Hay movimientos propios de ajedrecistas que se van dando en la región: políticas arancelarias que dan vía libre a las zonas francas, y triquiñuelas bromatológicas que meten la uña en ciertos equilibrios productivos regionales…
Redacción
El asunto con la producción, consumo y comercialización de yerba mate es más o menos así: el mercado interno consumidor más grande es Argentina. También es el principal productor y exportador del mundo.
Uruguay consume cantidades elevadas per cápita, pero no produce yerba. Por lo tanto usan la que especialmente les producen los brasileños: despalada y al “estilo uruguayo”. Paraguay por su parte, también cultiva, cancha y consume yerba; aunque no a los niveles argentinos.
¿Qué está sucediendo? Un acuerdo de comercialización-consumo entre Paraguay, Brasil y Uruguay, tanto para intercambiar entre si como para exportar allende los mares y penetrar el mercado argentino.
La maniobra tiene ciertos antecedentes, donde colaboraron los principales empresarios argentinos del sector: la desigualdad desesperante que existe entre el pequeño productor de hoja de yerba y quién comercializa el producto final en supermercados, hizo que al productor en muchos casos le conviniera vender la yerba a secaderos brasileños. Eso tuvo dos rebotes: uno cierta escasez temporaria de algunas marcas en el mercado interno por una supuesta falta de provisión que hizo mella en la cadena; pero por otro, la exportación a precios exorbitantes de las grandes empresas yerbateras a destinos internacionales.
Lógicamente, tras esa maniobra hubo un sinnúmero de afectados a lo largo de la cadena yerbatera, tanto en nuestro país, como en las naciones vecinas y co-integrantes del MERCOSUR.
Así las cosas, días pasados Uruguay y Brasil firmaron dos protocolos adicionales al acuerdo rubricado por sus cancilleres durante la IX Cumbre de las Américas: uno, el que elimina de aranceles a las exportaciones de zonas francas entre ambas naciones; y otro que facilita el comercio de yerba mate entre las naciones. La firma de los protocolos tuvo lugar, en la sede de la Asociación Latinoamericana de Integración (AlaDi). Esta, en tanto entidad previa al MERCOSUR, posee una serie de pautas estatutario-operacionales, que no necesariamente obedecen a las del mercado Común, y por lo tanto pueden avanzar sin lugar a protestas por terceros países.
Los dos planos del protocolo son de peligro para Sudamérica. En el primer caso, una desregulación de mercados encubierta que sienta precedentes. Los uruguayos podrán tener mayor acceso a al mercado brasileño dada la posibilidad de que todos los bienes producidos en zona franca accedan a Brasil con arancel cero. Dicha desregulación, libera asimismo, la posibilidad de consolidar a Uruguay como un país franco en materia industrial y que promueva la desregulación de todos los acuerdos aduaneros del continente. Básicamente, abrirle la puerta a los grandes del mundo y darles la llave.
Respecto del protocolo de la yerba, es más específico: tanto Brasil como paraguay, poco a poco se hacen de una porción del mercado interno argentino en la medida que las grandes yerbateras nacionales destinas mayores volúmenes a las ventas extranjeras; o simplemente, retener mercadería para especular con el precio. Los huecos que van quedando, los cubren nuestros vecinos.
Pero por otro lado, la expansión brasileña tuvo gracias a Uruguay un empujón interesante, no tanto por un acuerdo arancelario, sino por un protocolo sanitario: los niveles de plomo y cadmio. Por su naturaleza, la yerba mate absorbe de la tierra niveles de ambos minerales, que se sabe que consumidos en proporciones elevadas puede ser dañino a la salud humana por su alto efecto residual. Es por ello, que los controles argentinos respecto de las proporciones de cadmio y plomo por kilo de yerba, son de rutina hace bastantes años.
Pero brasileños y uruguayos, acordaron el AlaDi alterar esos niveles de tolerancia: Brasil quiere elevar a 0,90 mg/kg para cadmio y de 1,0 a 1,20 mg/kg para plomo en yerba mate. Argentina tolera un máximo que ronda en la mitad de esos guarismos (0,40 mg/kg para cadmio y 0,60 mg/kg para plomo).
¿Qué sucedió? Ante las ventas externas de empresas argentinas, varias cadenas de comercialización mayorista, comenzaron a importar yerba brasileña o uruguaya. Como una “colaboración” hacia el sector, los controles bromatológicos que se hacían en la Aduana respecto de los niveles de cadmio y plomo, hacían las veces de barrera paraarancelaria; es decir, reemplazaban al arancel de importación.
Brasil, que presiona permanentemente por flexibilizar esa normativa, al sellar dicho acuerdo con Uruguay, y – por volumen comercial –, poder absorber parte de la producción paraguaya, rompe un “equilibrio” de décadas en la región.
Uno puede suponer que al abarcar una sola cadena y una sola actividad – la yerba mate – no debería conllevar mayor peligro. Sin embargo, hay diversos conflictos en desarrollo desde hace al menos 35 años en la región, y todos obedecen a la cadena agropecuaria, y la división internacional del trabajo.
El diablo mete la cola en la región entrando con la yerba y las zonas francas… ¿Cuánto falta para que el conflicto se extienda a la soja, maíz, trigo, carne vacuna y girasol?
Ojo…
Fuente: InterNos / El País