No le hemos tocado una coma, porque nos parece que de hacerlo quitaríamos elementos a la nota. Reproducimos el artículo firmado por Marcial luna y publicado en el diario “El Tiempo” de la localidad de Azul, provincia de Buenos Aires. Es mismo está basado en una entrevista a un delegado de ATE en la fábrica, tras la media de fuerza de la semana pasada. En el marco de una tenue “reactivación”, el representante gremial aseguró: “Lo que nosotros necesitamos es dejar de estar precarizados y tener un convenio colectivo que nos asegure la permanencia en nuestro trabajo”.
Redacción
El delegado de fábrica Sebastián Maddío confirmó a El Tiempo que ya son sesenta y cuatro los operarios reincorporados y que se aguarda que hagan lo propio otros treinta y ocho, para poder comenzar a producir a fin de este año, luego del cierre producido en 2017. Aseguró que «la fábrica se reabre porque los fabriqueros ponen, todos los días, su grano de arena». También admitió que «tenemos el fantasma de lo que pasó con el otro gobierno».
«Los fabriqueros tenemos la esperanza depositada en la reapertura, en la reactivación y en la pronta reincorporación de nuestros compañeros, que es lo más importante», aseguró a El Tiempo Sebastián Maddío, delegado del gremio ATE en fábrica Fanazul.
Con respecto a la medida de fuerza del jueves pasado, dijo que «es el primer paro que le hacemos a nivel sectorial; es decir, a Fabricaciones Militares, y es en reclamo por la reactivación de la fábrica, por la reincorporación de los despedidos», aunque la medida de fuerza quedó amputada por la conciliación obligatoria interpuesta, a último momento, desde el Ministerio de Trabajo de la Nación. De todos modos, obliga a las partes a reunirse en una mesa de diálogo, en el plazo de las próximas dos semanas.
El reclamo, explicó a este diario Maddío, «también para que se solucione el tema con el ANMAC y con el organismo que corresponde, la apertura de la planta de destrucción de chalecos, donde nosotros ya hicimos una inversión grande en lo que es la parte edilicia. Estamos ahora esperando la máquina para poder empezar a hacer esa tarea».
Añadió que, en realidad, «estamos frenados simplemente por el hecho de una decisión política, porque es una firma que falta para poder concretar esto».
El delegado sindical admitió, con notorio pesar, que «es una lástima, porque es algo que se anunció con bombos y platillos, es algo donde ya se hizo una inversión y que esté frenado políticamente en este gobierno».
Por otra parte, «en lo que se refiere a la fábrica, nosotros estamos en pleno proceso de reactivación. Ya se han hecho muchas cosas en la fábrica. Se ha invertido una suma importante de dinero para lo que es la reactivación de la Planta «C», que es la que va a hacer funcionar la planta de nitroglicerina para la elaboración del Mastermix» (se trata de un «alto explosivo con Nitroglicerina, un producto obtenido por mezcla de la Nitrocelulosa con una de Nitroglicerina-Dinitroglicol, y otras sustancias adicionales).
El delegado de fábrica Fanazul expresó a El Tiempo que «entendemos que la situación del país es compleja y que todo va lento, pero nosotros también consideramos que los tiempos nuestros no son los de ellos [se refiere al gobierno nacional, a través de los ministerios intervinientes, como a la ANMAC y dependencias involucradas en el tema Fanazul], que todavía falta gente por reincorporar y que esto tendría que haber arrancado mucho antes».
Maddío admitió también que «el panorama es complicado porque los tiempos son complicados para nosotros, más cuando se acercan las elecciones y nosotros ya tenemos el fantasma de lo que pasó con el otro gobierno; y ante un cambio de gobierno no sabemos lo que nos puede llegar a volver a pasar», en clara referencia a lo ocurrido el 28 de diciembre de 2017 con la decisión del presidente Mauricio Macri de disponer el cierre de la fábrica de explosivos azuleña.
Por otro lado, reconoció que «la verdad es que los reincorporados, que somos sesenta y cuatro hasta ahora, han hecho un sacrificio bárbaro, más allá de que es su trabajo, por un sentido de pertenencia han recuperado la fábrica de una manera extraordinaria. A pulmón».
Es en ese sentido que el delegado fabril Maddío manifestó que «sería una lástima que, otra vez, vuelva a pasar algo como en el 2017. Entonces es entendible que todos nos empecemos a desesperar un poco, y la plata que no alcanza. Para nosotros, obviamente, no son los sueldos que ganábamos antes. A todos nos afectó la devaluación y los sueldos hoy no son buenos, pero tenemos la esperanza y le ponemos la voluntad para que cerca de fin de año podamos lograr arrancar con la producción y la reincorporación de todos los compañeros».
Reveló, sin embargo, un aspecto importante: «Actualmente se está llamando a una parte de los compañeros, puntualmente esta semana; porque se está queriendo reincorporar a treinta y ocho trabajadores, que son parte del proceso que nosotros precisamos para arrancar con la producción».
«Nosotros -añadió Sebastián Maddío- nos estamos preparando como para arrancar a fin de año. Y estamos precisando esa gente que va a ser la que va a cubrir los puestos para retomar la producción».
No es una tarea fácil en la actual coyuntura. El delegado de ATE en la fábrica Fanazul explicó a este diario que, «con la resolución del ministro Massa [que frenó el ingreso de empleados a la órbita estatal] esto es complicado. Entonces nosotros tenemos que justificar el puesto de trabajo ante Fabricaciones Militares, después ante el Ministerio de Defensa, después ante Gestión Pública para que lo apruebe. Y hacerles entender que nosotros somos una fábrica productiva y que la gente que precisamos realmente es por una línea de producción».
Indicó que «por todo eso es que fue el paro [del jueves pasado]», al menos en cuanto a los reclamos de base, ya que la conciliación obligatoria impidió concretar, en sí, la medida de fuerza de 24 horas.
«Es una lástima que, en este gobierno peronista, ante el primer desacuerdo o reclamo que hacemos formalmente, como el de hacer un paro, nos pongan una conciliación obligatoria inmediatamente. Pero está dentro de la ley. Tenemos una reunión virtual ante el Ministerio el próximo 19. Ahí veremos si podemos alcanzar algo», puntualizó.
En otro tramo de la entrevista con El Tiempo, Maddío dijo que «yo fui testigo del cierre y desguace de la fábrica». Ante ello, «puedo asegurar que a la fábrica la desguazaron de tal manera que, para que los lectores se den cuenta, ¡se llevaron hasta los inodoros!».
Agregó que «a Fanazul la desguazaron, la saquearon, con la plena intención de que no abra nunca más, de que sea algo imposible. Pero tampoco les resultó así porque se dieron cuenta de que no era una fábrica de galletitas, que apagaban la luz y dejaba de producir».
Por el contrario, aseveró Maddío, «esta es una fábrica de explosivos que tiene setenta años, así que había que tomar los recaudos necesarios. Ni siquiera fueron coherentes en el sentido de hacer un estudio ambiental antes de desguazar el predio. Simplemente lo hicieron, la desarmaron, pero nunca pudieron deshacerse, en sí, del predio, porque al ser una fábrica de explosivos, no es algo tan fácil». Implica que quedan residuos de las producciones que, ante el menor error de manipulación, puede provocar, sino una explosión, al menos un incendio de proporciones, entre otros factores de alto riesgo inherentes a la producción misma de la fábrica militar asentada en un sector de las sierras de Azul.
Maddío dijo que «yo siempre estuve, por ser delegado. A mí nunca me despidieron de la fábrica. Por eso fui testigo del desguace y ahora estoy siendo testigo de esta reactivación».
Señaló que «desde que cambió el gobierno hasta ahora, desde que se mantuvo la intención de reabrirla, la fábrica ha cambiado el cien por cien», en tanto subrayó que «eso es producto de los compañeros reincorporados, que le pusieron mucha voluntad propia. Es decir, el sentido de pertenencia está intacto».
En tanto, se aferró a un concepto: «Lo que voy a discutir y defender a muerte es que la fábrica se reabre porque los fabriqueros ponen, todos los días, su grano de arena; trayendo hasta un pincel de su casa o colaborando con lo que sea, o haciendo hasta lo que no tienen que hacer para poder reabrir la fábrica».
Luego de los fatídicos sucesos de fines de 2017 y el tiempo transcurrido hasta que comenzó a reactivarse lentamente el proceso de recuperación, cierta esperanza fue recuperándose entre los cesanteados por la administración Macri. Maddío indicó que «estamos en plena reactivación, con la esperanza de que vamos a estar arrancando con Planta de Nitroglicerina y Mastermix para fin de año. Por eso estamos pidiendo las treinta y ocho reincorporaciones que mencioné antes, que son las que se necesitan para largar la línea de producción».
Y con respecto a la destrucción de material bélico, señaló que «esa es una línea de producción que ya estamos realizando».
Sebastián Maddío también remarcó un aspecto que creyó importante mencionar, direccionado al impacto socioeconómico en la ciudad. «Sería realmente fabuloso que, para Azul, nuestra ciudad, se logre pronto la reapertura. Es un lugar de empleo, es trabajo para nuestra ciudad. Siempre lo dijimos: es empleo para Azul. Es mano de obra azuleña».
Observando el proceso de lucha iniciado a partir del cierre de la planta en 2017 por los fabriqueros y la entidad gremial que representa, Maddío también reconoció que «la gente de esta ciudad siempre nos ha apoyado, con esas marchas masivas» que fueron acompañando los momentos más desesperantes para las familias que habían quedado en desamparo tras los despidos de diciembre de 2017.
Ahora, algo ha cambiado al menos. «Estamos esperanzados en poder arrancar con la producción a fin de año. Este gobierno ha anunciado muchas cosas para Fanazul, como por ejemplo el tema de la fábrica de chalecos, y lo único que falta es la firma de la ANMAC. Es decir, es una cuestión política, como así también con convenio colectivo de trabajo (CCT). Lo que nosotros necesitamos es dejar de estar precarizados y tener un convenio colectivo que nos asegure la permanencia en nuestro trabajo, para que no venga ningún otro gobierno «iluminado» y que decida desguazar una fábrica que, en definitiva, quedó demostrado que les salió más caro el desguace que mantenerla abierta».
Fuente: Diario El Tiempo