La producción de miel está principalmente orientada a la exportación, tanto por precio como por volumen. Sin embargo, aprovechando las condiciones de segundo productor y exportador mundial, Argentina tiene una posibilidad única de agregar valor a la apicultura como actividad, a sus derivados, y complejo industrial demandante.
Redacción
La apicultura es una actividad agrícola que posee gran arraigo en Argentina, aunque el uso y consumo de sus productos no estén tan afincados en nuestra sociedad. Según actores del sector, la mayor parte de la miel que se produce en el país está destinada en un 95% al mercado externo, lo mismo que la cera.
Argentina es un país que consume poco en relación a la cantidad que produce. Se calcula que el mercado interno nacional promedia unos 200 gramos al año por persona; meno de la mitad que en Europa o Norteamérica, donde dicha estadística asciende a los 500 gr. La proporción es simple se explicar: dichos países poseen desarrollada en forma integral la industria de la alimentación; y en los últimos años, las elaboraciones de comestibles envasados han comenzado a incluir miel, no sólo por sus valores nutritivos, sino por sus facilidad de conservación.
La principal provincia productora de miel en Buenos Aires, y sus resultados son mayoritariamente exportados a Estados Unidos. La sigue Entre Ríos. Argentina a su vez es el segundo exportador mundial de miel, detrás de China que encabeza las tablas tanto de producción como de exportación.
El sector, salvo excepciones se ha organizado en cooperativas regionales, las cuales no solamente compran al productor y acopian, sino que también procesan y realizan el proceso de exportación. Según los responsables de la Cooperativa Apícola del Paraná Limitada, situada en Entre Ríos. La entidad de conformó con el objetivo de objetivo principal de exportar la producción. Con 18 años de vida, cuenta con 9.000 colmenas activas distribuidas en los departamentos Paraná, Diamante, La Paz, Federal, Villaguay, Feliciano, Victoria y San Salvador en la provincia de Entre Ríos y en el norte de la provincia de Santa Fe; y exporta sus productos a Europa, Norteamérica y Japón.
Cada colmena, estimativamente produce entre 35 y 40 kilos anuales; y los tipos de mieles definen el mercado de exportación. La cooperativa entrerriana, mencionó que paga al productor un promedio de $ 300 por kilo. A nivel internacional, según se trate de orgánica o elaborada, oscila entre 3,2 a 4 dólares el kilo; o más.
Japón por ejemplo, demanda mayor proporción de miel orgánica, más clara en su aspecto. La miel se produce en espacios donde no hay agricultura, y es más clara por las flores del lugar autóctonas del lugar. Tanto Europa como Estados Unidos, demandan mayoritariamente miel más oscura.
En cuanto a la diversificación, se esta implementando la denominada producción de mieles multiflora de monte natural, praderas y mieles orgánicas certificadas. INTA implementó el denominado Programa Nacional Apícola, y con la colaboración del INTI, donde está clasificando la miel en mono o multiflorales; de pradera o de monte; de eucaliptos, naranjos o limoneros.
Según los especialistas y entidades vinculadas al sector, hay más de 80 variedades de miel en el país, que se diferencian por su origen y característica. Los entrerrianos hicieron referencia por ejemplo, las mieles de eucalipto, que se da principalmente en el centro-este de la provincia de Corrientes (La Cruz) y también en la costa del río Uruguay en Entre Ríos. La miel de citrus, se produce en el sudeste y noroeste de la provincia de Corrientes y también parte de Entre Ríos. También están la miel de algarrobo de monte nativo; miel de chilca; miel de la selva paranaense; miel de loro blanco; miel de palmares y miel de quebracho colorado chaqueño.
Tal lo describe la fuente, la producción de miel está principalmente orientada a la exportación, tanto por precio como por volumen. La cera, asimismo, va destinada a distintas cadenas industriales, tanto de la alimentación como de la cosmética, esencias, e impermeabilización de materiales dentro de la industria textil y confecciones.
Sin embargo, debería ensayarse una variable nacional y aprovechar su abundancia y calidad a precios del mercado interno. Sería trabajo argentino, proveyendo al trabajo argentino.
Fuente: UNO Entre Ríos