La autoridad que entiende sobre el acervo semillero nacional, impulsa una política que pretende terminar con el acervo semillero nacional en favor de organismo supranacionales.
Redacción
El Instituto Nacional de Semillas (INASE), a partir de la Resolución INASE 305/2023, determinó la obligatoriedad del uso de semilla básica certificada, de las distintas variantes de semillas híbridas con calificación para la exportación, en el marco de los Sistemas OCDE u AOSCA. Además, instauró el requerimiento de la incorporación en el Registro Nacional de Cultivares la información relativa a los componentes específicos de esas variedades híbridas.
En criollo, es la muerte del acerbo semillero nacional y la lenta instauración del sistema de royalties o derechos intelectuales sobre las semillas producidas en el país, sean estas destinadas a la exportación o para la producción local. EL argumento, es que la actividad “genera mano de obra calificada y aumenta el ingreso de divisas”.
Los requisitos, obedecen a mandatos de dos entidades supranacionales que lamentablemente Argentina integra: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (O.C.D.E.) y la Asociación de Agencias Oficiales de Certificación de Semillas (A.O.S.C.A.).
Ambas exigen que la semilla destinada al agricultor haya sido certificada por lo menos durante las 2 generaciones previas. Es decir, el lapso mínimo que les otorga a las multinacionales semilleras, la posibilidad de cobrar royalties directos a los productores agropecuarios.
Así, INASE resolvió que la semilla híbrida Clase Fiscalizada de Primera Generación bajo O.C.D.E. y A.O.S.C.A. será producida a partir de semilla parental certificada en las categorías Básica o Prebásica, o Fundación, respectivamente.
La normativa entrará en vigencia de la siguiente forma: para el caso del maíz y sorgo, a partir de la Campaña 2024-2025. Para el girasol y otras especies desde la campaña 2025-2026.
Con la promulgación de esta norma, el INASE busca afianzar sus sistemas de control y fiscalización en sintonía con los estándares internacionales, “entendiendo que brindar garantías en la trazabilidad robustece la actividad”.
Es decir, “robustece” a los de afuera, y entierra un poco más al pequeño y mediano productos.
Fuente: INASE