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La cosecha gruesa no se termina de levantar, y demora la siembra del trigo para las próximas semanas. Los precios en pesos mejoran pero el dólar está planchado, por lo cual la liquidación se mueve poco y nada. “Ya veremos quién aguanta más” – dicen las multis – (ruido de mate).

Redacción

Hace exactamente una semana atrás, el diagnóstico respecto de la marcha de la cosecha gruesa era poco alentador y las perspectivas para la siembra de la fina se nublaban un poco ante los problemas presentes. De hecho, varios eventos transcurridos en estos días promocionado productos, insumos, líneas de financiación y análisis de mercado, trataron casi unánimemente de desviar la atención hacia los problemas y enfocarse en los negocios.

Sin embargo, y valga la redundancia, el árbol de los negocios no tapa el bosque de los problemas. Desde la perspectiva de la zona núcleo (Norte de Buenos Aires, Sur de Santa Fe, Sudeste de Córdoba), lo concreto es que la demora a causa de las lluvias para levantar la gruesa, complica la siembra de la fina, que debería comenzar en 28 días.

Uno de los actores más influyentes del agro – que no significa que sea bueno – como lo es la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que en dicha región siembra de trigo tendría – de entrada – un 5% menos de superficie que la campaña 2023-2024. El motivo es que las cosechas de soja y el maíz tenían un retraso importante – sólo el 60 y 70% respectivamente había sido fue levantado -, índice que no se registraba desde 2015-2016.

Si bien durante esta última semana los números en zona núcleo mejoraron significativamente ante mejoras en el estado de pisos que permitió ingresar a cosechar, la demora aún no se supera. Para la soja, lo alentador es que existe un promedio de elevación de rindes. La contracara es el maíz, que entre la chicharrita y el retraso, se estima una pérdida de 3 millones de toneladas.

Así, el panorama aún no supera las dudas de hace siete días atrás: hay que cosechar la gruesa, ver qué quedó, hacer las cuentas y planificar la siembra del trigo. Si bien el precio de liquidación tiende a subir, y los insumos claves apuntan a descender, para los productores el esquema de costos deja escasa rentabilidad a raíz del alza de los arriendos. En la región, prácticamente el 70% de la producción se realiza en campo alquilado.

Hay cuatro factores que hacen estimar que la siembra se realizará de todas maneras: los compromisos y obligaciones a cubrir para fin de año; la humedad en los perfiles de suelo que garantizan un arranque que hace al menos cuatro años que la fina no tiene; la sequía en las llanuras del hemisferio norte (Kansas, Rusia y el centro de Europa) que bajará los rindes y el cereal disponible; y cuarto, la timba de los fondos especulativos que operan en el mercado internacional, que así como te hunden, en este caso podrían favorecer al complejo argentino por una mera cuestión estacional: habrá trigo disponible para diciembre.

Un analista comentaba a nuestra Redacción que la situación no es la ideal. Por un lado, la cosecha anterior de trigo, debería tener a esta altura un nivel de liquidación superior al 60% y apenas sobrepasa el 50%. Si bien el precio “mejoró”, en términos reales no le fue tanto. Los datos oficiales dicen que en los últimos 20 días el precio en pesos creció algo más del 10%; pero en dólares apenas superó en 2% en el mismo lapso.

Una de las claves parece estar en la expectativa por que el Gobierno argentino devalúe y plante un tipo de cambio más conveniente. Sucede que a esta altura nadie como vidrios: por más que mejoren el precio en pesos, el sistema de referencia está clavado en dólares. En criollo, los muchachos quieren un 20% más tonelada; es decir, de 180/185 dólares pretenden 220 para comenzar a charlar; y si es posible 225 U$/tn.

¿Cómo sigue? Nadie se arriesga. Durante el día de hoy habrá nuevos cortes de novedades en cuanto a la cosecha y alguna nueva perspectiva de siembra.

El campo espera que el gobierno devalúe. El gobierno dice que no va a devaluar, y trata de ganar tiempo hasta finde mes.

Lo que no hay que olvidar es que si bien el almanaque es el mismo para el campo y el Ejecutivo, tienen distintas relaciones con los amigos en común (las multis). Ellas se van a quedar con el que aguante más y les garantice la operatividad relativa.

Al gobierno le queda Conan, que ya ni siquiera cree en el régimen de lluvias.

Fuentes: SAgYPN / BCR / BCBA / Archivo

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