Boric anunció una próxima visita al continente con el principal referente de la ONU. También invitó al mandatario chino, y avanza con la “diplomacia turquesa” sobre los mares australes con beneplácito de Canadá y los países del litoral Pacífico.
Redacción
El Presidente de la República de Chile, Gabriel Boric, anunció que en los próximos días visitará en continente antártico acompañado de del secretario general de la Organización Naciones Unidas (ONU), António Guterres. Se supo oficialmente también que la llegada a la Antártida, tiene como motivo “lucha contra la crisis climática que afecta a la región”.
Desde su asunción como primer mandatario trasandino, Boric puso a la cuestión antártica como “eje central en la gestión de gobierno”, y uno de los horizontes de la “diplomacia turquesa”. Recordemos que, en la Cumbre de las Américas de 2022, fue el mandatario chileno, quién más abogó por el establecimiento de una red de Áreas Marinas Protegidas en América, y que encontró el respaldo de los países ribereños del Océano Pacífico; principalmente Canadá.
Lógicamente, Chile extiende su política exterior hacia su porción soberana en Antártida y acciona diplomáticamente. Recordemos también que a mediados del año en curso, Boric estuvo en el continente blanco acompañado de parte de su Gabinete. Además, a propósito de las obras en materia de telecomunicaciones que China está haciendo en la porción chilena de dicho continente, el Presidente chileno invitó a su par asiático, Xi Jinping, a realizar un recorrido conjunto por las bases antárticas del país trasandino.
Se especula asimismo, que tales movimientos diplomáticos obedecen también a reforzar la posición chilena en ese continente, a raíz de las tensiones con nuestro país alrededor de los límites marítimos australes y las posiciones compartidas en materia de soberanía antártica con nuestros hermanos chilenos.
Hay un tema que ambos gobiernos esquivan. La influencia y la amenaza británica sobre el Atlántico y el Pacífico Sur, y obviamente sobre el continente antártico. Para el caso chileno, es conocida la alta influencia británica sobre los sectores conservadores, liberales y las Fuerzas Armadas; y su incentivo permanente al escalamiento del conflicto entre ambos países.
En el caso argentino, la disputa antártica con Gran Bretaña, se suma a la invasión que la corona europea sostiene sobre nuestro Atlántico Sur y sus pretensiones sobre el territorio antártico argentino (y también el chileno).
Lejos quedaron los espíritus de los acuerdos entre nuestros países entre 1947 y 1948, motorizados fundamentalmente por los entonces presidentes Juan Perón y Carlos Ibáñez del Campo, de soberanía compartida y trabajo conjunto.
Más allá de la presencia soberana nacional ininterrumpida por Argentina desde 1904, la acción diplomática al respecto por parte de los últimos gobiernos deja bastante que desear. De hecho se está dando lugar a la “diplomacia turquesa” desde nuestro país, con el impulso oficialista de la ley del “Agujero Azul”, y demás resignaciones.
Más allá de que la semana pasada, nuestro país dio por comenzada la “Campaña Antártica 2023-2024”, es evidencia que no estaría siendo suficiente.
Debemos recordar que en 1948 vence el Tratado Antártico, y tanto Gran Bretaña como la OTAN poseen claras intenciones de apoderarse del dominio argentino en Antártida.
La cizaña en la región siempre les dio resultado.
Boric está jugando fuerte en ese sentido. Sabe que el presidente electo argentino, Javier Milei, es probritánico y tendrá la oportunidad de consolidar la posición trasandina en el continente.
Fuente: Cancillería de la República de Chile / Agenda Malvinas / La Tercera / Archivo Chasqui Federal