuales, equivalente a algo más de 4 millones de sueldos estatales brutos durante un año.

El resto de los puntos del acuerdo, radicaron en que el Gobierno intentaría controlar la inflación mediante los mecanismo de control de precios y tratando de al menos equiparar la tasa de interés en pesos con los la inflación.

Lo demás puntos, consistieron en una serie de mecanismos financieros que le permitirían a la Argentina, tomar un nuevo préstamo refinanciando deuda, y “pateando” plazos hacia adelante, sin que se comprometa la capacidad financiera del Banco Central para “aguantar” la timba cambiaria internacional y la liquidación de exportaciones.

Cómo está Argentina y hacia dónde debe ir

Eso último, lo de “la liquidación de exportaciones”, nos da pie para proponer una reflexión adicional. Dijimos al principio de la nota, que Argentina se encuentra al 41% de sus posibilidades y con un PBI estimado de US$ 428.000 Millones.

Según todos los anuncios que viene realizando el actual Gobierno, sumados a los más coherentes del gobierno macrista, si el país expande su frontera agrícola como pretenden y desarrolla la actividad minera e hidrocarburífera al máximo pero dentro la dinámica exportadora, el Producto Bruto Interno recuperaría los números de 2010/2011 pero sin PyMES, sin cadena interna de proveedores, todo importación.

Es decir tendríamos US$ 550.000 millones de PBI; las multinacionales facturando casi un 30% más; y más precarización y pobreza. Pero la deuda se pagaría sola como vienen argumentando algunos de los gurúes económicos que hablan con el Presidente.

Ahora bien, si la decisión gubernamental estuviese ligada a recuperar la industria nacional, y a por lo menos, el comercio exterior y nacionalizar la logística interna, para dar impulso a la sustitución de importaciones. El PBI de un país que paga salarios industriales, se elevaría a 887.000 millones de dólares y una situación de desocupación cero (0%).

Asimismo, si desde el Gobierno Nacional, se propusieran a continuar ese camino de ascenso, se desarrollaran en forma conveniente, todas las cadenas de valor que hacen a la economía del país, y con un nivel prácticamente pleno de sustitución de importaciones, el Producto Bruto Interno podría alcanzar el billón de dólares y llegar al 100% de su potencial de producción en una década.

El cálculo, no es un disparate. Es prospección por planificación de una país industrial y también agrario, como lo fue hasta 1974. Sólo hay que recuperar el trabajo argentino y dotarlo de lo que falta. Lo demás, se acomoda armónicamente.

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