Los productores vitivinícolas esperan que la negociación por el precio del kilo de uva llegue a buen puerto para la vendimia que se avecina. Los problemas climáticos y la inflación, que trajeron severos trastornos al sector, puede que colabore en la fijación de los montos de cosecha.
Redacción
La vendimia 2023 parece traer buenos augurios para los productores. Por primera vez en varias campañas, a causa de los inconvenientes climáticos ocurridos durante el año (sequía, heladas tardías a fines de la primavera, y mangas de granizo), la producción potencial ha caído en expectativas de rendimiento, aunque aún es temprano para hacer cálculos más o menos certeros.
Sin embargo, desde las fincas se prevé que podrán obtener un justo precio por la producción, algo que no sucede hace al menos una década. La voz d ellos productores se viene expresando al respecto. Desde la Mesa Vitivinícola de San Juan, expresaron que los empresarios del sector industrial (bodegueros y mosteros) que no ofrezca un buen precio en las primeras semanas de campaña, se quedará sin materia prima.
Por otra parte, desde la Asociación de Viñateros Independientes, anticiparon que a raíz del casi asegurado bajo rinde respecto del promedio estimado anual y tradicionalmente, la uva que estará disponible no alcanzará para cubrir la demanda de mercado del subproducto final: vinos, mostos, pasas y fruta fresca. Es decir, por más que el sector industrial no se extreme en la especulación o el empuje de los precios a la baja, estará complicado para poder cumplir con la demanda del mercado hacia ellas; cosa que afectará precios y stocks de uva y derivados disponibles.
Además, hay indicios de que la suerte podría cambiar, atento a que autoridades de las provincias vitivinícolas, del Instituto Nacional de Vitivinícultura (INV), y entidades de la cadena vitivinícola, se están reuniendo para discutir y fijar los precios de referencia.
Los productores afirman que de no haber un acuerdo razonable, utilizarán el criterio de 2022: no apurarse para vender la producción e insistir en el precio pretendido. Durante la vendimia pasada, que tenía una merma respecto del promedio de producción del 15%, los productores, pedían que para la uva común, el precio base fuera $ 40 por kilo. Las bodegas ofrecían, valores entre un 15 y 20% más bajo; o bien, empresarios que no querían renegociar precio (pagar lo mismo que en 2021) pero hacerse de la materia prima.
Hoy el panorama es un tanto diferente. Además de los resultados de los efectos climáticos y una inflación real superior al 100%, el precio solicitado por los productores está por encima del los $ 80 por kilo.
Los gobiernos de Mendoza y San Juan están a la expectativa. Durante años tuvieron que intervenir en el precio de la uva, comprando parte de la producción para levantar su valor, u otorgando los denominados créditos de cosecha.
Obviamente, el mayor desgaste en esa correa de transmisión casi permanente que es la producción de materias primas, el eslabón más complicado es el productor; que a su vez paga labores de limpieza, poda, cosecha; además de fletes, canon de riego y demás insumos y servicios.
Veremos que sucede en las próximas semanas.
Fuente: INV / Huarpe