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Estaba cantado: la Sociedad Rural pide la suspensión de impuestos de cara a que los productores puedan afrontar el quebranto. Es decir, hablan de pérdidas cuando la campaña está comenzando; y no están dispuestos a bajar el precio de los arriendos. ¿El Gobierno? Bueno… dice estar “preocupado”.

Redacción

Se va armando la campaña 2022-2023; se acerca el punto de finalización de la fina (trigo y cebada); la sequía continúa; y comenzaron los llantos de rigor.

La Sociedad Rural Argentina (SRA) le está reclamando al Gobierno que suspenda el cobro de los anticipos del impuesto a las Ganancias para los productores agropecuarios, alegando que dada la crítica situación “no saben si van a tener ganancias”.

Un par de cosas son ciertas: la sequía hará disminuir rindes esperados en los cultivos; y los precios internacionales de comercialización también se encontrarán a la baja comparados con las dos últimas campañas. Esto último será así, porque el mercado internacional ya lo resolvió y acaba de anunciarlo días atrás, a través de su vocero oficial: el mismísimo presidente de Estados Unidos.

Por lo tanto, si bien nada indica que pueda suceder en los próximos meses, por más que la situación hídrica mejore o se normalice, el agro argentino no facturará lo que la campaña pasada. Mejor dicho: las multinacionales exportadoras no facturarán cifras extraordinarias, y por ende, no transferirán los mismos resultados hacia abajo – hacia el campo.

La dirigencia nacional de la SRA siempre tiene algún problema, lo expresa y establece agenda. Por lo tanto es muy probable que de aquí al verano – y más allá -, este tema sea recurrente: el productor agropecuario cabalga en el quebranto que le generan las retenciones, la política monetaria y el impuesto a las Ganancias

Obviamente no es tan así, más allá de que siempre fue falso que el campo nada en mares de abundancia. El problema de fondo es que Argentina es el primer eslabón de una cadena de valor global. Por lo tanto es la que menos se lleva. A su vez, cada sector del tramo argentino de esa cadena está altamente concentrado en pocas manos, salvo el campo, los productores.

Estos a su vez, poseen cada vez más limitaciones: altos costos de arriendo, insumos y semillas importadas, servicios y contratos valuados en dólares; sin contar financiación, fletes, acopio y procesos de liquidación final de contratos. Un combo que se entrada no garantiza precio sostén.

Es esperable que se quejen por la carga impositiva. Sin embargo, una cosa es que la queja sea lógica, y la otra muy diferente es que sea justificada. El sector agropecuario está formateado a gusto y placer de la cadena de valor global, y no del capricho gubernamental. Por lo tanto, si se pretenden condiciones más convenientes impositivamente, los productores deben exigir a su dirigencia gremial un cambio de política: dejar de ser el alfil de la multinacional en el territorio nacional.

La SRA por otra parte, está a ambos lados del mostrador, porque algunos de sus asociados producen y otros les cobran arriendo a los sus compañeros que producen. Poco serio el asunto, pero la cosa viene así desde hace un par de décadas.

Entretanto, el Gobierno Nacional por medio del Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, declara oficialmente que la sequía “lo tiene preocupado”; que afectará los rindes del trigo; pero que no habrá problemas para abastecer el mercado interno.

Tras el bochorno sistemático que fue la política de fideicomisos para la cadena industrial triguera (molinos, panificadoras e industria de la alimentación), a nadie le importa el resultado final de la campaña en términos de mercado interno. Lo que interesa es la cotización internacional del cereal, y el poder de maniobra que se podrán tener. Como dijimos más arriba, los precios globales van a descender; ahora, ¿cuándo bajó un precio de algo en Argentina?

En realidad, el Secretario está abriendo el paraguas de cara a que los rindes esperados para la fina tendrán una pérdida del 30%, y quieren de antemano ir ablandando a los molineros de cara al abastecimiento del mercado interno desde enero en adelante.

Bahillo asimismo habla de “agudizar el ingenio” para que el agro salga de los meros instrumentos cambiarios. Sin embargo, hasta el momento queda en intenciones, porque en el terreno concreto de la acción, se sigue cintuareando con el precio del dólar.

Aquí no haber novedades a futuro o grandes cambios. El Gobierno Nacional no está dispuesto a tomar la manija de la conducción del proceso productivo. Sólo continuará apagando los distintos incendios con chorritos de agua.

Algo así como una dispensa de lágrimas ante la crueldad de la sequía.

Fuente: SAGYPN / SRA

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