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Gracias al litio, Argentina nos demuestra que la sustitución de importaciones es posible, conveniente y necesaria. Dos empresas están realizando importantes inversiones para fabricar insumos a demanda de la cadena del oro blanco.

Redacción

El auge del litio en Argentina, desviste cada día varios mecanismos geopolíticos propios de la división internacional del trabajo.

Por un lado, la dependencia absoluta hacia las cadenas mundiales del valor, que ponen a nuestro país en el rol de exportador de materias primas sin valor agregado, pero cuya explotación está organizada y ejecutada por empresas extranjeras y socios subsidiarios locales.

Por otro – y se nota mucho –, la fidelidad y apetencia de parte de los principales sectores políticos nacionales hacia la idea de que nuestro país se perpetue como semicolonia, de los más importantes centros industriales.

Tal es así, que incluso en el propio mercado internacional no están garantizadas todas las condiciones necesarias para que algunos de esos productos primarios sean explotados en bruto. Al haber reventado la industria nacional en todos sus planos durante los últimos 48 años, no existen proveedores nacionales de determinados insumos claves para la explotación del litio, y dada la condición de dependencia, importar tales productos es “caro” incluso para las multinacionales mineras.

Es ahí donde la guita aparece. Meses atrás comentamos sobre las inversiones para la ampliación de la capacidad de producción de carbonato de sodio por parte de la empresa ALPAT. Radicada en San Antonio Oeste, Río Negro, la firma, anunció semanas atrás una nueva inversión estimada en los 250 millones de dólares, de cara a producir 550 mil toneladas anuales.

El carbonato de sodio – conocido también como soda ash o soda Solvay -, es un producto que se utiliza para que reaccione con la salmuera y obtener carbonato de litio grado industrial que se utiliza para vidrios o cerámicas. Luego de este proceso, se aplica un “filtro”, que la humedad y se obtiene el carbonato de litio grado batería, que es el de mayor pureza.

Así, ALPAT, con esa inversión pasará de producir un promedio de 170.000 toneladas de carbonato de sodio a más de medio millón en el año. Alcalis de la Patagonia (Alpat), perteneciente al Grupo Indalo, es la única fábrica productora de soda Solvay de América del Sur. Es decir, tiene desde su creación en 2005, posee un mercado cautivo potencial que abarca la totalidad de nuestro subcontinente.

Pero acá no termina la cosa. ¿Qué le hace falta al carbonato de litio para obtener mayor valor agregado y por ende aplicaciones industriales más específicas, y que por ende complejizan el proceso manufacturero sobre el cual se aplica? Pues, transformarse en cloruro de litio.

¿Y cómo se logra eso? Aplicándole un proceso en base al ácido clorhídrico. ¿Y quién lo fabricará? Unipar, la firma radicada en Bahía Blanca, perteneciente a Solvay INDUPA.

Según la empresa, la misma realizará una inversión total de 80 millones de dólares de cara a acondicionar hacia la capacidad de producción a 35 mil toneladas anuales, en función de la demanda que de dicho insumo está realizando la cadena del litio.

¿Qué sucedía hasta ahora respecto de estos insumos? Básicamente se importaban.

¿Entonces, la sustitución de importaciones es posible, conveniente y necesaria? Por supuesto que sí. La clave está en quién conduce el proceso industrial, si el Modelo de Desarrollo Argentino con base en el Estado Empresario, o las empresas extranjeras en función de sus intereses en el mundo.

No es lo mismo. En juego está algo que se llama soberanía.

Fuente: Sudoesteba /Econojournal / El Cronista / Grupo Indalo / INDUPA

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