Los datos publicados avizoran un futuro complicado para el abastecimiento a precio razonable para el mercado interno de carnes y lácteos. Tanto el sector frigorífico como la cadena lechera advierten que la faena de vientres será perjudicial en ambos sectores.

Redacción

Tras la publicación de un reciente informe por parte de la Cámara que nuclea a las empresas de la industria frigorífica, se detalla que durante el mes de octubre, se faenaron 1.161.000 de cabezas de ganado vacuno. Un número similar al arrojado por la actividad en el mes de septiembre.

Además, se consigna que la faena de hembras totalizó 587,4 mil cabezas en el décimo mes del año (un 50,6% del total mensual), y un 20,3% mayor a la registrada en octubre de 2022. Según la entidad, se trata de un récord histórico, ya que se cumplieron siete meses consecutivos donde la faena superó el límite superior estimado del intervalo que resulta consistente con el mantenimiento del rodeo vacuno.

La Cámara considera que dado el nivel de liquidación de hembras, el rodeo vacuno nacional se verá perjudicado a futuro, cosa que repercutirá en la producción, la faena, el abastecimiento y el precio de la carne en el mercado interno.

Según el informe, en octubre pasado, la producción de carne vacuna fue equivalente a 259 mil toneladas res con hueso (tn r/c/h), acumulando cuatro meses consecutivos de caída. Asimismo, consignó un menor peso promedio en gancho, que registró 223 kilos; un -2,7% mensual.

La explicación, es que el mayor número de cabezas enviado a faena, es producto todavía de las consecuencias de la sequía, cosa que implica falta de agua y alimento. Esto último también se vio afectado a partir del aumento del precio interno del forraje, afectado por las políticas de tipos de cambio diferenciados de cara a la exportación.

Por otra parte, desde la cadena láctea también advierten que el aumento de la faena de hembras está influido por el achicamiento o cierre de tambos dada la crisis que atraviesa el sector, y por lo cual los productores intentan recuperar parte de las pérdidas enviando animales al mercado.

El análisis es simple. Según representantes de pequeños y medianos productores del sector, el precio sostén para el litro de leche debería estar en los 180 pesos. Sin embargo, desde el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLEA) que lleva adelante el Estado Nacional, se informa que el precio estimado debe ser de 130 pesos por litro de leche a salida de tambo para octubre. A esto se suma que, en la realidad de las transacciones, los pagos no superan los $ 126.

Es decir, están trabajando un 30% por debajo del nivel de costos, y por eso en los últimos meses se aceleró el cierre o achicamiento de los establecimientos productivos. Las vacas que la cadena láctea envía a faena son al mismo tiempo vientres, y en algunos casos de remates en pueblos chicos, los animales provenientes de los tambos rondan el 505 de las cabezas liquidadas.

De esta manera se vislumbran dos inconvenientes inmediatos: la aparente escasez a futuro de carne vacuna en el mostrador por falta de vientres y su correspondiente aumento en la suba de precios; y lo propio sucederá con la leche y los lácteos derivados.

Resta en realidad poder ver la película completa a fin de año y proyectar la situación para 2024. Será importante la actividad del sector exportador para ambas actividades.

Comer carne y lácteos será imposible si no se garantiza en cantidad y precio, el consumo correspondiente en nuestro mercado interno.

Fuente: CICCRA / Noticias Agropecuarias / Bichos de Campo